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En
la investigación científica,
la búsqueda de regularidades en los
fenómenos estudiados es una de las
metas principales para poder llegar a explicar,
predecir y controlar la naturaleza. De esta
forma, surgen las ideas científicas
que están destinadas a la descripción
(entender qué es), la explicación
(por qué es así) y a la predicción
(cómo puede comportarse), para que
posteriormente la acción se realice
con base a las dichas ideas científicas
(Bunge, 2000).
No
obstante, ante esta visión tradicional
y positivista de la ciencia, representada
principalmente por el Círculo de Viena
entre 1922 y 1936, han surgido
voces que la han puesto en duda. Entre
ellas está la
del filósofo
inglés Karl Popper, miembro fundador
del mismo Círculo de Viena, que posteriormente
formuló las más ácidas
críticas a esta perspectiva. Desde
su mirada una visión determinista
de la ciencia está equivocada, pues
implicaría, por ejemplo, que un físico
podría escribir las composiciones
de Mozart si conociera su estado físico
en cierto momento, posteriormente podría
predecir lo que el músico escribiría
en un pentagrama.
Otra
estocada a esta mirada positivista de la
ciencia la da Thom, ya que predecir en absoluto
es explicar y, desde su perspectiva, el papel
principal de la ciencia es explicar, dado
que progresivamente en la ciencia se ha visto
que los sistemas en la naturaleza constan
de varios elementos que interactúan
de manera no lineal y, de esta manera, su
comportamiento sería intrínsecamente
impredecible (Miramontes, 1998). Estos sistemas
serían los llamados sistemas complejos,
con una fuerte presencia en la naturaleza.
No se trata de echar por la borda a la ciencia
y a la pretensión de describir, explicar
y predecir, sino que, al menos, se visualicen
las limitaciones que se tiene para llegar
a una predicción, especialmente cuando
se trata de sistemas complejos.
Murray
Guell-Mann (2004) realiza una útil
diferenciación entre aquello que se
entiende como simple y aquello que se entiende
por complejo. Para esto distingue lo complejo
de aquello que es aleatorio aplicando aspectos
de la teoría de la información.
La máxima complejidad efectiva se
encontraría a mitad de camino de un
sistema perfectamente ordenado y un sistema
con un comportamiento completamente aleatorio.
Si se tratara de describir el comportamiento
de un sistema completamente ordenado en el
que se emite una señal del tipo “uno,
uno, uno, uno…”, su contenido de información
sería muy bajo, pues para describirlo
basta con indicar la cantidad de “unos” de
la serie. En el caso contrario, un sistema
que emite una señal completamente
aleatoria que no presenta regularidades,
tendría
una descripción tan larga como la
longitud de la serie, sin aportar tampoco
mucha información. Así, la
máxima complejidad de un sistema se
encontraría en un punto equidistante
de, en un extremo, un sistema completamente
ordenado y, en el otro, un sistema completamente
aleatorio. De manera extremadamente simple,
podríamos decir que la complejidad
de un sistema se mediría por los esfuerzos
que se realizan para describir las regularidades
de su comportamiento (si es que las presenta).
La
psicología, como toda disciplina
científica, también pretende
describir, explicar y predecir el comportamiento
humano y los procesos mentales a través
de la ciencia. La American Psychological
Association (2006), el organismo de
mayor autoridad mundial en quehacer psicológico,
define a la psicología como el estudio
de la mente y la conducta. Esta disciplina
aborda todos los aspectos de la experiencia
humana –desde las funciones cerebrales hasta
las acciones de las naciones-, y desde el
desarrollo infantil hasta el cuidado del
adulto mayor. En cada escenario concebible,
desde los centros científicos de investigación
hasta los servicios de cuidado en salud mental,
el entendimiento del comportamiento es, por
definición, la empresa propia de los
psicólogos. Como se puede ver en la
definición de la American Psychological
Association, el campo de la psicología
es muy amplio y abarca la gran gama de comportamientos
de la persona a nivel individual, grupal
y colectivo. Sin embargo este campo de estudio
se ve enfrentado a la dificultad de, por
un lado, abordar a uno de los objetos de
investigación más complejos:
el comportamiento humano y, por otro lado,
que quien investiga es, al mismo tiempo,
objeto de este estudio.
En
la incesante búsqueda de la descripción,
explicación y predicción del
comportamiento y los procesos mentales, se
echa mano a diferentes modelos teóricos
y metodológicos que facilitan esta
empresa. Es así como la psicología
ha abrazado durante su historia diferentes
modelos ligados a diferentes tradiciones
filosóficas o científicas (derivadas
de la biología y física, fundamentalmente).
No obstante, desde mediados del siglo XX
en adelante, en distintas áreas del
conocimiento científico se comenzó a
dar cuenta de la presencia de sistemas complejos
lo que, sumado a los avances en las herramientas
de cálculo, ha logrado paulatinamente
una fuerte complementariedad con una gran
cantidad de ciencias de la naturaleza y sociales.
Es así como surge la geometría
fractal como una geometría que describe
formas y comportamientos de los sistemas
complejos, pudiendo caracterizar las regularidades
de la conducta humana, dando cuenta de sus
pautas características. A continuación
se abordará sucintamente la definición,
el surgimiento, desarrollo de la geometría
fractal para posteriormente ver su utilidad
y aplicación en la ciencia psicológica.
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