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Con
la ayuda de un pequeño grupo de académicos,
dedicados a la diseminación en acceso abierto
de investigaciones sobre Boccaccio y la Italia del siglo
XIV, fundé Heliotropia una
revista electrónica, en la universidad de Brown
durante el verano del año 20031.
Aunque nadie en el grupo tenía gran conocimiento
sobre la publicación de revistas electrónicas,
cada uno de nosotros ya llevaba una década explorando
las posibilidades de la unión entre la hipermedia
y el estudio de Boccaccio2.
Con la ayuda del Grupo de Tecnología Académica
de Brown, y grupo muy entusiasta, tanto
de estudiantes como de profesores en los EEUU y otras
partes, nos dimos cuenta de que una revista electrónica
de acceso gratuito de estudios de Boccaccio, no sólo
sería un recurso muy útil en el sentido
general, sino un recurso muy aprovechable para la comunidad
de eruditos de Boccaccio. La verdad es que no anticipamos
la rapidez con la que Heliotropia empezaría
a cumplir sus expectativas.
En el año 2004, la Asociación Americana de
Boccaccio la aceptó como su revista oficial y desde
su fundación esta publicación ha visto quintuplicadas
sus visitas. Este éxito ha sido tan inesperado como
gratificante. Mientras, durante los últimos años3,
se han recopilado en varios estudios datos relevantes a
la publicación de revistas electrónicas,
los italianistas han prestado muy poca atención
a las posibilidades inherentes a las publicaciones electrónicas4.
El propósito de esta ponencia es presentar
algunas de las preocupaciones principales relacionadas
con las publicaciones electrónicas a los académicos
de las humanidades, quienes, aunque están bien informados
en sus propios campos, todavía no se han enfrentado
a los desconcertantes desafíos que presentan las
nuevas tecnologías.
Mientras
que en el 1994 sólo existían unas 70 revistas
electrónicas, ahora hay varios cientos de miles.
Según cifras del año 2000 del Directorio
de Revistas Electrónicas Académicas de
La Sociedad Norteamericana de Bibliotecas de Investigación5 había:
2390 en biología; 1969 en ciencias sociales; 1139
en ciencias físicas; 963 dedicadas a la tecnología;
y sólo 520 publicadas en todas las disciplinas
de las humanidades. Entre este último grupo sólo
101 se dedicaban al estudio de la literatura (de todos
tipos).
Es obvio que las ciencias preparan el camino en lo relevante a la publicación electrónica, debido, en parte, a la naturaleza de esas disciplinas. Las ciencias, la tecnología y la medicina (CTM) son campos que típicamente dependen mucho más de sus revistas que de monografías de investigación. Además, tanto la rapidez de las innovaciones, como su obsolescencia es mucho más elevada en las ciencias que en las humanidades. La importancia de la investigación humanística, además, no disminuye tan rápidamente a lo largo del tiempo.
En los estudios de Boccaccio, por ejemplo, no se verá una
caída dramática en las citas de Vittore Branca.
Si se tiene en cuenta esta característica de las
revistas humanísticas, es casi imposible, por ejemplo,
pagar los costos asociados con una revista electrónica
humanística cobrando una entrada para acceder a
la revista para después proporcionar un acceso gratuito
a los archivos. Dicho simplemente, algunas de los paradigmas
frecuentes en las ciencias no funcionarían —o
no funcionarían tan eficazmente— en nuestro
campo. Durante algún tiempo, se ha bombardeado a
los académicos en las humanidades en general, y
en las lenguas modernas más concretamente, con anuncios
sobre la inminente crisis en la industria editorial y con
súplicas para que busquen nuevos modos de publicación
fuera de la corriente dominante. La “carta especial”6 de
Stephen Greenblatt del año 2002, donde pide medidas
de gran alcance para toda la cultura de publicación
académica ha sido ignorada en gran parte. También
se ha ignorado el informe especial del ALM sobre “El
futuro de las publicaciones académicas.”7 Estos
informes se ocupan plenamente de problemas reales, a pesar
de disfrazarlos de adornos retóricos propios de
la “torre de marfil”. Antes de poder encontrar
una solución, los colegas en las humanidades deben
familiarizarse con todos los avances alcanzados durante
la última década en otras disciplinas.
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