Ariadna Razo SalinasDirección General de Divulgación de las Humanidades de la Coordinación de Humanidades, unam
Licenciada en Ciencias de la Comunicación, maestra en Comunicación y Doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM. Realizó una estancia doctoral en la Universidad de Barcelona. Sus líneas de investigación abarcan estudios sobre periodismo y análisis del discurso.
Se ha desempeñado en áreas de comunicación como reportera, investigación de contenidos, coordinadora de proyectos especiales y publicaciones.
Profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales del Centro de Estudios en Ciencias de la Comunicación, es coordinadora del Diplomado de Divulgación en Humanidades y Ciencias Sociales, y titular de la Dirección General de Divulgación de las Humanidades de la Coordinación de Humanidades, UNAM.
Mario Alberto Benavides LaraCoordinación de Evaluación, Innovación y Desarrollo Educativos (ceide), unam
Maestro y licenciado en pedagogía por la unam. Doctorando en Ciencias Sociales en la Universidad Autónoma Metropolitana (uam) Xochimilco. Tiene 19 años de experiencia en los ámbitos de la educación formal y no formal en instituciones como el inba, el ife y el ine, entre otras. Consultor de organismos internacionales y autor y coautor de más de 35 artículos académicos, ponencias, informes y libros de texto. Actualmente se desempeña como Subdirector de Movilización del Conocimiento en Educación dentro de la ceide. Sus líneas de investigación e interés son la relación entre educación y género, las políticas educativas y curriculares, la formación docente y los estudios sociales sobre la educación.
Jorge Hernández CastilloCoordinación de Evaluación, Innovación y Desarrollo Educativos (ceide), unam
Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha trabajado en la unam durante más de 7 años en áreas de comunicación social en diversas entidades. Posee experiencia en comunicación social, manejo de redes sociales, producción de video y pódcast, así como en la divulgación de las humanidades. Actualmente, es Jefe del Departamento de Comunicación de la ceide, unam. Sus líneas de interés incluyen estudios de género, redes sociales y educación a distancia.
Razo Salinas, Ariadna, Benavides Lara, Mario Alberto, y Hernández Castillo, Jorge (2024, noviembre-diciembre). El valor de las Humanidades y Ciencias Sociales: una conversación con la Dra. Ariadna Razo. Revista Digital Universitaria (rdu), 25(6). https://doi.org/10.22201/ceide.16076079e.2024.25.6.7
En esta entrevista, la Dra. Ariadna Razo Salinas reflexiona sobre el valor de las humanidades y las ciencias sociales. Explica cómo comunicar su importancia a personas ajenas al ámbito académico y en qué les benefician estas disciplinas. Además, aborda los desafíos que enfrentan las humanidades y las ciencias sociales en la divulgación del conocimiento, y presenta los proyectos que lleva a cabo la Coordinación de Humanidades de la unam para fomentar la divulgación en estas áreas.
Palabras clave: humanidades; ciencias sociales; divulgación; desigualdades; sociedad.
The value of the Humanities and Social Sciences: a conversation with Dr. Ariadna Razo
Abstract
In this interview, Dr. Ariadna Razo Salinas reflects on the value of the humanities and social sciences. She explains how to communicate their importance to those outside the academic sphere and how these disciplines benefit individuals. Additionally, she addresses the challenges faced by the humanities and social sciences in knowledge dissemination and presents the projects carried out by the Coordination of Humanities at unam to promote outreach in these areas.
Keywords: humanities; social sciences; outreach; inequalities; society.
Introducción
En esta entrevista, la Dra. Ariadna Razo Salinas, Directora General de Divulgación de las Humanidades en la Coordinación de Humanidades de la unam y profesora en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, nos ofrece un panorama amplio sobre la trascendencia de las humanidades y las ciencias sociales para todas las personas. Según la Dra. Razo, esta trascendencia radica en que estas disciplinas “te permiten ubicarte como sujeto histórico” frente a la sociedad, lo que genera una mayor conciencia y reflexión sobre las desigualdades y los temas sociales que nos afectan.
La Dra. Razo también señala que la contribución de las ciencias sociales consiste en proporcionar una comprensión más profunda de situaciones cotidianas, como la economía, los procesos de envejecimiento, la agenda de género y los derechos de los animales, entre otros aspectos de la vida diaria, actuando como un contrapeso para entender su carácter estructural.
Estos temas y más se abordan en esta enriquecedora entrevista; no dudes en verla.
Carolina Espinosa LunaCentro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (crim), unam
Investigadora titular A de tiempo completo definitivo en el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (crim) de la unam. Además, pertenece al Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores nivel I. Cuenta con un doctorado en ciencias sociales con especialidad en sociología en el Colegio de México, así como una maestría en sociología política por el Instituto Mora y una licenciatura en sociología por la Universidad Autónoma Metropolitana (uam).
Mario Alberto Benavides LaraCoordinación de Evaluación, Innovación y Desarrollo Educativos (ceide), unam
Maestro y licenciado en pedagogía por la unam. Doctorando en Ciencias Sociales en la Universidad Autónoma Metropolitana (uam) Xochimilco. Tiene 19 años de experiencia en los ámbitos de la educación formal y no formal en instituciones como el inba, el ife y el ine, entre otras. Consultor de organismos internacionales y autor y coautor de más de 35 artículos académicos, ponencias, informes y libros de texto. Actualmente se desempeña como Subdirector de Movilización del Conocimiento en Educación dentro de la ceide. Sus líneas de investigación e interés son la relación entre educación y género, las políticas educativas y curriculares, la formación docente y los estudios sociales sobre la educación.
Jorge Hernández CastilloCoordinación de Evaluación, Innovación y Desarrollo Educativos (ceide), unam
Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha trabajado en la unam durante más de 7 años en áreas de comunicación social en diversas entidades. Posee experiencia en comunicación social, manejo de redes sociales, producción de video y pódcast, así como en la divulgación de las humanidades. Actualmente, es Jefe del Departamento de Comunicación de la ceide, unam. Sus líneas de interés incluyen estudios de género, redes sociales y educación a distancia.
Espinosa Luna, Carolina, Benavides Lara, Mario Alberto, y Hernández Castillo, Jorge (2024, noviembre-diciembre). ¿Por qué importa la Sociología? Una conversación con la Dra. Carolina Espinosa. Revista Digital Universitaria (rdu), 25(6). http://doi.org/10.22201/ceide.16076079e.2024.25.6.8
En esta entrevista, la Dra. Carolina Espinosa Luna reflexiona sobre el valor de la sociología y responde preguntas clave, como la forma en que explicaría la importancia y los beneficios de esta disciplina a alguien fuera del ámbito académico, así como el consejo que ofrecería a quienes desean estudiar sociología, pero aún tienen dudas.
Palabras clave: sociología; sociedad; relevancia; diversidad; divulgación.
Why does Sociology matter? A conversation with Dr. Carolina Espinosa
Abstract
In this interview, Dr. Carolina Espinosa Luna reflects on the value of sociology and answers key questions, such as how she would explain the importance and benefits of this discipline to someone outside the academic field, as well as the advice she would offer to those interested in studying sociology but still have doubts.
Keywords: sociology; society; relevance; diversity; outreach.
Introducción
En esta entrevista, la Dra. Carolina Espinosa, investigadora titular en el Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias de la unam, comparte su perspectiva sobre algunos de los retos que enfrenta la sociología para mantener su relevancia y vigencia en el estudio de las sociedades. Esto, sin restar importancia a la riqueza de comprensión que ofrece esta disciplina y sus aportes para fomentar una visión más tolerante y abierta a la diversidad.
Según la Dra. Espinosa, la trascendencia de la sociología radica en que “es una disciplina fundamental, ya que sin ella no podríamos explicar cómo es posible la vida en sociedad”.
¿Y tú, qué opinas? Te invitamos a ver la entrevista completa y continuar el debate con ideas como las que aquí se comparten.
Luis Alejandro Pérez OrtizEscuela Nacional de Estudios Superiores (enes), Unidad Morelia, unam
Profesor en la Escuela Nacional de Estudios Superiores (enes) de la unam, Unidad Morelia, el Dr. Luis Alejandro Pérez es Maestro y Doctor en Ciencias Sociales con especialidad en Estudios Rurales, además de miembro del Sistema Nacional de Investigadores (sni), nivel I (2023-2027). Sus investigaciones se centran en los procesos agrarios, la configuración de espacios locales y regionales en el occidente de México, y la emergencia del autogobierno indígena en Michoacán. Ha coordinado proyectos de investigación apoyados por la unam, como Estar en el campo: Autonomía, historia y cultura en Arantepacua, Michoacán (2020) y En primera persona: Voces de la experiencia en el autogobierno indígena en Michoacán (2023).
Mario Alberto Benavides LaraCoordinación de Evaluación, Innovación y Desarrollo Educativos (ceide), unam
Maestro y licenciado en pedagogía por la unam. Doctorando en Ciencias Sociales en la Universidad Autónoma Metropolitana (uam) Xochimilco. Tiene 19 años de experiencia en los ámbitos de la educación formal y no formal en instituciones como el inba, el ife y el ine, entre otras. Consultor de organismos internacionales y autor y coautor de más de 35 artículos académicos, ponencias, informes y libros de texto. Actualmente se desempeña como Subdirector de Movilización del Conocimiento en Educación dentro de la ceide. Sus líneas de investigación e interés son la relación entre educación y género, las políticas educativas y curriculares, la formación docente y los estudios sociales sobre la educación.
Jorge Hernández CastilloCoordinación de Evaluación, Innovación y Desarrollo Educativos (ceide), unam
Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha trabajado en la unam durante más de 7 años en áreas de comunicación social en diversas entidades. Posee experiencia en comunicación social, manejo de redes sociales, producción de video y pódcast, así como en la divulgación de las humanidades. Actualmente, es Jefe del Departamento de Comunicación de la ceide, unam. Sus líneas de interés incluyen estudios de género, redes sociales y educación a distancia.
Pérez Ortiz, Luis Alejandro, Benavides Lara, Mario Alberto, y Hernández Castillo, Jorge (2024, noviembre-diciembre). Ciencias Sociales en acción: diálogo con el Dr. Luis Alejandro Pérez. Revista Digital Universitaria (rdu), 25(6). http://doi.org/10.22201/ceide.16076079e.2024.25.6.9
En esta entrevista, el Dr. Luis Alejandro Pérez reflexiona sobre el valor de las ciencias sociales. Explica cómo comunicar la importancia y los beneficios de esta disciplina a personas que están fuera del ámbito académico. Además, aborda las diferencias entre difusión y divulgación en el contexto de las ciencias sociales, y presenta los proyectos que lleva a cabo la enes Morelia para fomentar la divulgación y vinculación de estas disciplinas.
Palabras clave: ciencias sociales; divulgación; vinculación comunitaria; formación profesional; iniciativas sociales.
Social Sciences in action: dialogue with Dr. Luis Alejandro Pérez
Abstract
In this interview, Dr. Luis Alejandro Pérez reflects on the value of social sciences. He explains how to communicate the importance and benefits of this discipline to people outside the academic sphere. Additionally, he addresses the differences between dissemination and outreach in the context of social sciences and presents the projects carried out by enes Morelia to promote the dissemination and connection of these disciplines.
Keywords: social sciences; dissemination; community engagement; professional training; social initiatives.
Introducción
En esta entrevista, el Dr. Luis Alejandro Pérez, Secretario de Investigación y Posgrado y profesor de licenciatura y posgrado en la enes Morelia, nos comparte parte el amplio trabajo que se realiza en esta entidad académica de la unam en el ámbito de las ciencias sociales y su vinculación con la gestión local para beneficiar a las comunidades. Destaca iniciativas como el Laboratorio de Antropología Jurídica y del Estado.
La relevancia de estas disciplinas impacta en la formación de nuevos profesionales enfocados en la incidencia sociocultural. Al respecto, el Dr. Pérez señala que “la formación en ciencias sociales es indispensable para tener una perspectiva humanística y humana en la toma de decisiones”, tanto en aspectos individuales como colectivos de la vida cotidiana.
Si quieres saber más sobre lo que nos compartió el Dr. Luis Pérez, te invitamos a ver la entrevista completa.
Nativa de la Ciudad de México. Se tituló de la Licenciatura en Ciencias Genómicas y de la Maestría en Ciencias Bioquímicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam) y escribió e ilustró para la plataforma de divulgación científica Cienciorama. Impulsada por su necesidad de contar historias, cursó dos diplomados en creación literaria: en el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (inbal) y en la Escuela de Escritores Ricardo Garibay, y otros dos en Literatura Infantil y Juvenil (en la unam y la Unimet).
Ha dado talleres de creación literaria para niños y adolescentes en diferentes instituciones. Publicó cuentos en las antologías Imaginarios de Papel (Desliz Ediciones, 2015), Caleidoscopio de cuentos (fedem, 2023) y En una trama infinita (lijpe, 2023) y las novelas juveniles Desde la Nada y Los vestigios de mañana en Pathbooks. Fue segundo lugar en el 11° Concurso de Cuento Sobre Alebrijes del Museo de Arte Popular, beneficiaria del Programa Jóvenes Creadores 2023 del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales (sacpc) y ganó el Premio Bellas Artes de Cuento Infantil Juan de la Cabada en el 2021 con El libro de los niños singulares y otras cosas inusuales (inbal, 2022). Su motor es zambullirse en los mundos que crea y traer a la superficie lo mejor de ellos para que los demás los puedan conocer.
En este ensayo se tratan los cuentos de advertencia, que son de los primeros relatos de la literatura infantil. Originalmente, éstos surgen para impartir valores, prohibir y señalar las posibles consecuencias de las transgresiones. En este texto exploramos su evolución: cómo han cambiado sus características y funciones, empezando por alertar ante un peligro, pasando por educar y entretener, hasta burlarse de ellos mismos, con diversas características, como la ironía y el absurdo.
Palabras clave: cuentos de advertencia, literatura infantil, ironía, absurdo.
Warning to cautionary tales
Abstract
This essay discusses cautionary tales, which are some of the first stories in children’s literature. Originally, they arise to impart values, prohibit and point out the possible consequences of transgressions. In this text we explore their evolution, how their characteristics and functions have changed, starting from warning of danger, to educating and entertaining, to making fun of themselves, with various characteristics, such as irony and nonsense.
Keywords: cautionary tales, children’s literature, irony, nonsense.
Había una vez…
Desde sus inicios, hace más de tres siglos, hasta el día de hoy, ha sido todo un reto precisar lo que es la literatura para niños, o lo que debería ser. Incluso la misma definición de lo que son los niños o lo que deberían ser es polémica. ¿Son los libros una lección que se debe aprender o un escape de la realidad? ¿Son un objeto que nos hace desarrollar empatía o un espejo a través del cual nos vemos?
Los propios cuentos de hadas, de lo primero que surgió en literatura infantil, son algo que casi todo el mundo conoce, y aun así hay tantas definiciones de ellos como personas a las que les preguntemos. Y es que, al haber sobrevivido por tanto tiempo, han tenido espacio para cambiar y evolucionar, al igual que el resto de la literatura infantil. La tan conocida Caperucita Roja, por ejemplo, en lugar de ser rescatada de la panza del lobo por un leñador, como nos cuentan los hermanos Grimm, era devorada de manera permanente según Charles Perrault, versión en la que además se agrega una nota de advertencia al final, acerca de los “lobos” que no lo parecen, pero que igual persiguen jovencitas para “cenárselas” (Perrault, 1697).
Es precisamente ese modelo de cuentos, que advierten acerca de los peligros, los que formaron parte de las primeras historias creadas específicamente para niños. Estos relatos impartían los valores de las sociedades en las que existían, más a menudo a través del miedo, al establecer una prohibición, una trasgresión y una desagradable consecuencia contada en vasto y espeluznante detalle.
Advirtiendo lo inadvertido
En sus inicios, en el siglo xvii, escribir para niños surgió como una necesidad de los puritanos de inculcar dogmas mediante la lectura, con frecuencia enfocados en la preparación moral para su muerte, ya que se buscaba purgarlos de la malicia innata que venía del pecado original, para evitar que cayeran en el infierno (Bingham y Schott, 1980).
Así, estas historias con ejemplos siniestros mostraban a niños cometiendo errores y pagando las consecuencias, a menudo fatales, con el objeto de asustarlos para que obedecieran y dejaran de pecar. En “La triste historia de la niña desobediente”, Martha Sherwood nos describe gráficamente cómo la vanidosa Augusta Noble muere “en total agonía”, dando “horripilantes gritos”, cuando, al mirarse en el espejo a pesar de la advertencia de sus padres, se prende fuego con la vela que sostenía para admirar su reflejo. Este cuento forma parte de La historia de la familia Fairchild (unión de las palabras “bueno” y “niño” en inglés), publicado en tres volúmenes en el siglo xix (Sherwood, 1818-1847).
Lo anterior nos habla de la perdurabilidad de la tradición de los cuentos de advertencia en la literatura infantil. Tan sólo uno de los primeros libros para niños, Testimonios para niños, en el que James Janeway insiste a los pequeños nunca olvidar que morirán y relata las muertes de trece niños (Janeway, 1757), con las que ofrece a sus lectores un medio para alcanzar el cielo y salvarse de los tormentos del infierno, fue reimpreso todavía dos siglos después de su primera publicación, que ocurrió en 1671 (Hunt, 1996, pp. 138-139).
Llegó un momento en el que estas historias de advertencia se hicieron tan familiares que otros autores empezaron a burlarse de ellas. En 1715, Isaac Watts publicó Canciones Divinas para enseñar a los niños a obedecer, no mentir, ni robar, ni ser vanidosos u ociosos, a través de poemas con rimas que, creía, harían las lecciones más digeribles y fáciles de recordar (Watts,1790). De manera irónica, los versos de Watts son mejor conocidos por las parodias de Lewis Carroll en Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas (1865), donde la ajetreada abeja que trabaja todo el día para obtener alimento se vuelve el cocodrilo que retoza en el río, esperando a que la comida llegue por sí sola, sin necesidad de hacer nada más que extender las garras para obtenerla. Pero eso no es nada comparado con lo que le pasó al alemán Heinrich Hoffman y a su melenudo Pedro.
La ironía de lo irónico
Veinte años antes de la Alicia de Lewis, Hoffman elaboró su propio libro con diez terroríficos cuentos en rima, llamado Historias muy divertidas y estampas aún más graciosas para niños de 3 a 6 años (Hoffmann, 1909), con la intención de enseñar a su hijo a comportarse, apoyado de ilustraciones que mostraban las crueles y extrañas consecuencias de no hacerlo, que según dijo instruían mejor que sólo decirle que obedeciera sin más. En honor al cuento acerca de un descuidado niño al que nadie quería por sus largas uñas y su despeinado cabello, que nos presenta parado sobre un pedestal decorado con ironía con un cepillo y unas tijeras, el libro pasó a llamarse Pedro Melenas.
Pronto fue traducido al inglés, y “La trágica historia de Harriet y los cerillos”1 le ganó aceptación al recordarle a los ingleses a Augusta Noble de la serie de Sherwood, publicada unos años antes, ya que ambas terminan con la misma tragedia por desobedecer. Cabe mencionar que Hoffman incorpora unos gatos para reforzar la advertencia que la madre de Harriet le había dado acerca de jugar con cerillos, que por su puesto ella decide ignorar. La imagen final (ver figura 1) muestra a los gatos que traen en sus colas los listones que Harriet usaba en el pelo y que, con un cierto ambiente cómico, lloran desaforadamente frente a una pila de cenizas y hasta se secan los ojos con pañuelos. Lloran tanto la muerte de la niña que incluso llegan a crear un lago con sus lágrimas, lo que forma parte de la exageración que Hoffman le da a sus historias y que es justo lo que termina de darle un tono de burla. Esta escena, además, carga con una paradoja irónica, pues uno hasta podría llegar a preguntarse si no habrían podido ayudar a Harriet a apagar el incendio de haberse puesto a llorar desde antes.
Todos los títulos de los cuentos son traducción propia, a partir del inglés.
Figura 1. Viñeta final de “La trágica historia de Harriet y los cerillos” de Pedro Melenas (Hoffman,1909).
Estos finales llenos de ironía los encontramos en varios cuentos. En “La historia del malvado Frederick”, un violento niño se la pasa aterrorizando a personas y animales por igual, hasta que es mordido por un perro al que estaba molestando con su látigo, y termina en cama tomando una “repugnante medicina”, mientras el perro que lo mordió se come la deliciosa comida que era para Frederick. En “La Historia de Johnny cabeza en las nubes”, un niño que no se fija por dónde camina, cae a un río y pierde su cuaderno, donde quizá escribía todas esas maravillosas cosas que se le ocurrían mientras andaba con la cabeza en las nubes. En “La historia del hombre que salió a cazar”, el equilibrio de poder se invierte cuando el cazador termina cazado por la liebre a la que quería cazar, después de que ésta le roba su escopeta, y, en un nuevo revés, la cría de la liebre termina con la nariz quemada por culpa del disparo que le falla a la misma liebre.
Por si fuera poco, en el libro también encontramos ejemplos en los que la ironía se combina con exageraciones tan descabelladas que llegan al absurdo. En “La historia de Augustus que no come nada de sopa” vemos la involución de un niño rechoncho que va perdiendo peso con cada día que se niega comer su sopa, al grado de que para el cuarto día tiene extremidades de palillo, una cabeza reducida y manos con sólo dos dedos; para el quinto, ha muerto y vemos sobre su tumba, con total cinismo y perversidad, eso que terminó siendo su perdición: la olla con la sopa que se negó a comer (ver figura 2).
Figura 2. Última viñeta de “La historia de Augustus que no come nada de sopa” de Pedro Melenas (Hoffman,1909).
Otro ejemplo lo encontramos en “La historia del pequeño chupa dedo”, como consecuencia de pasársela chupándose los pulgares, un niño termina perdiéndolos para siempre. A pesar de la advertencia que le hacen, en una potencial cuestión de si no puedo tenerlos para chuparlos, da lo mismo que no los tenga, la burla se puede sentir hasta en la pose saltarina con la que el sastre entra con sus enormes tijeras a hacer el trabajo. Por último, en “La historia de los niños entintados”, tres niños que se burlan de otro por su piel oscura son castigados por un hombre muy alto de nombre Nicolás —quien de hecho está vestido de rojo y tiene barba—, que los sumerge en un gran tintero negro —quizá una ligera alusión al castigo con carbón—, con lo que terminan no sólo más negros que el niño del que se burlaban, sino que se transforman en unas oscuras siluetas que apenas y se ven humanas (ver figura 3).
Figura 3. Parte de la última viñeta de “La historia de los niños entintados” de Pedro Melenas (Hoffman, 1909).
Probablemente hayan sido todos estos pequeños elementos, que resultan en guiños humorísticos, los que con el tiempo convirtieron a Pedro Melenas en un libro tan popular entre los niños. Tan sólo un siglo después de su primera edición, se han impreso más de 700 ediciones en Alemania y ha sido traducido a más de 40 idiomas (Dicks, 2018). Aunque a los adultos a veces les parece aterrador, los niños han encontrado en él un nicho de cuentos de humor negro que se burla de las horribles amenazas y el tono acusador de los primeros escritos dirigidos a ellos. Según Ana Garralón, su éxito “radica en su intención moral: es tan grande, que la exageración sobrepasa la realidad, y su desproporción […], así como las caricaturas a las que quedan reducidas las figuras autoritarias, convierte las historias aleccionadoras en burlas a la educación represiva. […] La imposibilidad de los castigos convierten este libro casi en una obra de humor” (Garralón, 2001. pp. 48-49). Así, con su gran habilidad para plasmar el humor y el horror de manera simultánea, el sentido aleccionador de Hoffman terminó sobrepasado y por completo enterrado bajo el peso de la comedia, convirtiendo miedo en entretenimiento y sentando un precedente para librar a la literatura infantil de sus propósitos educativos.
Azotándole la puerta a las advertencias
Parte de los frutos de la revolución en la ideología acerca de la niñez —que pasó del pecado a la inocencia innata— y, por tanto, en la literatura infantil de principios del siglo xx, lo vemos en 1907 con el libro de Hilaire Belloc, Cuentos de advertencia para niños: diseñados para la amonestación de niños entre las edades de ocho y catorce años (Belloc y Blackwood, 1957; ver figura 4), con un claro título que hace burla de libros como el de Hoffman y el de Janeway. Incluso las nuevas ediciones, incluyen una introducción en la que Belloc responde a la pregunta de un lector que quiere saber si los cuentos son reales, donde él dice que, si lo fueran, “para personas como tú o como yo, que nos la pasamos casi todo el día haciendo algo malo” (Belloc y Blackwood, 1957, traducción propia), sencillamente no habría podido vivir para contarlos.
Figura 4. Portada del libro “Cuentos de advertencia para niños”, escrito por Hilaire Belloc e ilustrado por Basil T. Blackwood. Crédito: Gutenberg Project.
Es así como en sus once cuentos, todos escritos en rimas pareadas, a menudo divertidas, la mezcla de lo oscuro con el sentido del ridículo y los personajes poco creíbles, elementos que ya encontrábamos en Pedro Melenas, hacen que los castigos a los niños —o la recompensa, como pasa con “Charles Augustus Fortescue: quien siempre hacía lo correcto, y así acumuló una inmensa fortuna”—, resulten meramente satíricos. Como el caso de “Franklin Hyde: quien se divertía en el lodo y fue corregido por su tío”, pero en la sección aleccionadora del cuento nos dice que igual siempre tendrá permitido jugar en la arena esté como esté vestido, o el de “Rebecca: quien azotaba puertas por diversión y pereció miserablemente”, y en el funeral los niños que fueron llevados para escuchar la horrible historia juran para sus adentros: “Que nunca más darán un portazo (tan a menudo como en el pasado)”. Y porque siempre fue tradición “Matilda: quien decía mentiras y murió quemada”.
Con este libro, el uso de la violencia para dar lecciones cambia a un uso premeditado para la comedia, dirigida no a la enseñanza sino al entretenimiento y a la diversión, algo para lo que Hoffman ya había preparado el terreno. Esto le abrió el camino a autores como el excéntrico Edward Gorey, quien de hecho ilustró una nueva versión del libro de Belloc, en la que no sólo enaltece la atmósfera y el absurdo de cada situación, sino que acentúa la burla a los cuentos de advertencia de siglos anteriores al agregar la imagen de una mano con el dedo acusador, entre otros elementos, que descaradamente les sirve de juego a los niños en cada cuento, como cuando la usan de resbaladilla o como parte de una coreografía de baile, o como la fuente detrás de “Lord Lundy: quién fácilmente se emocionaba hasta las lágrimas y por lo tanto arruinó su carrera política”, que hace parecer en la ilustración que los chorros de agua son sus inagotables lágrimas.
Frase tomada del título del artículo The Birth, Death, and Long Afterlife of The Gashlycrumb Tinies. E is for Edward who wrote a gory masterpiece, de Mark Dery.
Finalmente, llegamos al maestro de la parodia de los cuentos de advertencia, Edward Gorey, quien, con su irreverente humor, su carga irónica y sus inquietantes ilustraciones aporta el contexto oscuro y absurdo preciso para contar este tipo de historias. Su libro más conocido en éste y en muchos otros aspectos es el de Los pequeños macabros o después de laexcursión (Gorey, 1963; ver video 1), donde, a lo largo de un abecedario rimado, con el nombre de los niños empezando con cada letra del alfabeto, representa sus anticipadas y diversas muertes. De ahí que desde la portada el autor nos presente la figura de la muerte haciéndole sombra a los niños con su paraguas.
Video 1. Promocional del libro “Los pequeños macabros de Edward Gorey” (Libros del Zorro Rojo, 2014).
En las 26 historias ilustradas, Gorey juega entre lo mundano y lo improbable para terminar gradualmente con lo más absurdo, empezando por el niño que muere haciendo algo tan cotidiano como comer un durazno y que termina atragantándose, o la que se cayó por un desagüe, vemos al que se traga unas tachuelas, el que es atacado por unos osos, la que es alcanzada por un hacha, la que fue pisoteada en una pelea y en la ilustración únicamente la vemos abriendo la puerta de un bar, el que fue devorado por ratones, y llegamos a la niña a la que una sanguijuela le chupó toda la sangre. Con todo esto, Gorey logra darles la vuelta a los cuentos de advertencia al no sólo “castigar sin que haya una mala conducta” (Dery, 2018; traducción propia), sino que, en vez de utilizar los miedos de los niños per se, en su libro representa las paranoias de los padres, quitándole la risa de la cara a los adultos para regalársela a los niños.
Con muertes que guardan su humor en la cotidianeidad, en la irónica tranquilidad de los momentos previos, contrastadas por la información del texto, en el sentido cómico y teatral o en lo descabellado, Gorey nos permite mandar a volar la empatía por unos instantes para disfrutar con el niño que “voló en pedazos” (nos lo muestra con un paquete en las manos), el que “tomó lejía por error” (aunque está trepado en una gran escalera para alcanzarla —tan por error no es—), la que “bebió mucha ginebra” (sentada en una mesita, como jugando a tomar el té con su muñeca, en un ambiente de imitación adulta), y el mejor de todos, el niño que murió de aburrimiento. Y por supuesto, no pueden faltar las clásicas: la que muere de inanición, como Augustus; el que ni siquiera estaba jugando en el lodo, y que se hunde en él como Franklin; el que muere de un golpe en la cabeza, como Rebecca, y a la que la consume el fuego, como a Augusta Noble, a Harriet y a Matilda. Todo rematado por la imagen de las tumbas en la contraportada, que termina de hablarnos de la presencia de la muerte en cualquier momento y forma.
The slippery slope
Este es un género que ha seguido evolucionando a medida que más autores optan por desprenderse de su oscuro lado adulto y acercarse a las nuevas generaciones de lectores, para llevarlo más allá de sus límites, como es el caso de Daniel Handler, mejor conocido como Lemony Snicket, que usó los elementos de la sátira en los cuentos de advertencia para crear su saga de trece libros Una serie de eventos desafortunados (Snicket, 1999-2006). Desde el principio, el autor se la pasa advirtiéndonos a cada rato acerca de un inicio de la historia, un final y una parte de en medio que no son nada felices, y sugiriendo que dejemos de leerla, que cambiemos de libros, pero por supuesto son advertencias que tenemos que transgredir. Y entonces nos encontramos con una historia donde ya no son las consecuencias de las transgresiones de los niños, sino las consecuencias de la ineptitud o la malicia de los adultos lo que los hermanos Baudelaire terminan pagando. Incluso podría decirse que los niños consiguen sobrevivir a pesar de los inconvenientes que causan los adultos. Porque, en palabras del propio Lemony Snicket, aquí hasta los adultos con las mejores intenciones “fallan en hacer algo remotamente útil” (Snicket, 2000, p. 6), e incontables veces son los adultos los que terminan muriendo por sus incompetencias.
Por si fuera poco, en Una serie de eventos desafortunados, los adultos no sólo se la pasan subestimando a estos niños bastante inteligentes y audaces, sino que además perciben estas características en ellos como insolencias, cuando en realidad se trata de niños bastante “buenos”, bien portados y autosuficientes, con lo que Daniel Handler termina de darle un giro de 360 grados a estas historias dedicadas a mostrar las consecuencias de malos comportamientos. Y, por supuesto, todo esto está inmerso en un mar de juegos de palabras y advertencias, siempre con un toque irónico que hace que los niños nos identifiquemos, nos horroricemos y al mismo tiempo no paremos de reír.
Después de todo este recorrido, lo único que queda claro es que lo subversivo de la ironía y el absurdo ha logrado liberar a la literatura infantil de las cadenas pedagógicas que le dieron origen, y que ésta seguirá transformándose en los muchos aspectos que abarca, como debe ser, complicando más la tarea de aquellos que buscan definirla, pero premiando a aquellos que deseen disfrutarla.
Referencias
Belloc, H., y Blackwood, B. T. (1957). Cautionary Tales for Children: Designed for the Admonition of Children between the ages of eight and fourteen years (Original publicado en 1907). Duckworth. Project Gutenberg. https://www.gutenberg.org/files/27424/27424-h/27424-h.htm.
Bingham, J., y Schott, G. (1980). Fifteen centuries of children’s literature: an annotated chronology of British and American works in historical context. Greenwood Press.
Dicks, K. (2018, 12 de octubre). The enduring appeal of Struwwelpeter. Languages across borders. Language collections at the University of Cambridge. https://tinyurl.com/55sw4khv.
Garralón, A. (2001). Historia portátil de la literatura infantil. Grupo Anaya.
Gorey, E. (1963). The Gashlycrumb Tinies: or, After the Outing. Harcourt Brace Company.
Hoffmann, H. (1909). The English Struwwelpeter, or, Pretty stories and funny pictures. George Routledge and Sons. https://tinyurl.com/yy26vwfc.
Hunt, P. (1996). International Companion Encyclopedia of Children’s Literature. Routledge, 1996.
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Nota aclaratoria. Las ilustraciones publicadas en este texto son obra de Renata Santamarina y están protegidas por derechos de autor. Queda prohibida la reproducción, distribución o uso de estas ilustraciones sin el consentimiento expreso de la autora.
Crea su propia utopía desde 1996, es una buscadora incansable de la belleza contenida en el mundo onírico. A través del estudio y observación de cosmovisiones animistas ha encontrado el alma que sostiene su propuesta. La autora se expresa a través de imágenes fantásticas, siendo su herramienta principal el dibujo y la pintura.
Su sede de creación se encuentra en la Ciudad de México. A los 16 años, realizó sus primeros estudios en artes plásticas en la Escuela de Iniciación Artística (eia) 1 perteneciente al inba. Posteriormente, curso la Licenciatura en Restauración en la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (encrym). Ha complementado su educación artística con distintos cursos de especialización. En la ciudad de Barcelona estudió retrato, realizó un programa intensivo en el Barcelona Atelier y también aprendió de la mano de Paula Bonet en su taller La Madriguera.
En su trabajo ha participado en distintas exposiciones, tanto colectivas como individuales, éstas se han llevado a cabo en México, su país de origen, y también en Estados Unidos. Su propuesta ha encontrado hogar en colecciones privadas a lo largo del mundo, con presencia en más de diez países. La artista también se ha sumado a colaboraciones con distintas marcas, entre las que destacan Netflix y Nissan.
La autora realiza un recorrido por las distintas posibilidades que ofrece la disciplina del dibujo: la observación, el análisis y la creación de imágenes. Reflexiona cada una de ellas a partir de su experiencia personal y se acompaña de los pensamientos de grandes autores que también han escrito sobre el proceso del dibujo.
Palabras clave: dibujo, creatividad, observación, imaginación, registro gráfico.
A love letter to life through drawing
Abstract
The author takes a tour of the different possibilities offered by the discipline of drawing: observation, analysis and image creation. She reflects on each of them from her personal experience and in the company of the thoughts of great authors, who have also written about the drawing process.
Keywords: drawing, creativity, observation, imagination, graphic arts.
Mi relación con el dibujo empezó desde una temprana edad. Tuve la oportunidad de crecer cerca de un dibujante profesional y me era muy sorprendente cómo podía plasmar ideas y nuevos mundos sobre una hoja de papel en cuestión de segundos.
A los 16 empecé mi primer proceso formativo alrededor de las artes plásticas. La maestra que impartía dibujo nos insistía en que debía de ser una práctica diaria en nuestras vidas: aprender a dibujar es cuestión de dedicarle tiempo. Desde ese entonces se convirtió en mi disciplina principal y sobre todo en una manera de experimentar el mundo. El dibujo nos ofrece la posibilidad de observar, de diseccionar, de analizar y de reimaginar la realidad que habitamos. “Para el artista dibujar es descubrir […] Es el acto mismo de dibujar lo que fuerza al artista a mirar el objeto que tiene delante. A diseccionarlo y volverlo a unir en su imaginación” (Berger, 2011, p. 7)
La primera posibilidad del dibujo que quiero explorar en este ensayo es la posición de observadora que me ha regalado esta práctica. Dibujar el mundo nos invita a un ritmo pausado, el de las grandes líneas y los pequeños detalles. El nivel de concentración y presencia que el dibujo pide es un deleite. Es una invitación a habitar la realidad de manera pausada, en contraste con nuestro constante frenesí. El dibujar algo invita a comprender la unidad y sus partes, ambas al mismo tiempo. Este juego mental nos regala un momento de introspección que roza en, e incluso me atrevería a decir que es, una meditación. Se trata de una compenetración con la vida, que nos permite sentirla en toda su profundidad. Como dice mi maestra de yoga: “Donde yace nuestra mirada está nuestra atención”.
El dibujar algún sujeto en vivo puede ser un ejercicio muy técnico, se trata de una práctica que se va cultivando con muchas horas y se va afinando con el tiempo. Como en cualquier disciplina, a la par que vas desarrollando los aspectos técnicos, vas explorando los aspectos sutiles. Me atrevo a decir que cualquier dibujante se va preguntando cómo capturar lo que roza en los intangibles. ¿Cómo representar lo abstracto de un momento?, ¿cómo capturar la esencia de lo que estás dibujando?, ¿acaso se encuentra en la sutileza de sus curvas?, ¿en cómo acaricia la luz al objeto? Creo que todos estos cuestionamientos te van llevando a desarrollar lo que comúnmente llamamos estilo.
En mi opinión, el estilo es sólo un gusto por lo que uno observa, es poner atención a cierto tipo de detalle. Es el desarrollo de una manera de mirar. El dibujo nos regala ser el testigo pleno de muchos escenarios y al mismo tiempo es tomar una elección de qué observar entre un infinito de posibilidades. Tus dibujos se vuelven una huella de tu ser, del paso de tu mirada en este mundo. “Es evidente que el acto de dibujar mezcla la percepción, la memoria y el sentido que cada uno tiene del yo y de la vida: un dibujo siempre representa más que su tema real. Todo dibujo constituye un testimonio” (Pallasmaa, 2012, p. 101).
Figura 1. Dibujos en el Barrio gótico de Barcelona.
Crédito: diario de viaje de Renata Santamarina, 2022, uso reservado.
La segunda posibilidad que me ha ofrecido el dibujo es la de analizar, la de diseccionar las partes de un objeto para reconocerlas y así entender que la unidad es más que la suma de sus partes. Como dijo Albert Einstein, “Si no puedo dibujarlo es que no lo entiendo”.
Esta faceta del dibujo me enseñó a explorarla mi querida maestra Martha, quien me dio clases de representación bidimensional como parte de mi proceso de licenciatura. La experiencia más clara que tuve respecto a esto fue durante una práctica de campo, en la que fui a restaurar junto con todos mis compañeros la zona arqueológica de Palenque. Trabajábamos por equipo y al nuestro le tocó la limpieza de un friso, el cual estaba decorado con mascarones. El friso es la sección ancha que se encuentra en la parte superior de un edificio. Puede estar ornamentado, lo cual aquí era con los mascarones, que son elementos decorativos y usualmente simbólicos, que en este caso se trataban de figuras que asemejaban la forma de una serpiente.
Por fortuna, no había registro gráfico de la decoración, por lo que me asignaron la tarea de dibujarlos. La decoración de los edificios de Palenque, a la cual pertenecen los mascarones, fue realizada a base de cal. Es un sitio que fue habitado y desarrollado por la cultura Maya. Ellos llegaron a tal maestría del material por la profunda comprensión que tenían sobre su comportamiento. Los mascarones son decoraciones complejas y de gran peso por lo que necesitan de un acompañamiento estructural que venga desde el edificio para poderse sostener. Los mayas lo resolvieron por medio de una piedra, llamada alma, que forma parte de la pared del edificio y tiene un fragmento que sobresale. Sobre de éste construyeron los mascarones.
Figura 2. Esquema explicativo, del friso, el mascarón y el alma.
Crédito: Renata Santamarina, 2024, uso reservado.
Dibujé los seis mascarones del edificio, estaban en distintos estados de conservación. Algunos de ellos habían perdido ya mucha de la decoración en cal, por lo que me fue posible observar sus almas. Al ir dibujándolos, fue muy bello el poder ir reconociendo esta parte íntima de ellos, la estructura que posibilita su existencia. Al comparar todos los dibujos, me fue posible elaborar una propuesta de dónde estaban dispuestas todas las almas y, por lo tanto, poder comprender íntegramente su estructura.
En este momento me di cuenta de la importancia que tiene el dibujo para realizar un proceso de síntesis, el cual posibilita una profunda comprensión del objeto estudiado. Además del análisis, estos esquemas se vuelven memoria; otra posibilidad del dibujo en la que me gustaría ahondar.
Los artistas utilizaban también el dibujo para registrar detalles técnicos […] Estas pinturas a menudo se denominan ricordi. De manera similar las fábricas marcan con frecuencia sus productos con la simple representación lineal, reconociendo que tanto las formas, como la decoración, se pueden identificar rápidamente con estos dibujos simplificados mejor que con fotografías tonales. (Lambert, 1996, p.133)
Durante la misma experiencia de Palenque, continuamente realizábamos una consulta a los dibujos realizados por la arqueóloga Merle Greene Robertson, compilados en un libro publicado en 1983. Ella se dio a la labor de levantar un registro gráfico extensivo de la decoración de los inmuebles y a la fecha sirven como memoria del sitio. Permiten comparar el estado de conservación, observar qué se ha perdido y qué perdura en las mismas condiciones. Bien dijo Leonardo Da Vinci, “El dibujo da existencia, todo lo dibujado es”.
Ahora viene mi posibilidad favorita como dibujante, la de vivir la vida imaginando e inventando otras realidades. El dibujo ha sido mi principal herramienta para explorar la creatividad, un gran compañero para indagar el mundo de las ideas y traerlas a tierra. “El acto de convertir una idea en líneas y trazos en el papel a menudo estimula la mente y libera la imaginación, fomentando el flujo de pensamiento creativo” (Lambert, 1996, p. 77).
Doy clases en mi taller, mis alumnos siempre enriquecen mis reflexiones sobre el oficio y me ayudan a entender con mayor profundidad el proceso creativo. Uno de ellos, Mauricio, se dedica al cine y el otro día nos platicó sobre una reflexión muy interesante de Robert Bresson, quién dijo: “De dos muertes y tres nacimientos. Mi película nace por primera vez en mi cabeza, muere sobre el papel; resucita por los personajes vivos y los objetos reales que empleo, que son asesinados en el celuloide pero que, colocados en un cierto orden y proyectados sobre una pantalla, se reaniman como las flores en el agua” (Bresson, 1979, p.19). Me encantó la idea de incorporar la concepción cíclica en el proceso creativo. Precisamente, el primer nacimiento de una imagen para mí pasa por un bosquejo rápido. Ese garabato me permite reconocer las partes que estarán presentes y ponerlas a bailar e incluso explorar posibilidades que no imaginé en un primer momento. Aquí llegaría su primera muerte y tendría sentido darle una nueva vida a esa imagen a través de una pintura o un dibujo más elaborado.
Figura 3. Boceto de la pintura Escribana del Alma.
Crédito: Renata Santamarina, 2023, uso reservado.
A través de la suma de dibujos y pinturas creadas, vas reconociendo tu propia mirada. “El artista realiza este tipo de función; está orientado de algún modo a situarse en la frontera de la percepción, con su alma vertiéndose en sus sentidos. A medida que el alma evoluciona, a medida que los tiempos cambian, lo que ve, cambia” (Richards, 2023, p. 51). Para mí, el ir reinterpretando mis vivencias a través de la creación de imágenes me ha permitido construir un mundo propio de símbolos, explorar mi imaginación y así ir construyendo una cosmovisión.
Ver sólo con los ojos es ver el mundo con una visión simple, únicamente bidimensional, literal. Ver el mundo a través de los ojos es cultivar lo que Blake llamaba “doble visión”, que percibe con una profundidad mayor y capta lo metafórico, más allá de lo literal. La visión simple ve el sol solamente como el sol; la doble visión lo ve también como una hueste celestial. (Harpur, 2020, p. 92)
Esta posibilidad nos regresa a la primera, la de ser testigos activos de la vida a través del dibujo. El ser creativo te invita a observar, a estar atento. A buscar la magia en el cotidiano, que sólo a través de tus ojos puede convertir la más simple de las experiencias en un milagro.
Referencias
Berger, J. (2011). Sobre el dibujo. Editorial Gustavo Gili.
Bresson, R. (1979). Notas sobre el cinematógrafo. Biblioteca Era.
Harpur, P. (2020). El fuego secreto de los filósofos. Atalanta.
Lambert, S. (1996). El dibujo. Técnica y utilidad. Tursen/Hermann Blume.
Pallasmaa, J. (2012). La mano que piensa. Editorial Gustavo Gili.
Richards, M. C. (2023). Centrar en cerámica, en poesía y en la persona. Editorial Alias.