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A
lo largo del embarazo, toda mujer experimenta
una gran cantidad de cambios: fisiológicos,
biológicos, culturales, sociales, emocionales
y psicológicos. La actitud que tome
hacía estos cambios y la relación
y expectativas que muestre con respecto a
su futuro papel como madre, se encuentra influido,
por la sociedad en la que vive, por su historia
personal y por la relación con su pareja
y con la familia. La gran mayoría de
las mujeres adultas y en condiciones biológicas
para un embarazo, las cuales se encuentran
en una edad de 20 a 35 años de edad,
soportan adecuadamente un embarazo y todos
los cambios que este implica, presentándose
grandes problemas en las mujeres fuera de
esta edad, sobre todo en las madres adolescentes.
La
mayoría de las mujeres sobre todo aquellas
que se encuentran emocionalmente y psicológicamente
dentro de los límites de la normalidad,
sienten y experimentan el embarazo como una
autorrealización, ya que entra dentro
de sus objetivos y se encuentra en tiempo
y momento, es decir, que ya realizaron otras
muchas actividades y se trata de un embarazo
deseado. Otras mujeres lo ven como una obligación,
ya que la sociedad se los reclama o como una
forma de asegurar su status como
mujer y otras más ven y viven su embarazo
como algo muy negativo.
Alrededor
del embarazo se viven y experimentan un gran
número de fantasías, miedos
e ideas, las cuales pueden ser ¿el
parto será doloroso?, ¿Seré
una buena madre?, ¿Mi hijo nacerá
vivo y sano?
Algunas de las mujeres embarazadas desarrollan
un hábito que consiste en comer todo
lo que se encuentra a su alcance aunque no
sea una sustancia comestible y nutritiva,
como puede ser; piedras, tierra, arena, heces,
a este problema se le conoce con el nombre
de pica.
La
relación que la madre tiene respecto
a su hijo se puede observar desde el momento
que se entera de su embarazo, ya que se comienzan
a desarrollar sentimientos, pensamientos y
planes a futuro. Muchas de las futuras madres;
comienzan por hablarle al pequeño,
sienten que ya no están solas, imaginan
su constitución física, el color
de los ojos, el cabello, etc. Lo ven como
un ser independiente y único, el cual
ya cuenta con alma y personalidad en la mayoría
de las veces.
Muchas
de las mujeres, que aceptan y viven un embarazo
con mayor alegría y satisfacción,
comienzan a dejar el cigarro, el café,
el alcohol, acuden frecuentemente a sus consultas
médicas, comienzan a realizar los preparativos
para el futuro nacimiento. Pero muchas de
las veces aunque se hayan realizado todos
estos preparativos, pueden presentar una depresión
postparto o desencadenarse cualquier otra
enfermedad psiquiátrica. Del 20% al
40% de las mujeres reportan algún trastorno
emocional o disfunción cognoscitiva
en el periodo del postparto. Existen un sin
número de explicaciones a esta situación,
la más frecuente es que la madre siente
que algo se le ha robado, que ya no esta completa,
que ya no tiene valor y que todo el valor
y la importancia la tiene el nuevo ser, que
ya es algo ajeno a ella y sobre el cual ya
no tendrá control, esto puede explicarse
posiblemente por la atención que se
le ofrece al nuevo bebé. La mayoría
de las veces, preguntan ¿cómo
esta el bebé?, Y pocas veces se pregunta
a la madre ¿cómo te sientes?
El desencadenamiento de un brote psicótico
se puede presentar aun después de un
aborto, un bebé nacido muerto o que
muere al poco tiempo o aun después
de un “falso embarazo”.
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