Peligro y oportunidad
En chino, la palabra crisis se escribe con
dos ideogramas: peligro y oportunidad.
México ocupa el 5° lugar a nivel mundial en lo que a diversidad lingüística se refiriere. Mientras que en toda Europa, por ejemplo, se hablan lenguas de cinco familias lingüísticas, en el territorio nacional tienen presencia once familias, 68 lenguas y 364 variantes de acuerdo con el Catálogo de las Lenguas Indígenas Nacionales que publicó en 2008 el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI). A nivel mundial esta riqueza cultural y lingüística se encuentra en peligro debido a los procesos de desplazamiento que enfrentan muchas lenguas. En el caso específico de México: de las 364 variantes lingüísticas, 64 se hallan en muy alto riesgo de desaparición, mientras que 43 de ellas están en alto riesgo, es decir que la tercera parte de las variantes lingüísticas que se hablan en el país podrían desaparecer en los próximos años (EMBRIZ y ZAMORA, 2012).
Familia lingüística: es un conjunto de lenguas cuyas semejanzas en sus estructuras lingüísticas (fonológicas, morfosintácticas y léxicas) obedecen a un origen histórico común.
Lengua o agrupación lingüística: Construcción social que remite a la memoria colectiva y a la relación del hombre con su medio ambiente, su entorno social y su desarrollo cultural (FARFÁN, CÓRDOVA, 2012).
Variante lingüística o dialecto: es una forma de habla que presenta diferencias internas con otras variantes de la misma agrupación o lengua.
Lenguas indígenas nacionales: La Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas reconoce que todos los idiomas indígenas que se hablan a nivel nacional tienen la misma validez que el español, por lo que es incorrecto y altamente peyorativo llamarlos dialectos.
Fuente: Catálogo de las Lenguas Indígenas Nacionales (INALI, 2008); Farfán y Córdova (2012).
A nivel nacional, este escenario es el resultado de políticas de unificación lingüística y cultural, en las que, desde el siglo XIX, se sustentó la consolidación del Estado-nación. Desde hace varias décadas, este modelo fue cuestionado desde diversos frentes, incluyendo a los hablantes de lenguas indígenas, académicos y algunas instituciones, quienes han pugnado por el reconocimiento y la valoración de la diversidad cultural y lingüística.
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...cada lengua expresa la creatividad con la que, a lo largo del tiempo, los diferentes grupos humanos han interpretado y construido su espacio, su historia, su identidad, sus relaciones con la naturaleza, consigo mismos y con otros grupos humanos. |
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Como es sabido, cada lengua expresa la creatividad con la que, a lo largo del tiempo, los diferentes grupos humanos han interpretado y construido su espacio, su historia, su identidad, sus relaciones con la naturaleza, consigo mismos y con otros grupos humanos. Como expresión del conocimiento que cada grupo ha generado en su devenir histórico, es posible afirmar que todas las lenguas son iguales y contienen respuestas únicas y originales (DÍAZ-COURDER
et al, 2005; Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas, 2003). En este sentido, la desaparición de una lengua supone también la pérdida del conocimiento ancestral que esa lengua aglutina, de esa particular visión del mundo. Frente a la situación de peligro de desaparición que enfrentan las lenguas, los hablantes y las comunidades indígenas en México han buscado frenar e incluso revertir el desplazamiento de sus lenguas, en contextos muy variados y cambiantes. La tenacidad de los grupos indígenas por mantenerlas vivas y vigentes abre un horizonte de retos y oportunidades en vías de construir una sociedad plural que se enriquezca de esta multiplicidad de voces, conocimientos y respuestas.
Al hablar de la diversidad lingüística en México, no podemos dejar de mirar la situación que se vive en el estado de Baja California. En este estado fronterizo podemos encontrar lenguas de al menos seis familias lingüísticas, pues además de las agrupaciones pertenecientes a la familia cochimí-yumana, hay hablantes de las familias lingüísticas yuto-nahua, oto-mangue, maya, tarasca y mixe-zoque, que de manera creativa dialogan y construyen espacios de respeto a la diversidad. Esto convierte a Baja California en un semillero de experiencias innovadoras en lo que toca a las oportunidades que supone la crisis de diversidad lingüística que enfrentamos a nivel mundial, como lo muestran algunas de las iniciativas de los hablantes por mantener vivas sus lenguas y culturas.
Canción "Flor hermosa" en Paipai. Interprete: Delfina.
Peligro: la pérdida y el desplazamiento de las lenguas
De acuerdo con el INALI, el estado de Baja California concentra al 90% de la población que habla alguna lengua de la familia cochimí-yumana (INALI, 2010b). El kiliwa, el cucapá, el paipai, el kumiai y el ku’ahl, lenguas pertenecientes a la familia cochimí-yumana, constituyen uno de los casos más críticos en lo que a lenguas en riesgo de desaparición se refiere, tomando en cuenta los tres indicadores que establece el INALI para determinar el grado de riesgo. Estos indicadores son:
el número total de hablantes, la vitalidad, es decir, el porcentaje de niños que hablan la lengua, y
la dispersión de los hablantes, lo que supone considerar el número de localidades en que se habla una lengua y el porcentaje de hablantes en cada una de ellas (EMBRIZ y ZAMORA, 2012). De acuerdo con este documento, una lengua está en muy alto riesgo de desaparición cuando hay menos de 100 hablantes, los niños hablantes de lengua indígena no rebasan el 25% del total de los hablantes, y éstos constituyen menos del 30% de la población total de la localidad o localidades en las que se habla una lengua indígena. Esta es la situación de las lenguas originarias de Baja California:
Fuente: Elaboración propia a partir de los indicadores de riesgo de desaparición propuestos por el INALI (Embriz y Zamora: 2012)
En el caso de las lenguas yumanas, respecto a la dispersión, es importante considerar que además de estar presentes en Baja California, algunos hablantes de estas lenguas viven, en lo que fuera su territorio tradicional, en el estado de Sonora y en los estados estadounidenses de California y Arizona. Tal es el caso de los cucapá que habitan en San Luis Río Colorado, Sonora y en Somerton Arizona; el de los kumiai que se encuentran también en algunas reservaciones en el estado de California; o de los paipai, quienes recientemente restablecieron contacto con los havasupai, hualapai y yavapai que habitan en el estado de Arizona (GARDUÑO, 2001).
Mapa 1. Distribución geográfica de las lenguas yumanas en México y Estados Unidos.
La situación de riesgo de estas lenguas es evidente. Por ejemplo, en lo que toca al número de hablantes es importante considerar que sólo hay cinco hablantes de kiliwa, que los hablantes de cucapá no rebasan la treintena y que los idiomas paipai y kumiai tampoco superan el número de cincuenta hablantes. A esto se añade que, en términos de vitalidad, la mayoría de los hablantes son personas mayores, además de que las localidades en las que se hablan estas lenguas son escasas y los hablantes se encuentran dispersos. Por ejemplo, los cinco hablantes de kiliwa viven en tres localidades: el Ejido Tribu Kiliwas, el Valle de la Trinidad y la ciudad de Ensenada. Los de paipai se localizan mayoritariamente en la Comunidad Indígena de Santa Catarina, pero también tienen presencia en San Isidoro, en el Valle de la Trinidad, en el Ejido Héroes de la Independencia y en Ensenada. Los hablantes ku’ahl habitan en Santa Catarina y también en Ensenada. Por su parte, algunos hablantes de cucapá se encuentran en El mayor Cucapá y en Pozas de Arvizu, Sonora, mientras que en localidades como El indiviso, donde viven también los cucapá, no hay hablantes. Finalmente, los hablantes de kumiai se distribuyen en dos municipios principalmente, en las comunidades de Juntas de Nejí en Tecate, San José de la Zorra, San Antonio Necua y La Huerta en el municipio de Ensenada.
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Podría considerarse que en este fenómeno participan no sólo los hablantes o las comunidades indígenas, sino la sociedad que discrimina y que limita el uso de las lenguas... |
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Además de los tres indicadores que establece el INALI para determinar la situación de peligro de una lengua, hay que tener en cuenta que los espacios cotidianos en los que se usan estas lenguas son cada vez más reducidos. La reducción de espacios de uso de una lengua implica que paulatinamente ésta pierda sus funciones sociales como medio de expresión y cohesión al interior de un grupo: la interacción, la creatividad, el pensamiento y la identidad de una comunidad dejan de transmitirse en la propia lengua. Esto supone un deterioro en la adquisición de valores, pensamientos y tradiciones en las futuras generaciones, que pierden la oportunidad de adquirir su lengua de forma natural mediante la transmisión intergeneracional. Durante décadas, los indígenas optaron por el uso del español, tanto fuera y dentro de la comunidad, para acceder al trabajo, los servicios y al interior de sus propias familias como una estrategia para evitar la discriminación hacia ellos o hacia sus hijos. Así, resulta claro que las lenguas estén en peligro de desaparición porque han dejado de usarse. Esto significa que los hablantes mueren, que los espacios de uso se reducen a favor del uso de otras lenguas –como el español en este caso–, o bien, que el propio idioma deja de usarse en la crianza y la socialización de los niños al interior de las familias y comunidades.
Como se señaló, en el caso de México este fenómeno de desplazamiento lingüístico es resultado de un proceso social más amplio, de carácter histórico y estructural, en el que inciden factores como la discriminación, el uso mayoritario del español en los espacios públicos, la migración de la población hablante fuera de la comunidad en la que se usa la lengua indígena o bien, el hecho de asociar las lenguas indígenas con el pasado y verlas como un obstáculo para recibir los beneficios de la modernidad y el desarrollo. En este sentido, podría considerarse que en este fenómeno participan no sólo los hablantes o las comunidades indígenas, sino la sociedad que discrimina y que limita el uso de las lenguas, a pesar de los avances que existen en términos jurídicos a fin de garantizar la diversidad cultural y los derechos lingüísticos de los pueblos indígenas.
Oportunidad: la revitalización lingüística
Frente a la situación de peligro de desaparición que enfrentan las lenguas de la familia cochimí-yumana en Baja California, desde hace al menos un par de décadas distintos actores se han dado a la tarea de tomar acciones. Varias instituciones gubernamentales, organizaciones civiles, instituciones educativas, e incluso personas independientes han buscado promover la revitalización del kiliwa, ku’ahl, cucapá, paipai y kumiai, sumándose a los esfuerzos y preocupación de la población indígena frente al desplazamiento de sus lenguas.
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Una forma que ha encontrado esta joven aprendiz para motivar el uso del kumiai entre los niños ha sido crearles la necesidad de usarlo: en el comedor escolar de La Huerta la comida se pide en kumiai. |
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Desde la década de 1980, el Instituto Indigenista Interamericano definió la revitalización lingüística como un “conjunto de acciones encaminadas a frenar la desintegración paulatina o acelerada de los sistemas lingüístico-culturales de los pueblos indígenas, estimular su supervivencia y desarrollo integral, según sus propios cánones” (1987). Desde esta perspectiva, la revitalización lingüística debe entenderse no sólo como un proceso lingüístico, sino principalmente como un proceso social (FLORES y CÓRDOVA, 2012), en el que los propios hablantes y las comunidades indígenas son quienes ocupan el papel protagónico. En este mismo sentido, vale la pena aclarar que se prefiere el término revitalización frente a otros como preservación, buscando hacer énfasis por un lado en que estos procesos dependen ante todo de fuerzas que se originan al interior de las comunidades y, por otro, a que la lengua y los hablantes están sujetos a un contexto social más amplio, que es dinámico Y cambiante. Es decir, que aun enfrentando una situación de peligro, se trata de lenguas vivas, cuya vida depende del contexto y, sobre todo, de sus hablantes. Entender la revitalización lingüística como un proceso social implica también reconocer que no hay fórmulas universales o mágicas que aseguren su éxito. La creatividad y la constancia son los principales pilares de la revitalización, pues los espacios en los que ésta se da son particulares, a veces únicos. Así, las propuestas y metodologías de revitalización deben responder o adecuarse a las necesidades de los hablantes y no viceversa.
Esto no quiere decir que no haya experiencias previas que puedan orientar las acciones que las comunidades indígenas emprenden para revitalizar sus lenguas. En el caso de Baja California, el trabajo de revitalización que se ha emprendido en los últimos años retoma elementos de metodologías como la del nido de lenguas, el maestro-aprendiz, la enseñanza de lenguas indígenas como segundas lenguas o los campamentos de inmersión lingüística, en las que la lengua es considerada como una práctica social comunicativa. Todas estas metodologías priorizan el uso oral de las lenguas y buscan generar y recuperar espacios de uso, partiendo principalmente del hogar y reconociendo que hay otros importantes como la escuela y la comunidad.
Experta hablante de kiliwa. Foto: Eva Caccavari Garza.
Desde este punto de partida, y basándose en esfuerzos previos, en la actualidad los miembros de las agrupaciones lingüísticas de la familia cochimí-yumana encabezan varias iniciativas de revitalización lingüística que sientan precedentes a nivel nacional. Entre los kiliwas, por ejemplo, en 2012 se emprendió una propuesta orientada hacia la revitalización lingüística, a partir de la técnica de maestro-aprendiz, que involucra a una hablante experta y a una joven interesada en recuperar su lengua. La técnica de maestro-aprendiz surgió en la década de 1970 en Estados Unidos, en contextos en los que hay un número muy reducido de hablantes. Esta técnica descansa en la convivencia continua y en la realización de actividades cotidianas en las que participan el hablante y el aprendiz. Su éxito depende ante todo del compromiso, la creatividad y las posibilidades que los participantes tienen para compartir sus tiempos y sus actividades. Por otro lado, y considerando que los hablantes de kiliwa viven dispersos en tres localidades, otra hablante impulsó la enseñanza de kiliwa con sus hijas adultas. Ellas se reúnen en la ciudad de Ensenada y han ido descubriendo estrategias y actividades que facilitan su aprendizaje, incluyendo la realización de pequeñas obras de teatro y la elaboración de juegos como un memorama en lengua kiliwa.
Niños paipai de San Isidoro, aprendiendo su lengua en Valle de la Trinidad, Baja California. Foto: Luis Antonio Gómez.
Por su parte, los paipai de San Isidoro que viven en el Valle de la Trinidad iniciaron, también en 2012, un proyecto para enseñar su idioma. Con el compromiso de dos hermanos, los pequeños que viven fuera de la comunidad han encontrado un espacio para volver a escuchar y practicar el paipai. A partir de esta experiencia, los niños que participan han revalorado su identidad étnica y se sienten orgullosos de ser indígenas paipai, involucrándose aún más con la reproducción de su cultura y de su lengua. Además, esto ha incluido retomar la realización de su fiesta tradicional. Esta iniciativa fue retomada también por un grupo paipai en la Comunidad Indígena Misión de San Catarina; se trata de una familia integrada por varios niños pequeños, algunas madres que entienden el paipai pero no lo hablan y una abuela que quiere que sus nietos vuelvan a usar su idioma.
Por otro lado, los kumiai de Juntas de Nejí y anexas iniciaron, en 2011, un exitoso proyecto de revitalización llamado
Shaak kumiai tipei awey (mujeres que hablan en kumiai), mejor conocido como el Proyecto Abuelas. Este proyecto, impulsado por siete abuelas kumiai, se sustenta en la convivencia cotidiana de las abuelas con sus nietos, puesto que la generación intermedia no tuvo oportunidad de aprender el kumiai. Innovador en muchos sentidos, este proyecto se apoya en la metodología del nido de lenguas pero se ha adecuado al contexto y necesidades de los participantes. Los nidos de lenguas surgieron entre los maoríes de Nueva Zelanda, quienes, tras haber tomado conciencia de la situación de desplazamiento en que se encontraba su lengua, se dieron a la tarea de crear espacios que permitieran a los niños volver a adquirir su lengua como lengua materna.
También entre los kumiai de San José de la Zorra han surgido grupos de trabajo para la revitalización de la lengua en el que participan abuelas, madres y nietos, tratando de generar espacios en los que el kumiai vuelva a usarse de manera cotidiana. Este proyecto cuenta, además, con el apoyo de los profesores de la escuela primaria, quienes con la ayuda de hablantes expertos realizan día con día actividades escolares en lengua kumiai. El esfuerzo que se realiza en esta comunidad involucra a algunas familias y a la escuela, de modo que el trabajo que se hace en cada uno de estos espacios se ve fortalecido por los otros. En la comunidad de La Huerta, los kumiai también han emprendido acciones de revitalización; éstas descansan en el trabajo cotidiano de una madre hablante de kumiai y su hija adulta, quien además desarrolla actividades con los niños del comedor escolar con los que convive diariamente. Una forma que ha encontrado esta joven aprendiz para motivar el uso del kumiai entre los niños ha sido crearles la necesidad de usarlo: en el comedor escolar de La Huerta la comida se pide en kumiai.
Actividades de enseñanza de lengua kumiai en La Huerta, Baja California. Foto: Luis Antonio Gómez.
Finalmente, los cucapá han encontrado en la enseñanza de cantos tradicionales una estrategia importante para impulsar la revitalización de su lengua, de modo que niños y cantantes dan nueva vida a las palabras cucapá. Este trabajo se complementa a su vez con el que una familia realiza en casa con los niños, involucrando a las madres y a la abuela, así como con un grupo conformado por varias adultas, algunos niños y una hablante que pacientemente les habla y les enseña cucapá.
Adicionalmente, todos estos esfuerzos se han visto motivados por actividades que se desarrollan fuera de las comunidades, desde los eventos de difusión, las exposiciones en museos o la publicación de libros y de documentales que abordan las temáticas de la revitalización y de la situación de las lenguas y culturas de los pueblos yumanos. En este sentido, por ejemplo, en 2012, el Instituto de Culturas Nativas de Baja California, junto con el INALI, promovieron la realización de un Concurso de cantos y cuentos tradicionales y contemporáneos en lenguas yumanas. Este concurso, realizado en el marco de un festival cultural denominado Nativa, fue el espacio en el que niños, jóvenes, adultos y personas mayores compartieron con la sociedad en general algunas de sus tradiciones orales, así como manifestaciones más contemporáneas. En este espacio los bajacalifornianos tuvieron la oportunidad de escuchar las lenguas indígenas originarias del estado, a través de la narración de cuentos y la presentación de cantos tradicionales y actuales que interesan también a los más jóvenes.
Sin lugar a dudas, estos proyectos todavía enfrentan muchos retos, más aun considerando que la revitalización de las lenguas es un proceso que supone resultados a mediano y largo plazo, y que requiere no sólo del compromiso de los hablantes, las familias y las comunidades indígenas, sino de un contexto general más amplio que le sea favorable.
Conclusiones
Las experiencias que han generado los grupos indígenas kiliwa, paipai, kumiai y cucapá de Baja California para asegurar la revitalización de sus lenguas pueden ser aleccionadoras en muchos sentidos. En primer lugar, es importante señalar que los protagonistas de estos procesos son los propios indígenas y dependen en gran medida de su interés y compromiso. Cada uno de los proyectos de revitalización que se desarrollan en la actualidad surge en condiciones muy particulares, en las que factores culturales, políticos, sociales y hasta geográficos tienen incidencia. Es por esto que no hay que buscar fórmulas mágicas o recetas secretas, sino debe apelarse a la creatividad y la constancia de los participantes.
Por otro lado, como es bien sabido, la suma de esfuerzos es necesaria para cualquier iniciativa que pretenda tener éxito, de modo que el soporte que la
comunidad, las instituciones y la sociedad en general puedan dar a estas experiencias son fundamentales. Cada actor tiene alcance a medios y ámbitos diversos, a partir de los cuales pueden fortalecerse estas iniciativas. Finalmente, aunque los retos son muchos y el camino por recorrer es largo, no hay esfuerzo insignificante en la aventura que encabezan estos pueblos. Efectivamente las lenguas de estos grupos están en riesgo de desaparición, pero esta situación supone una oportunidad de revitalización lingüística y de aprendizaje para la sociedad en general, en vistas de crear una sociedad justa y plural.
Bibliografía
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COUDER, E., et al. Pluralismo Lingüístico. Directrices generales para Políticas Institucionales, México: Universidad Pedagógica Nacional/UNESCO, 2005.
EMBRIZ, A, Zamora, O. México. Lenguas indígenas nacionales en riesgo de desaparición, México: INALI, 2012.
FLORES, J; Córdova, L. . México: INALI, Linguapax, CIESAS, 2012.
GARDUÑO, E. “De comunidades inventadas a comunidades invisibles: Hacia un marco teórico para el estudio de los yumanos en Baja California”, Estudios Fronterizos, 2001, 2 (4), p. 19-48.
Instituto Indigenista Interamericano, “Anteproyecto para el programa regional de revitalización Lingüística”, América Indígena, 1987, 3 (47), p. 400-409.
INALI. Programa de revitalización, fortalecimiento y desarrollo de las lenguas indígenas nacionales, 2008-2010. PINALI, México: INALI, 2009.
–Catálogo de las Lenguas Indígenas Nacionales, México: INALI
–Lenguas en riesgo: La familia cochimí-yumana. Sistematización de las encuestas aplicadas en las localidades de asentamiento histórico de la familia lingüística cochimí-yumana, en Baja California, diciembre de 2008. México: INALI (Documento no publicado), 2010.
“Ley General de Derecho Lingüísticos de los Pueblos Indígenas”, Diario Oficial de la Federación, México, Distrito Federal, 13 de marzo de 2003.