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La minificción iberoamericana

Títulos en la minificción

Adriana Azucena Rodríguez
  • Uno
  • Dos
  • Tres

Introducción

La minificción, en sus diferentes modos de realización reciente (epigrama, aforismo, minicuento, microrrelato, etcétera) tiende a un particular uso de los títulos. Lauro Zavala, como parte de las pautas de análisis del microrrelato, sugiere establecer los rasgos del título mediante estos planteamientos:
  • ¿Qué sugiere el título?
  • Sintaxis: Organización gramatical
  • Polisemia: Diversas interpretaciones posibles del título
  • Anclaje externo: Umbral con el universo exterior al texto
  • ¿Cómo se relaciona con el resto del cuento?
  • Anclaje interno: Alusión a elementos del relato (ZAVALA, s/f )
  • Esto no implica en que todos los microrrelatos, de manera invariable, se concedan esa importancia al título; no obstante, es uno de los recursos capaces de organizar una suma de materiales cada vez mayor. Los títulos constituyen lo que Gérard Genette define como paratextos, aquellos mensajes que acompañan al texto, “una serie más o menos larga de enunciados verbales más o menos dotados de significación” (GENETTE, 2001), que establecen una relación entre texos:
    El segundo tipo [de relación transtextual] está constituido por la relación, generalmente menos explícita y más distante, que, en el todo formado por una obra literaria, el texto propiamente dicho mantiene con lo que sólo podemos nombrar como su paratexto: título, subtítulo, intertítulos, prefacios, epílogos, advertencias, prólogos, etc.; notas al margen, a pie de página, finales; epígrafes; ilustraciones; fajas, sobrecubierta, y muchos otros tipos de señales accesorias, autógrafas o alógrafas, que procuran un entorno (variable) al texto y a veces un comentario oficial u oficioso (Genette, 1989).

    La inclusión de estos acompañamientos tiene un propósito relacionado con el lector o el público, un espacio de búsqueda de una lectura “más pertinente […] a los ojos del autor y sus aliados” (GENETTE, 2001). Así lo advertía desde Palimpsestos: “Es uno de los lugares privilegiados de la dimensión pragmática de la obra, es decir, de su acción sobre el lector —lugar en particular de lo que se llama, desde los estudios de Philippe Lejeune sobre la autobiografía, el contrato (o pacto) genérico—“ (GENETTE, 1989). El propósito de este trabajo es analizar el funcionamiento de los tipos de paratextos en la minificción, particularmente en lo que respecta a los títulos y subtítulos.

    Teoría de los títulos

    El primer paratexto visible para el lector, aquél que difícilmente evadirá —a diferencia de prólogos, epílogos o notas al pie—, es el título, un elemento de la obra poco estudiado, como señala Roland Barthes al analizar el texto como un mecanismo de relaciones entre los elementos internos y externos de la obra.1 El teórico francés menciona la necesidad impuesta de titular un texto y las funciones de anuncio, límite e indicación implicadas en el título:
    La función del título no ha sido bien estudiada, al menos desde el punto de vista estructural. Lo primero que puede decirse es que la sociedad, debiendo por motivos comerciales asimilar el texto a un producto, a una mercancía, ha necesitado operadores de la marca: el título tiene por función marcar el comienzo del texto, es decir, constituirlo en mercancía. Todo título tiene, pues, diversos sentidos simultáneos, de los cuales, al menos, estos dos: 1) lo que él anuncia, ligado a la contingencia de lo que le sigue; 2) el anuncia de que un pedazo de literatura habrá de seguir (es decir, de hecho, una mercancía); dicho de otro modo, el título tiene siempre una doble función: enunciadora y deíctica.
    Begoña Díez Sáenz, en su artículo dedicado a la minificción, parte de la operatividad del texto para apuntar que el microrrelato extiende múltiples posibilidades comunicativas, incluyendo su difusión electrónica. Su preocupación central es la función cognitiva del título en el microrrelato, por lo cual considera la existencia de una relación de interdependencia entre co-textos, es decir, el título y el contenido:
    La titulación en el microrrelato formaría parte misma del texto que a su vez “se muestra separable en cierta manera de él ya que es el portavoz de las intenciones del autor” (TRABADO CABADO, 2004), puesto que la relación que se establece es de interdependencia entre ambos, ya que el título posee una dimensión autónoma pero no autotélica, por que [sic.] lo que no hay que hablar de independencia respecto del texto sino de interdependencia y de relación dialéctica entre ambos. Considero por lo tanto que el título en la minificción no se articula como un elemento paratextual situado fuera del cuerpo del texto, sino como parte de éste, con su propia literariedad, que junto con el co-texto formarían una unidad narrativa, valorándolo como un microtexto autónomo pero independiente, ya que no sólo identifica al microrrelato sino que además influye en su lectura (DÍEZ, 2011).
    Para confirmar o refutar la propuesta de Díez, es necesario contrastarla con una teoría más general acerca de los títulos: Miguel Ángel de la Fuente enumera las funciones de los títulos en todo tipo de textos según su aportación a la decodificación lectora. Parte de funciones previas a la lectura, simultáneas a la lectura y posteriores a la lectura.


    Foto: joseavi1974

    En el primer caso, funciones previas, ubica la denominativo-diferenciadora, que permite distinguir una obra de otra, por lo que el título “debe tener fundamentalmente tres características: ser único […], que sea relativamente manejable […] y fácil de retener en la memoria” (DE LA FUENTE, 1997-1998).2 La función referencial del título radica en indicar el contenido de la obra, anticipa sus elementos constitutivos, cualquiera que sea su género, mediante títulos referidos: a la trama (lo fundamental, una parte de ella o un comentario interpretativo alusivo a ella), al protagonista, sea personaje u objeto; a la localización espacial o temporal; al modo en que transcurre la acción, el tratamiento o enfoque, y al destinatario del texto.

    Realizan estas funciones “La rana que quería ser una rana auténtica”, “La oveja negra”, “Volver a Casablanca” o “A Circe”, de Augusto Monterroso, Juan Armando Epple y Julio Torri, respectivamente. Su efectividad radica en la elección de los términos, tanto a nivel fónico como semántico, capaces de suscitar expectativas. Sin la combinación de tales factores, puede resultar poco efectiva por el exceso de información. Esta función puede contener una clave o indicación intertextual, como muestran los ejemplos. Al llegar al final, el lector deberá reconocer, si lo desconocía, el referente y cerrar el sentido de la relación entre título y contenido.

    De la Fuente agrega los títulos engañosos: pretenciosos —prometen más de lo que el texto ofrece—, humildes —prometen menos—, y falsos —ofrecen una cosa diferente a la que el texto contiene en realidad (1997-1998). El autor advierte la posibilidad de enumerar los recursos para agregar a esta función referencial una función expresiva como títulos interrogativos. Agrega, además, la posibilidad de que existan “títulos sin obra: los títulos supervivientes, de obras perdidas, definitivamente o no; títulos proyecto, que no cuajaron en obra real […]; y títulos patraña, inventados atribuidos a autores y puestos en circulación como broma” (Ibid).


    El primer paratexto visible para el lector, aquél que difícilmente evadirá —a diferencia de prólogos, epílogos o notas al pie—, es el título, un elemento de la obra poco estudiado [...]
    Una reciente antología, ¡Nocauts!, microrrelato internacional de boxeo, incluye algunos casos de títulos engañosos: el falso, asociado a la ironía que, en su sentido retórico, consiste en declarar lo contrario de lo que en realidad se quiere decir, y el título es la declaración velada de esa verdad oculta, como en “Golpe de Mandela”, cuyo contenido, evidentemente, opuesto al ofrecido por el título: “era el mejor golpe que le había visto a un atleta de la talla de Mandela, quien derribó a un terrible oponente con un nocaut que sencillamente salió de sus labios: —La paz es el camino” (2015). Otro caso frecuente de engaño en el microrrelato es el Sin título, que evade —falsamente— la obligatoriedad de la porción de literatura que se ofrece al lector.3

    En cuanto a las funciones de los títulos simultáneas a la lectura, De la Fuente señala cuatro posibilidades: jerarquización —mediante números o enunciados—; orientación o creación de expectativas para facilitar la comprensión de los textos —una explicación recíproca entre el título y la obra—; repetición —reitera el contenido de la obra—, o adición —mediante un dato decisivo para su enfoque o comprensión (1997-1998). Con una intención paródica, se suele numerar series de minificciones o secciones. La antología ¡Nocauts! incluye doce apartados titulados “Rounds”, en alusión al box. La inserción de otros géneros, característica de la minificción, suele apoyarse en el título, pues alude a uno ajeno al narrativo-ficcional (“Entrevista al campeón retirado”).

    Por último, De la Fuente enumera las funciones posteriores a la lectura: “la fusión de título y contenido del texto, como sucedería con el significante y el significado de cualquier palabra” (1997-1998). El título es un indicio que el lector debe resolver, como en “Sus últimas palabras” de René Avilés Fabila: “…se percató que estaba dentro de un ajustado ataúd, muerto y sepultado: —Ahora sí —dijo calmado, en su habitual lenguaje— ni para dónde moverme” (GUEDEA, 2013). Tal vez, los títulos más característicos del microrrelato son los que forman parte de la historia y contribuyen a la brevedad, como en “Vísperas”: “—Si sientes que la vida da muchos golpes, Virginia, ¿por qué te casas con un boxeador?” (FLORES, 2015), en la cual el título indica que la reconvención se pronuncia en vísperas de la boda. Otra posibilidad es la de incluir un posible cierre, Manuel Mejía Valera plantea Adivinanzas, cuya respuesta funciona como título, puesto al final de cada texto, de cabeza (1988).

    Por supuesto, un título puede tener más de una de esas funciones. Por lo pronto, queda por explorar otro aspecto: el de las antologías y el propósito organizador de cada compilador.


    1 En los años setenta, Roland Barthes cerraba su periodo estructuralista a cambio de un análisis textual, en el que proponía la obra como texto, en tanto que tejido de voces y significancia, “una producción que va haciéndose, ‘enchufada’ sobre otros textos, otros códigos, articulada de ese modo sobre la sociedad, la Historia”.

    2 De la Fuente señala los problemas de la diferenciación. En ocasiones, coinciden los títulos y esto se resuelve usando títulos numerados o anotarlos seguidos del nombre del autor; otro problema es el de la doble nomenclatura (Perfil del aire y Primeras poesías, fueron títulos elegidos por el mismo autor, o los títulos cambiados al traducirlos de una lengua a otra).

    3 “En este texto se esconde un cuento-boxeador. No quiere dar la cara porque nunca pudo derribar a lector alguno. No tuvo un mánager como Jack London, Ernest Hemingway o Julio Cortázar. […]; por ello, el cuento-boxeador se ha alejado de los gimnasios, ahora se gana la vida limpiando los pasillos y callejones de la presente antología.” (FLORES, 2015).



    Títulos y subtítulos en antologías

    La organización de los textos breves en apartados está registrada en los primeros proyectos teórico-críticos sobre la minificción: El libro de la imaginación, por ejemplo. Incluye, en este orden, los capítulos o apartados: “Enigmas” —que incluye textos con títulos como “Página asesina”, “La advertencia”, “El que no tiene nombre”, “El castillo”, “La voz”, “El velo” y “El enigma”— “Algunos sueños”, “Insomnios”, “De fantasmas”, “Espejos”, etcétera. Apartados arbitrarios, caóticos: se trata de una clasificación paródica que parece negar, justamente, la posibilidad de establecer un orden en una materia tan extensa, la anhelada sistematización estructural del lenguaje poético. Este modelo de organización por apartados ha servido para diversos volúmenes de minificción, sobre todo en los últimos años, en que el género ya parece estar legitimado.

    En el año 2000, Lauro Zavala publicó una de las primeras antologías propiamente dedicadas al género considerado como tal. El paratexto indica una organización de dos partes: una histórica y otra de posibilidades temáticas: “La primera parte está formada por las primeras ocho secciones, en cada una de las cuales presento una selección de minificciones que han sido tomadas de un mismo libro, y que por lo tanto forman parte de un mismo proyecto literario” (ZAVALA, 2000). Los apartados llevan como título, entonces, los nombres de los autores de ese proyecto literario, es decir, los títulos de sus libros: Eduardo Galeano, con el subtítulo “Los orígenes”; Juan José Arreola, con “Bestiario”; Augusto Monterroso, con “Fábulas”.


    La organización de los textos breves en apartados está registrada en los primeros proyectos teórico-críticos sobre la minificción [...]
    En la segunda parte, “los minitextos están aglutinados alrededor de varias posibilidades temáticas: universos creados por la palabra, historias de amor evocadas en pocas palabras…” (Ibid), por ejemplo, “Retratos”, “Sirenas”, “Dinosaurios”. El propósito de la organización apunta a la necesidad teórica de establecer una tradición y justamente a ese catálogo de posibilidades temáticas fijadas por su recurrencia, en un momento en que el género se afirmaba por autores más reconocidos y proyectos creativos específicamente dedicados al género.

    En adelante, las antologías siguieron criterios de selección similares: por autores y temas. Se ocupan exclusivamente de autores las antologías Por favor, sea breve 1 y 2 (2001 y 2009) de Clara Obligado, El canto de la salamandra (2013) de Rogelio Gedea, o Alebrije de palabras (2013) de Fernando Sánchez Clelo y José Manuel Ortiz. En tanto que otras antologías tienen temas planteados ex profeso por sus compiladores; éstos hacen muy evidente el paratexto —títulos y prólogos—: La música de las sirenas (2013) de Javier Perucho.

    Conclusiones

    Difícilmente se podría afirmar que el microrrelato se caracteriza por un particular empleo del título, si bien se vale de la inmediatez de la relación entre título y contenido, y, en ocasiones, aprovecha al máximo las funciones del título o funciona como una orientación engañosa a fin de que el lector reconozca el entramado del engaño. Estos rasgos contribuyen al efecto de la obra, por lo cual es posible valorar un microrrelato por ese uso de las posibilidades del título. fin

    Bibliografía

    BARTHES, Roland, “Análisis Textual de un cuento de Edgar Poe”, en Lingüística y literatura, Xalapa: Universidad Veracruzana, s/f, pp. 149-173.

    DE LA FUENTE GONZÁLEZ, Miguel Ángel, “Funciones de los títulos en la decodificación lectora” en Tabanque, 1997-1998, Núm. 12-13, pp. 185-201.

    DÍEZ SÁENZ, Begoña, “El título en la minificción de José María Merino. Ensayo de una tipología” en Atas do Simpósio Internacional “Microcontos e Outras microformas”, octubre 2011, Portugal, [en línea]: <http://ceh.ilch.uminho.pt/publicacoes/cehum_simpomicro_begonasanz.pdf>, [Consulta: 12/02/16].

    FLORES ESCOBAR, Aldo (sel.), ¡Nocauts!, microrrelato internacional de boxeo, Puebla: BUAP-Dir. de Fomento Editorial, 2015.

    GUEDEA, Rogelio (sel.), El canto de la salamandra. Antología de la literatura brevísima mexicana, México: Arlequín, 2013.

    GENETTE, Gérard, Palimpsestos. La literatura en segundo grado, trad. Celia Fernández Prieto, Madrid: Taurus, 1989.

    ________, Umbrales, tr. Susana Lage, México: Siglo XXI, 2001.

    MEJÍA VALERA, Adivinanzas, México: UNAM, 1988.

    VALADÉS, Edmundo, El libro de la imaginación, México: Fondo de Cultura Económica, 2015.

    ZAVALA, Lauro (sel.), Relatos vertiginosos. Antología de cuentos mínimos, México: Alfaguara, 2000.

    ________, Minificción contemporánea. La ficción ultracorta y la literatura posmoderna. Notas de curso. Notas de curso, Universidad Autónoma de Guanajuato, s/f, [en línea]: <http://www.laurozavala.info/attachments/Notas_Minificcin.pdf>,[Consulta: 12/02/16].


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    2016 Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons
    Adriana Azucena Rodríguez
    Doctora en Literatura Hispánica.

    Adriana Azucena Rodríguez Licenciada en Lengua y Literaturas Hispánicas y doctora en Literatura Hispánica. Profesora-investigadora en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, autora del libro Coincidencias para una historia de la narrativa mexicana escrita por mujeres (UNACH, 2014).








    Actualizado hasta julio, 2016.


    RODRÍGUEZ, Adriana Azucena "Títulos en la minificción", Revista Digital Universitaria, 1 de julio de 2016, Vol. 17, Núm. 7. Disponible en Internet: <http://www.revista.unam.mx/vol.17/num7/art50/index.html> ISSN: 1607-6079.

    Títulos en la minificción

    Adriana Azucena Rodríguez

    En este trabajo se analiza el funcionamiento de los títulos de las minificciones con el objetivo de esbozar una tipología de las funciones de los mismos. Se parte del poco interés que se le ha brindado a esta parte de la minificción, para luego establecer una teoría general de los títulos que se aplicará a algunos ejemplos. Esto permite señalar algunas de estas funciones e indicar, con base en ellas, la manera en que algunos antologadores titulan sus trabajos.

    Palabras clave: minificción, título, paratexto, teoría de los títulos, títulos de antologías.