Introducción
La relación entre los animales y el hombre de culturas
pasadas en México ha sido estudiada tradicionalmente
a través de los diferentes documentos escritos
y pictóricos que dejaron tanto autores indígenas
como europeos, pero también puede explorarse a
través del estudio de los restos de organismos
que se recuperan en las excavaciones. Ambos enfoques no
son excluyentes, al contrario deben contrastarse y complementarse
para sustentar mejor nuestras interpretaciones de la relación
hombre-fauna.
El
tema que se aborda en el presente artículo corresponde
principalmente a este último ámbito, denominado
arqueozoología.
Esta
disciplina tiene una temporalidad de estudio en México
que va desde los 35 000 años antes del presente,
que es la fecha más antigua de presencia humana
en el país, hasta el año 1521 DC, fecha
en que cayó el imperio mexica ante los españoles.
Ambos límites son convencionales y por ello es
que los arqueozoólogos trabajan tanto con especies
fósiles como con recientes.
La
esencia de los análisis arqueozoológicos
descansa en el estudio de los restos animales y del sitio
en donde fueron hallados, con objeto de contestar preguntas
como qué animales y qué partes de ellos
fueron utilizados identificación
anatómica y taxinómica del material,
cuantos organismos fueron utilizados cuantificación
de los restos, en que época murieron
lectura de los anillos de crecimiento,
que talla tenían los organismos establecimiento
de la relación entre la talla y el tamaño
de los huesos, como fueron colocados distribución
espacial de los restos, donde se distribuyen,
que hábitat ocupan, que comen, si son migratorios,
entre otras muchas preguntas que pueden realizarse.
Las
disciplinas fundamentales para los arqueozoológos
son la anatomía y la taxinomía, pero desafortunadamente
en los planes de estudio de las carreras de biología
estas disciplinas se han visto disminuidas o no están
incluidas, pues se considera que ya no son útiles
o están pasadas de moda.
Los
arqueozoólogos estudian diversos grupos de animales
con los que las antiguas sociedades humanas tuvieron contacto
y aprovecharon. En ese contexto, los peces sensu
lato, son, en realidad, uno más de
los animales explotados, cuya relevancia en la vida de
los antiguos pueblos se empieza a palpar cada vez más.
Al estudio de los restos de peces provenientes de sitios
arqueológicos se le conoce como arqueoictiología.
Los
datos sobre los peces arqueológicos que se presentan
son producto de trabajos publicados en un lapso de más
de 80 años, desde 1924 hasta el año 2005,
así como de investigaciones en curso.
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