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El
análisis institucional puede enfocarse como un
producto o como las reglas de un juego. Bajo el primer
enfoque Schutter (1981) define una institución
como una regularidad en conducta social que es acordada
por todos los miembros de la sociedad, especifica las
conductas en situaciones recurrentes concretas como políticas
auto formuladas o formuladas por alguna autoridad externa.
Bajo el segundo enfoque que considera a la institución
como el conjunto de reglas de un juego, North (1990) considera
que las instituciones son las reglas del juego en una
sociedad, o, fundamentalmente, son las restricciones humanamente
entendidas que dan forma a las interacciones humanas y
que en consecuencia estructuran los incentivos en el intercambio
humano, ya sea político, social o económico.
Las
instituciones son consustanciales a la idea de orden económico
y se relacionan en torno a las relaciones normativas de
la administración pública. North (1990)
define las instituciones como las reglas de juego que
moldean la interacción humana en una sociedad.
Voigt y Engerer (2002), distinguen dos componentes de
las instituciones, la regla y la imposición o sanción,
para definir a las instituciones como las reglas conocidas
comúnmente para estructurar situaciones de interacción
repetitivas seguidas de un mecanismo de aplicación
y sanción que asegura que la falta de cumplimiento
del componente de la regla se sancione.
Las
instituciones son un conjunto de derechos y obligaciones
que afectan a las personas en sus vidas económicas
(Matthews, 1986:905). Las instituciones son las reglas
del juego que proveen costos bajos para la aplicación
de los derechos de propiedad e incentivos para descentralizar
las decisiones requeridas para los mercados competitivos
(North,1991).
Prats
(2002) puntualiza que “Las instituciones son las
reglas del juego formales e informales que pautan la interacción
entre los individuos y las organizaciones. Las instituciones
no son cosas, su existencia es meramente abstracta, no
tienen objetivos, aunque cumplen importantes funciones
sociales. Son el marco de constricciones e incentivos
en el que se produce la interacción social. Se
corresponden con determinadas correlaciones o equilibrios
de poder y viven y se apoyan en nuestros modelos mentales,
valorativos y actitudinales”. Las instituciones
son reglas de acción, expectativas y normas que
determinan parcial o totalmente mediante incentivos y
sanciones el comportamiento de los individuos en sociedad.
El diseño institucional eficaz incentiva las conductas
que maximizan los resultados y que repercute en el desempeño
económico.
Las
instituciones son un conjunto de reglas formales e informales
que afectan el desempeño económico debido
a que su razón de ser es la creación de
orden y reducción de incertidumbre de los intercambios,
reducen los costos de transacción e inducen a comportamientos
cooperativos. Los valores compartidos que reflejan un
sistema de creencias de los miembros de una sociedad son
un factor importante que contribuye en la legitimación
de las instituciones políticas, económico
y sociales. El sistema de creencias de los actores del
cambio influyen en el tipo de acciones a realizar. Las
instituciones tienen como funciones reducir la incertidumbre
ambiental, resolver los conflictos, estabilizar y equilibrar
los intereses de los agentes económicos y actores
políticos, dar continuidad a los proyectos, inducir
a las personas a organizar sus actividades, etc.
Las
instituciones son realidades abstractas percibidas como
reglas y normas que estructuran y delimitan la acción
social entre diferentes actores en función de un
sistema de incentivos del comportamiento y desempeño
de competencias manifiesto en estructuras de poder, modelos
mentales y valorativos determinantes de un “valor
público”. El fin de las instituciones, como
entidades abstractas, es el de facilitar los intercambios
entre organizaciones o individuos, permitiéndoles
realizar objetivos específicos. Es decir, las instituciones
son como las reglas del juego que las organizaciones están
jugando. Por lo tanto, las instituciones no pueden ser
creadas por decreto sino que son el resultado de un proceso
de aprendizaje social. Las organizaciones son realidades
concretas con ordenamientos de recursos para la consecución
de objetivos. Por consiguiente la sutileza de diferenciación
entre organizaciones e instituciones es relevante para
el desarrollo y carecen de neutralidad política
y social.
En
la teoría institucional, la relación entre
racionalidad y conducta institucional es ambiguo. La creación
y transformación de las instituciones requieren
de la condición de procesos de legitimación
para hacerlas más atractivas. Estos procesos pueden
tener lugar en poco tiempo o en períodos largos,
en forma abrupta, en episodios o en forma incremental.
De acuerdo a Easton (1992), los procesos de legitimación
requieren de apoyo difuso que proporciona la legitimidad
de las instituciones del sistema político y de
apoyo específico manifiesto por determinada acción
política.
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