Los dinosaurios son, para algunos, los animales más exitosos y populares que han habitado sobre la tierra. Su origen se remonta al llamado periodo Triásico, una de las tres divisiones de la Era Mesozoica, hace aproximadamente 235 millones de años. Y si estamos de acuerdo en que son los antecesores de las aves, puede decirse que aún viven, cohabitan y son el ingrediente principal de muchos de nuestros platillos cotidianos.
Estos animales tienen, dentro de la clasificación taxonómica de los seres vivos, su propia clase llamada Dinosauria, es decir, que poseen características que los hacen únicos y los separan del resto de los animales, como son, las estructuras en el cráneo, las vértebras del cuello o la cintura pélvica, además de una postura erguida que les permitía vivir sobre las antiguas masas continentales de una manera efectiva y ocupar así diferentes nichos ecológicos.
Y es de los dinosaurios de lo que tratará este número de la
Revista Digital Universitaria. Para este fin, los estudios que incluye esta edición se dividen en dos ejes temáticos: en primer lugar, los estudios actuales que se realizan en México, y, en segundo lugar, las manifestaciones de los dinosaurios en la cultura y el arte. En este primer bloque entra el trabajo de José Luis Gudiño, “Dinosaurios de México: ¿Cuántos?, ¿cuáles? y ¿en dónde?”, en el que hace un análisis bibliográfico de los estudios que se han realizado en el país de estos fósiles, destacando de ella el libro
El registro fósil de los dinosaurios de México, en el que se realizó un análisis integrativo de todos los datos, permitiendo una evaluación del estado actual sobre el conocimiento de este grupo de animales en México.
Cabe también, en esta primera parte, “Los dinosaurios de México: su historia contada por huesos y dientes” de Ángel Alejandro Ramírez Velasco y René Hernández Rivera, que da a conocer a los lectores sobre el registro óseo y dental de los dinosaurios mexicanos, mismo que ha aumentado en el transcurso de los últimos años, en yacimientos localizados en Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Tamaulipas y Michoacán, entre otros estados. “Las huellas de dinosaurios en México y su estudio”, de Ricardo Servín Pichardo, nos habla sobre la información biológica que ofrece el estudio de las huellas de dinosaurios, y ofrece un vistazo sobre los registros icnológicos (es decir, de las huellas fosilizadas) de dinosaurios en México, ubicados en Oaxaca, Michoacán, Puebla, Durango, Chihuahua, Coahuila y Sonora. Finalmente, “Los lagartos tiranos que gobernaron México”, de Carlos Alberto Hernández, habla sobre uno de los dinosaurios más emblemáticos: los tiranosaurios, y su presencia vista en el registro fósil de las especies que probablemente vivieron en México durante el periodo Cretácico:
Albertosaurus,
Aublysodon,
Daspletosaurus y
Labocania anómala.
El siguiente eje temático que comprende el presente número de la RDU gira en torno a la cultura y el arte, enriqueciendo la perspectiva del estudio de estos prehistóricos animales. “Paleontoarte, imaginando con límites”, de la mano de José Luis Martínez Díaz, nos habla sobre el
paleontoarte, disciplina encargada de la representación de la vida del pasado, tomando en cuenta aspectos científicos y artísticos. Así, da a conocer al lector curioso las principales obras que han recreado, desde el siglo XIX y hasta las técnicas modernas de ilustración digital, la vida de los dinosaurios. Cierra el número Almícar Amaya con “Dinosaurios en la cultura: una lectura veloz”: un repaso sobre la importancia de los dinosaurios en la cultura a lo largo de los últimos cien años en la literatura, cine y televisión.
Sirva este número para conocer los estudios que se realizan actualmente en el país; para conocer, cada vez mejor, a los siempre intrigantes dinosaurios.