Vol. 26, núm. 2 marzo-abril 2025

¿Por qué es importante incluir poblaciones poco estudiadas en la investigación psicolingüística?

Stanislav Mulík, Armando Quetzalcóatl Angulo Chavira y Natalia Arias-Trejo Cita

Resumen

Este artículo explora cómo dos grupos tradicionalmente poco estudiados pueden ofrecer valiosos conocimientos sobre el procesamiento y aprendizaje del lenguaje: las personas con síndrome de Down y los hablantes de lenguas indígenas. A pesar de enfrentar desafíos cognitivos y en la producción de habla, las personas con síndrome de Down demuestran habilidades lingüísticas notables, como una comprensión avanzada del vocabulario y la capacidad de anticipar información lingüística. Estos hallazgos podrían llevar a intervenciones más eficaces para mejorar sus habilidades de comunicación. Por otro lado, se analiza el bilingüismo en hablantes de lenguas indígenas, cuyas experiencias lingüísticas a menudo difieren de las de los hablantes de lenguas mayoritarias. El desarrollo del vocabulario en estos hablantes está influenciado por factores culturales, lo que presenta una visión única sobre cómo se aprende el lenguaje en contextos diversos. Este artículo destaca la necesidad de ampliar la investigación psicolingüística para incluir una mayor diversidad de poblaciones, lo cual no solo beneficia el avance científico, sino que también promueve una sociedad más inclusiva.
Palabras clave: Síndrome de Down, ilingüismo indígena, psicolingüística, desarrollo del vocabulario, inclusión social.

Why is it important to include understudied populations in psycholinguistic research?

Abstract

This article explores how two traditionally understudied groups can offer valuable insights into language processing and learning: individuals with Down syndrome and speakers of indigenous languages. Despite facing cognitive and speech production challenges, individuals with Down syndrome demonstrate remarkable linguistic skills, such as advanced vocabulary comprehension and the ability to anticipate linguistic information. These findings could lead to more effective interventions to improve their communication skills. On the other hand, the article examines bilingualism in indigenous language speakers, whose linguistic experiences often differ from those of speakers of majority languages. Vocabulary development in these speakers is influenced by cultural factors, providing a unique perspective on how language is learned in diverse contexts. This article highlights the need to expand psycholinguistic research to include a broader diversity of populations, which not only benefits scientific progress but also promotes a more inclusive society.
Keywords: Down Syndrome, Indigenous Bilingualism, Psycholinguistics, Vocabulary Development, Social Inclusion.


Introducción

La psicolingüística busca conocer cómo los humanos procesamos el lenguaje, por medio de experimentos controlados que aíslan, miden o manipulan los fenómenos de interés. Gracias a este campo de estudio, hoy en día tenemos conocimientos sobre los mecanismos de aprendizaje de lenguas y la producción o percepción del habla.

En la investigación psicolingüística, normalmente se estudia a grupos que en sus diversas características representan al promedio de la población. Un ejemplo son las personas neurotípicas ––aquellas que no presentan trastornos neurológicos ni problemas en el aprendizaje, comprensión y uso del lenguaje––. La elección de la población suele estar motivada por la necesidad de los investigadores de tener control sobre los diferentes aspectos que pueden afectar a los resultados de los experimentos psicolingüísticos. Además, se suele considerar alumnos universitarios debido a la facilidad que supone reclutarlos. Aunque los estudiantes pueden tener características representativas del grueso de la población, en ningún caso representan toda la diversidad que naturalmente existe en la humanidad. Esta variabilidad incluye personas con problemas de visión o audición, personas en situación de pobreza, personas con alteraciones genéticas o los hablantes de lenguas desprestigiadas, entre muchas otras. Todas estas características causan particularidades en el desarrollo y uso de lenguaje.

En este artículo, exponemos la idea de que estudiar poblaciones que no representan el comportamiento típico es muy provechoso para el entendimiento del lenguaje. A continuación, ilustramos nuestro punto con dos poblaciones muy diferentes que, en general, son poco estudiadas en la psicolingüística. Por un lado, presentamos un acercamiento a la manera en la cual las personas con síndrome de Down comprenden el lenguaje. Por otro lado, revisamos algunos estudios sobre el lenguaje en niños indígenas que pueden ser bilingües. Es importante recalcar que nuestra intención no es comparar estas poblaciones —ya que una población tiene una alteración genética y la otra no—. Más bien, este artículo intenta evidenciar la importancia de estudiar el lenguaje de poblaciones marginadas por diferentes razones, tanto para el avance científico como para su inclusión social.

Personas con síndrome de Down

El síndrome de Down es un trastorno genético provocado por una copia extra, completa o parcial, del cromosoma 21, y es la causa biológica más frecuente de discapacidad intelectual en el mundo, aproximadamente uno de cada mil niños nace con él. La Organización Mundial de la Salud introdujo el término trisomía 21 para hacer referencia a las personas con síndrome de Down, ya que todavía en los años setenta se hablaba de ellas como individuos con retraso mental. Este término estigmatizante surgió a raíz de que en el síndrome de Down se presenta un desarrollo cognitivo menor al esperado de acuerdo con la edad.

Los niños con síndrome de Down presentan características físicas específicas, como una cavidad oral pequeña y una lengua alargada, que impactan su capacidad para hablar (ver figura 1). Asimismo, experimentan infecciones frecuentes del oído medio y esto hace que perciban los sonidos de manera distorsionada. Además, se ha reportado que los niños con síndrome de Down tienen una probabilidad cuatro veces mayor que los niños neurotípicos (aquellos cuyo desarrollo cognitivo se encuentra dentro de patrones normativos) de presentar alteraciones en la eficiencia de sueño, como despertares frecuentes y problemas de respiración. Estas deficiencias también afectan las características del lenguaje, principalmente en el desarrollo del vocabulario temprano, en la producción del habla y en su capacidad de memoria de trabajo, o sea, la información que se mantiene presente en la mente para, por ejemplo, comprender toda una oración.

Figura 1. Una niña jugando que presenta las características físicas típicas de una persona con síndrome de Down.
Crédito: pikisuperstar, s.f.

¿Qué se sabe de las habilidades de lenguaje en niños con síndrome de Down?

Una de las áreas de ventaja de los niños con síndrome de Down es la comprensión de vocabulario, en contraste con su producción. Carencias en la producción de palabras pueden ser el resultado de una deficiente memoria a corto plazo. Al igual que los demás niños, los que tienen síndrome de Down empiezan a decir sus primeras palabras en el segundo año de su vida. Sin embargo, a partir de ese momento adquieren nuevas palabras a un ritmo más lento que los niños neurotípicos. Un paso importante en el desarrollo típico del léxico es la explosión del vocabulario —un incremento rápido en la adquisición de palabras que ocurre cerca de los dos años—. Este aumento también se ha visto en los niños con síndrome de Down, aunque se da entre los 3 y los 5 años de edad.

La comprensión de vocabulario en niños con síndrome de Down, similar a los niños neurotípicos, puede ser producto de habilidades conservadas en el aprendizaje de palabras. Por ejemplo, identifican correctamente objetos familiares como cama o leche y pueden hacer uso de estrategias como la exclusividad mutua —asignar una palabra nueva a un objeto nuevo cuando se sabe que los otros objetos son familiares y ya poseen un nombre—. Aún más, recientemente, en el Laboratorio de Psicolingüística de la unam demostramos que los niños con síndrome de Down extienden palabras recién aprendidas a otros objetos de la misma forma. Por ejemplo, un objeto redondo que rebota puede ser de un color o multicolor, pero siempre se le llama pelota. Esta estrategia de extensión permite considerar rasgos constantes para asignar significado e ignorar características secundarias —como el color—.

Las personas con síndrome de Down también son capaces de anticipar información lingüística; por ejemplo, pueden usar el contexto de una oración como “La gallina pone…” para anticipar que terminará en la palabra huevos (ver figura 2). Esta habilidad es similar a la presentada en niños neurotípicos con una edad de desarrollo parecida, siempre y cuando los verbos están altamente relacionados con la palabra a predecir (p. ej., leer – libro). Sin embargo, cuando la relación es menor, tienen problemas para anticipar la siguiente palabra. En conjunto, los estudios previos sugieren que las personas con síndrome de Down basan su predicción principalmente en asociaciones y muestran dificultad cuando las asociaciones entre palabras son débiles (Arias-Trejo et al., 2019; Angulo-Chavira et al., 2022). Estas diferencias podrían explicar algunos de los obstáculos con los que se encuentran para aprender y usar el lenguaje, pero el estudio de esta población también aporta información muy valiosa sobre la relación y la independencia entre los procesos de producción y comprensión del lenguaje.

Figura 2. Los niños con síndrome de Down pueden anticipar información lingüística altamente probable.
Crédito: modificada de prostooleh, s.f.

Hablantes de lenguas indígenas

Se estima que a nivel mundial actualmente existen alrededor de 7000 lenguas, de las cuales la mayoría son indígenas. Una lengua indígena se puede entender como una lengua que se habla por un grupo étnico vulnerable y autóctono de una región específica (ver figura 3). Algunas lenguas indígenas tienen sólo un pequeño número de usuarios —son lenguas minoritarias— y muchas están en peligro de extinción (Moseley, 2010).

Figura 3. Niña hablante del idioma balinés, una de las numerosas lenguas indígenas del mundo.
Crédito: Kireyonok_Yuliya, s.f.

En México, entre 5 y 10% de la población hablan alguna lengua indígena, o lengua originaria. Éstas pertenecen a 11 familias lingüísticas diferentes. Se pueden organizar en 68 agrupaciones, que constituyen hasta 364 variantes regionales. La Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas (2023) estipula que todas las lenguas son lenguas nacionales, pero en la práctica aún existe mucha discriminación lingüística y falta de inclusión (La Prensa, 2024). Además, existe muy poca investigación del bilingüismo de lenguas indígenas mexicanas y el español desde el enfoque psicolingüístico, ya que este tema se suele estudiar más desde el punto de vista de lenguas en contacto o educación indígena (Serrano, 2019).

Muy a menudo, los hablantes de lenguas indígenas también hablan la lengua mayoritaria del entorno en el cual viven. A diferencia del bilingüismo de lenguas mayoritarias —por ejemplo, hablar inglés y español—, el bilingüismo indígena suele ser caracterizado por un desplazamiento lingüístico, cuando una lengua desplaza o sustituye a otra, que casi siempre resulta en el detrimento o hasta pérdida de la lengua indígena (Chi Pech, 2023). Aun así, hablar o entender una lengua indígena junto con el español es bilingüismo (Mulík et al., 2021).

¿Qué nos dicen estudios con niños indígenas sobre el lenguaje?

Los hablantes de lenguas indígenas tienden a escribir y leer en la lengua mayoritaria pero no en la lengua indígena, el uso de la cual se mantiene a menudo por medio de la tradición oral. En el caso de niños indígenas, el desarrollo de su vocabulario en la lengua indígena podría ser diferente que en la lengua mayoritaria. Por ejemplo, un estudio realizado con hablantes de lenguas indígenas de Australia reportó que el desarrollo del vocabulario de los niños indígenas en inglés ––la lengua mayoritaria–– estaba relacionado con la actividad de lectura de libros en inglés entre padres e hijos (ver figura 4). En contraste, no se encontró el efecto de lectura de libros en lengua indígena en el vocabulario de esta lengua. El factor que sí tuvo efecto en el vocabulario en la lengua indígena fue la participación de los niños en la práctica de narración oral de cuentos en esta lengua (Farrant et al., 2014). Esto apunta a una necesidad de actividades culturalmente apropiadas para el desarrollo de vocabulario en niños hablantes de lenguas indígenas, ya que habrá estrategias de desarrollo del lenguaje que ayudan más que otras.

Figura 4. Las diferentes prácticas narrativas pueden estar relacionadas con diferentes lenguas en los niños bilingües. Izquierda, tradición oral. Derecha, lectura de libros.
Créditos: freepik, s.f.a; freepik, s.f.b.

Más allá del desarrollo de vocabulario, los estudios psicolingüísticos que se han realizado con niños indígenas nos ofrecen conocimiento sobre, por ejemplo, si los pensamientos sobre números son posibles sin la existencia de las palabras que los pueden expresar. La gran mayoría de las lenguas del mundo cuenta con palabras para los números exactos, así que los hablantes están acostumbrados a pensar en cantidades exactas que tienen un nombre. Sin embargo, un estudio reportó que la habilidad de pensar en números exactos no depende de si la lengua tiene palabras para cantidades exactas. El estudio se llevó a cabo en Australia con tres grupos de niños entre 4 y 7 años, quienes hablaban ya sea el warlpiri, el anindilyakwa o el inglés. A diferencia del inglés, ninguna de estas dos lenguas indígenas australianas cuenta con palabras que se refieren a números. Cuando los investigadores compararon la manera en la cual los tres grupos de niños australianos realizaban tareas numéricas con hasta 12 objetos, no encontraron ninguna diferencia entre ellos y, en consecuencia, pudieron concluir que el procesamiento numérico no depende de la posibilidad de expresarlo en palabras, sino del concepto de número que los humanos desarrollamos de manera ajena al lenguaje (Butterworth et al., 2008).

¿Qué podríamos aprender si consideramos a los niños indígenas en los estudios de bilingüismo de corte psicolingüístico?

Algunos hablantes de lenguas indígenas mexicanas y el español pueden considerarse como hablantes de herencia (Mulík et al., 2021). Los hablantes de herencia son aquellas personas bilingües que en casa suelen utilizar su lengua materna —lengua de herencia—, pero en contextos escolares o laborales le dan más uso a la lengua mayoritaria —en el caso de México, el español—. El bilingüismo de herencia está muy extendido por el mundo y en nuestro país, porque surge, por ejemplo, en situaciones de migración o de diferentes niveles de prestigio de las lenguas. Un ejemplo de un hablante de herencia sería un hijo de migrantes mexicanos que viven en Estados Unidos: habla el español en casa, pero el inglés en todos los demás contextos sociales.

La exposición a una lengua de herencia desde el nacimiento puede influir en diversos aspectos del desarrollo lingüístico. Tradicionalmente, se ha presupuesto que los niños asignan un nombre por objeto, sin embargo, los infantes bilingües demuestran que este proceso de aprendizaje de vocabulario puede ser más flexible (Gangopadhyay y Kaushanskaya, 2020). Estos niños se percatan de que un mismo objeto puede tener dos denominaciones distintas; por ejemplo, mientras que en español decimos tortilla, en otomí se le nombra hme (pronunciada con la h sonora, como en la palabra house del inglés). Al principio, este proceso de asignación de dos palabras para un mismo objeto puede resultar en un vocabulario relativamente más reducido en ambas lenguas, si lo comparamos con el de los niños monolingües. No obstante, a largo plazo, los niños bilingües no sólo igualan, sino que en ocasiones superan el vocabulario de niños monolingües de la misma edad. Lo anterior es evidente en niños bilingües que aprenden dos lenguas prestigiosas que usan de manera continua. Sin embargo, no está claro qué ocurre cuando una de las lenguas se va perdiendo, como sucede con algunos hablantes de herencia en México.

Para abordar estas dinámicas en una población que ha sido poco representada en la investigación psicolingüística, en nuestro laboratorio estamos llevando a cabo estudios con niños bilingües que hablan tanto una lengua indígena como el español (por ejemplo, Mulík y Arias-Trejo, 2025). Con estos estudios, esperamos proporcionar información novedosa y valiosa sobre los procesos de adquisición de vocabulario en niños bilingües de una lengua minoritaria y una lengua mayoritaria. De esta manera, pretendemos contribuir a una mejor comprensión de los fenómenos de aprendizaje y pérdida de lenguas, especialmente en el contexto de la diversidad lingüística de México. Asimismo, invitamos a otros investigadores del área de la psicolingüística a aumentar los esfuerzos sobre el bilingüismo indígena mexicano.

Conclusiones

En este trabajo, abordamos dos poblaciones muy diferentes con las que hemos trabajado en nuestro laboratorio, para ejemplificar cómo su estudio desde la psicolingüística puede ayudarnos a responder algunas preguntas fundamentales en este campo de investigación. Como el lector puede apreciar, muchas de las preguntas siguen sin ser respondidas, por lo que son necesarios más estudios de esta índole. La investigación en estas áreas es crucial para mejorar la calidad de vida y apoyar el aprendizaje y desarrollo de habilidades lingüísticas en personas con síndrome de Down, así como para generar conocimiento sobre diferentes tipos de bilingüismo y apoyar en erradicar el estigma del bilingüismo indígena y la preservación y revalorización de las lenguas originarias en México y en el mundo. La inclusión de poblaciones poco investigadas en los estudios psicolingüísticos tiene serias implicaciones tanto científicas —una mejor generalización de los resultados hacia la diversidad poblacional— como sociales —una mayor inclusión y aceptación de los grupos marginados y vulnerables—.

Referencias

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Recepción: 2023/06/27. Aprobación: 2025/02/07. Publicación: 2025/03/11.

Vol. 26, núm. 2 marzo-abril 2025

¿Qué hay en el plato de la totoaba? Descubre su dieta con ciencia forense

Alicia Abadía Cardoso, Yolanda Schramm Urrutia, Ivone Giffard Mena, Arlette Pacheco Sandoval y Jennyfers Chong Robles Cita

Resumen

La totoaba, un pez único de México, estuvo al borde de la extinción debido a la sobrepesca. Para salvarla, la Universidad Autónoma de Baja California ha logrado avances significativos con un proyecto de reproducción en cautiverio. Pero aún falta mucho por aprender sobre su biología, como qué come en su hábitat natural. Afortunadamente, técnicas genéticas innovadoras, como la metagenómica, ahora nos permiten conocer con precisión las especies que forman parte de su dieta. Este descubrimiento no sólo mejora las estrategias de conservación de la totoaba en su entorno natural, sino que también optimiza su desarrollo en cautiverio. Al entender mejor sus necesidades alimenticias, se pueden tomar decisiones más informadas para proteger a esta especie en peligro y asegurar su futuro.
Palabras clave: totoaba, conservación, metagenómica, extinción, dieta.

What’s on the totoaba’s plate? Discover its diet with forensic science

Abstract

The totoaba, a unique fish from Mexico, was on the brink of extinction due to overfishing. To save it, the Autonomous University of Baja California has made significant progress with a captive breeding project. However, much is still to be learned about its biology, such as what it eats in its natural habitat. Fortunately, innovative genetic techniques, such as metagenomics, now allow us to accurately identify the species that make up its diet. This discovery not only enhances conservation strategies for the totoaba in its natural environment but also optimizes its development in captivity. By better understanding its nutritional needs, more informed decisions can be made to protect this endangered species and secure its future.
Keywords: totoaba, conservation, metagenomics, extinction, diet.


En el corazón del Golfo de California

El operativo de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (profepa) fue un golpe certero: cuatro totoabas, dos hembras y dos machos de entre 81 y 136 cm, que por su tamaño eran consideradas adultas (Berdegué, 1955), fueron decomisadas. Estas fueron capturadas en una red de pesca ilegal y retiradas rápidamente de las aguas del Golfo de California, donde ya no tenían escape. Las “policías del mar” las sacaron del agua, frescas, y con un futuro incierto. Esta acción no sólo representó un acto de justicia en el océano, sino que también ofreció la oportunidad de desvelar uno de los secretos mejor guardados de estos gigantes marinos: ¿qué comen realmente las totoabas en su hábitat natural?

Las totoabas (Totoaba macdonaldi), esos imponentes gigantes marinos que habitan en el Golfo de California, han intrigado a los científicos durante décadas. ¿De qué se alimentan? ¿Cómo entendemos su dieta? A través de la ciencia y la genética, se ha logrado desvelar parte de sus secretos mediante el uso de técnicas innovadoras.

¡La totoaba es un pez realmente grande! Puede medir hasta dos metros y alcanzar un peso de 135 kg cuando es adulto. Este pez habita exclusivamente en las zonas costeras del Golfo de California, desde el Delta del Río Colorado, pasando por las costas de Baja California y Sonora, hasta llegar a Sinaloa (Figura 1) (Cisneros-Mata et al., 1995). Es tan única que sólo se encuentra en este ecosistema, lo que la convierte en una especie endémica. Además, las totoabas migran para reproducirse. Entre febrero y mayo, todas viajan hacia el Delta del Río Colorado, donde se agrupan. Después de este periodo, los juveniles y adultos regresan al sur, hacia las aguas más profundas de las grandes islas (Berdegué, 1955; Cisneros-Mata et al., 1995).

Distribución de la totoaba

Figura 1. Distribución de la totoaba en la zona costera del Alto Golfo de California (en azul).
Crédito: modificado de Arvizu y Chávez, 1972.

Durante varias décadas, la pesca indiscriminada de totoaba casi llevó a la especie a la extinción. En 1975, la totoaba fue declarada en peligro de extinción, y se prohibió su pesca (semarnat, 2010). Sin embargo, a pesar de los esfuerzos por protegerla, la totoaba se asemeja a otro pez muy valorado en Asia, el bahaba, al que se le atribuyen, de manera infundada, propiedades medicinales y afrodisíacas. Este pez está tan amenazado debido a la sobrepesca que su captura ilegal comenzó a verse como una alternativa. Así nació el tráfico ilegal de totoaba, cuyo destino final era el mercado asiático (Cisneros-Mata et al., 2020).

¿Qué ocurre cuando una especie está al borde de la extinción?

Cuando una especie se encuentra en riesgo de desaparecer, se implementan estrategias para incrementar su población. En 1994, la Universidad Autónoma de Baja California (uabc) inició un ambicioso proyecto para recuperar la totoaba, una especie clave tanto ecológica como económicamente para la región. El proyecto se enfocó en su reproducción en cautiverio con tres objetivos principales:

  1. Estudiar la biología de la especie.
  2. Producir totoabas para el consumo humano y reducir la pesca de ejemplares silvestres.
  3. Liberar juveniles en el Alto Golfo de California para favorecer su recuperación.

Gracias a este esfuerzo y al trabajo conjunto con otras instituciones, se han liberado más de 500,000 juveniles en su hábitat natural (Enríquez Paredes et al., 2023). Además, desde 2011, la carne de totoaba cultivada en la uabc se comercializa de manera legal (Figura 2) (Enríquez Paredes et al., 2023).

Cultivo de totoabas

Figura 2. Cultivo de totoabas en la Universidad Autónoma de Baja California (arriba). De izquierda a derecha: juvenil de totoaba, tanque con totoabas juveniles, totoabas adultas reproductoras.
Crédito: L. Enríquez, I. Giffard (2019).

No obstante, para mejorar el éxito de este proyecto es necesario profundizar en el conocimiento de la biología de la totoaba en su entorno natural. Comprender su dieta requiere estudiar su hábitat a lo largo de las distintas etapas de su vida (juveniles, preadultos y adultos), sus migraciones y sus necesidades energéticas. Esta información permite diseñar dietas óptimas en laboratorio para su crianza en cautiverio.

¿Cómo descubrimos lo que come la totoaba?

Investigar la dieta de una especie requiere el uso de diversas técnicas (Nielsen et al., 2018), y la elección de la más adecuada depende de los hábitos alimenticios de la especie en cuestión.

  1. Observación directa. Esta técnica es útil para especies terrestres, pero resulta inviable en el caso de la totoaba, que habita en el mar, lo que impide presenciar sus hábitos alimenticios en tiempo real.
  2. Análisis de excretas. Permite identificar restos de alimentos, pero para la totoaba, recolectar muestras resulta complicado debido a su entorno.
  3. Análisis de contenido estomacal. Implica capturar ejemplares y examinar sus estómagos en busca de restos de presas. Este método tradicional requería sacrificar múltiples individuos y dependía de que el alimento no estuviera completamente digerido.

Sin embargo, para las especies en peligro de extinción, la extracción de estómagos resulta inviable. Por ello, se ha recurrido a una técnica más avanzada: la metagenómica, que consiste en el estudio del adn presente en una muestra para identificar las especies que han interactuado con ella, incluso si ya han sido digeridas (Pompanon et al., 2012).

El adn, compuesto por cuatro nucleótidos1 (adenina [A], guanina [G], citosina [C] y timina [T]), forma secuencias únicas en cada especie (Figura 3) (Watson y Crick, 1953). Al analizar el contenido estomacal de una totoaba mediante metagenómica, se pueden identificar las especies consumidas con gran precisión (Fernandes et al., 2018).

Diagrama de la estructura de una molécula de ADN

Figura 3. Diagrama de la estructura de una molécula de ADN. Cada especie tiene una secuencia única de nucleótidos (letras), lo que permite su identificación a partir del ADN.
Crédito: A. Abadía (2023).

Análisis forense: descifrando la dieta de la totoaba

Tras el decomiso de las totoabas, surgió una nueva oportunidad para entender más a fondo a estos gigantes marinos. El análisis forense, utilizando la innovadora técnica metagenómica, permitió adentrarse en el misterio de su dieta. Al emplear esta técnica, los científicos pudieron descifrar los secretos de lo que las totoabas realmente consumen en su hábitat natural, incluso cuando los restos de su alimentación ya han sido digeridos.

Estómago de totoaba abierto
Figura 4. Estómago de totoaba abierto para la obtención de muestras (~0.02 g), las cuales se colocaron en tubos para la posterior extracción de adn.
Crédito: A. Abadía (2020).

El proceso comenzó con una disección minuciosa de los ejemplares. Se realizó un corte continuo desde la base de la boca hasta el costado, para exponer los órganos sin moverlos de su lugar. Una vez identificados los órganos, se extrajeron para ser pesados y medidos.

Luego, se extrajo el adn de cada muestra y se secuenció, obteniendo las secuencias de nucleótidos únicas de cada especie presente en el contenido estomacal. Estas secuencias se compararon con las de una base de datos global llamada GenBank, que alberga información genética de miles de especies.

Este trabajo se llevó a cabo en colaboración con el grupo de Nutrición Acuícola de la uabc, quienes tomaron datos físicos de los ejemplares, como tallas y peso. Mientras tanto, el equipo de investigación del Laboratorio de Ecología Molecular de la misma universidad extrajo los estómagos de las totoabas y los colocó en charolas de disección (Figura 4). Los estómagos fueron cuidadosamente abiertos para evitar contaminaciones y se encontraron partes de peces como anchovetas, así como estructuras duras como escamas y huesos. A pesar de la digestión avanzada, se lograron extraer seis muestras del contenido estomacal para analizarlas en el laboratorio.

¿Qué comieron las totoabas adultas?

Gracias al análisis metagenómico, se descubrió que las totoabas se alimentan de al menos 11 especies diferentes. Las presas más comunes fueron la anchoveta del Pacífico (Cetengraulis mysticetus), la lisa común (Mugil cephalus), la anchoveta de California (Engraulis mordax) y el chano norteño (Micropogonias megalops), todas ellas especies comunes en el Golfo de California. También se identificaron diversas especies de krill, pequeños crustáceos similares a camarones (Figura 5).

Principales especies consumidas por la totoaba

Figura 5. Principales especies consumidas por la totoaba.
Crédito: A. Abadía (2023).

Se encontraron parásitos y microorganismos en el contenido estomacal, pero estos no forman parte de su dieta, sino que probablemente fueron ingeridos incidentalmente (Mroue-Ruiz et al., 2023).

Este estudio es el primero en documentar la dieta de la totoaba mediante metagenómica, una técnica que ofrece muchas ventajas sobre los métodos tradicionales. Análisis previos basados en técnicas convencionales (Berdegué, 1955; De Anda-Montañez et al., 2013) sólo habían identificado cinco de las 11 especies encontradas en este estudio, lo que demuestra la mayor precisión de la metagenómica.

Si bien la metagenómica es una herramienta valiosa, no está exenta de limitaciones. Por ejemplo, sólo permite detectar la presencia o ausencia de una especie en la muestra, sin proporcionar información sobre la cantidad de presas consumidas, su tamaño, etapa de desarrollo o sexo. Por ello, se recomienda complementarla con técnicas tradicionales de reconocimiento morfológico en futuros estudios. De esta manera, se obtendrá un panorama más completo que incluya tanto la identificación de especies como la cantidad consumida de cada una.

¿Cómo ayuda la metagenómica en la conservación de la totoaba?

El uso de la metagenómica como método alternativo para analizar la dieta de la totoaba tiene implicaciones importantes para su conservación y el manejo de sus poblaciones en cautiverio. Este estudio permite comprender mejor la interacción de la totoaba con otras especies a través de su alimentación, así como analizar variaciones en su dieta a lo largo del año o entre individuos de diferentes edades.

Uno de los mayores desafíos en el cultivo de totoaba ha sido la formulación de dietas adecuadas para su óptimo desarrollo. Gracias a este estudio, ahora es posible diseñar dietas más cercanas a su alimentación natural, lo que podría mejorar la supervivencia, la salud y el crecimiento de los ejemplares criados en cautiverio.

En conclusión, este trabajo amplía el conocimiento sobre la dieta de la totoaba en su entorno natural y demuestra las ventajas de la metagenómica como herramienta para la investigación biológica y la conservación de esta especie emblemática.

El avance científico permite mejorar la precisión de las investigaciones y optimizar el manejo de los recursos naturales. Al aplicar herramientas innovadoras como la metagenómica, se promueve la conservación de especies clave y se favorece la producción de alimentos sanos y sostenibles, con un impacto positivo en la salud del planeta y en nuestra calidad de vida.

Agradecimientos

Agradecemos a la Dra. Asunción Lago Lestón y a la Biól. Fadya Hussein Mroue Ruiz por su participación fundamental en la realización de este proyecto. El proyecto fue financiado por la 20ª convocatoria interna de la Universidad Autónoma de Baja California. También agradecemos al personal de la Unidad de Manejo Ambiental (uma) de Reproducción y Crianza de Totoaba de la uabc por su apoyo en la facilitación de los especímenes.

Referencias

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Recepción: 2023/10/12. Aceptación: 2024/10/04. Publicación: 2024/03/11.

Vol. 26, núm. 2 marzo-abril 2025

Muelas en apuros: historia del dolor dental

Marine Ortiz Magdaleno y Amaury de Jesús Pozos Guillén Cita

Resumen

Quienes han experimentado un dolor dental saben lo desagradable que puede ser. En muchos casos, este dolor se debe a la pulpa, un tejido ubicado en un espacio hermético dentro del diente, rodeado por la dentina y el esmalte. Las enfermedades pulpares, especialmente las causadas por caries, generan una sensación de presión, ya que la pulpa está confinada en una estructura cerrada llamada cámara pulpar. Esto puede provocar un dolor extremadamente intenso.
El objetivo de este artículo es analizar las causas del dolor originado en el tejido pulpar, una molestia que puede llegar a ser una verdadera pesadilla para quien lo sufre.
Palabras clave: dolor dental, diente, pulpa, caries, tejido pulpar.

Trouble with molars: a history of tooth pain

Abstract

Anyone who has experienced dental pain knows how unpleasant it can be. In many cases, this pain is caused by the pulp, a tissue located in a sealed space inside the tooth, surrounded by dentin and enamel. Pulp diseases, especially those caused by cavities, create a sensation of pressure, as the pulp is confined within a closed structure called the pulp chamber. This can lead to extremely intense pain.
The aim of this article is to analyze the causes of pain originating in the pulp tissue, a discomfort that can become a true nightmare for those who suffer from it.
Keywords: dental pain, tooth, pulp, cavities, pulp tissue.


Historia del dolor dental

La humanidad ha padecido problemas de salud oral desde la prehistoria, buscando diversas soluciones para mitigarlos o eliminarlos. Los pueblos primitivos mostraron un interés particular en aliviar los padecimientos dentales, siendo los egipcios los primeros en desarrollar tratamientos para el dolor dental, alrededor del año 2600 a. e.c. Se ha evidenciado que, entre el 2900 y el 2750 a. e. c., los remedios consistían en remover la caries con un cincel de metal, perforando los dientes para aliviar el dolor, el cual era considerado un verdadero tormento. Pero ¿cómo era posible someterse a este procedimiento sin la existencia de anestesia dental? En aquella época, el uso de herramientas metálicas era la única alternativa para eliminar el dolor (Díaz de Kuri, 1994). Debido a la extrema incomodidad y sufrimiento que causaba, los pacientes solían ser inmovilizados en sillas, generalmente inconscientes durante el procedimiento.

Las civilizaciones antiguas también empleaban remedios herbales: el opio y el cannabis eran utilizados como analgésicos para curar el dolor. Cada cultura aliviaba el dolor dental de acuerdo con sus creencias, realizando procedimientos paliativos y alguno curativos. El conocimiento científico de la historia del dolor comenzó en el siglo xix: cuando existía una herida visible era comprensible el origen y la causa del dolor. Sin embargo, de no encontrarse una causa aparente, se creía que la persona había sido hechizada, poseída por un espíritu maligno o que los demonios se habían apoderado de su cuerpo; por ello, se pensaba que un rezo o una plegaria eliminaría el dolor (Sanfilippo 1986).

¿Qué es el dolor de muelas?

Asistir al dentista puede llegar a ser realmente atemorizante para algunas personas. Incluso, a veces, lo evitamos y prolongamos el tiempo de la consulta lo más posible, resistiendo el dolor a toda costa y autorrecetándonos medicamentos, pensando que las molestias desaparecerán en cualquier momento. No obstante, el famoso dolor de muelas indica que algo no anda bien en el diente. Por un lado, uno de sus orígenes más comunes es el tejido pulpar. Por el otro, existen diversos motivos del dolor de muelas: un golpe, una fisura en el diente, enfermedades de las encías, y el desgaste dental severo conocido como bruxismo (Iaculli et al., 2022).

La caries es una de las enfermedades infecciosas más prevalentes a nivel mundial y la principal causa del dolor de muelas. Se trata de un proceso destructivo provocado por bacterias presentes en la boca, que inicia en el esmalte1 y progresa hacia la dentina.2 Estas bacterias metabolizan los azúcares y almidones de los alimentos y bebidas, generando ácidos que atacan el componente mineral del diente, debilitando su estructura progresivamente (Bae et al., 2020). Si no se trata a tiempo, la caries puede evolucionar hasta convertirse en una lesión extensa y agresiva. Cuando alcanza el tejido pulpar, provoca irritación e inflamación, una afección conocida como pulpitis (ver figura 1). Es importante destacar que el dolor pulpar puede aliviarse con el tratamiento adecuado (Kahler et al., 2023).

Dolor de muelas

Figura 1. El dolor de muelas ocasionado por el tejido pulpar es espontáneo, intenso y pulsátil, dura minutos inclusive horas.
Créditos: iStock, uso reservado.

¿Por qué es tan intenso el dolor pulpar?

La pulpa es un nervio con una alta irrigación de vasos sanguíneos y terminaciones nerviosas que mandan impulsos a nuestro cerebro, lo que puede ocasionar un dolor punzante y agudo. Es el único tejido blando dentro de la estructura del diente y se localiza en un espacio hermético conocido como cámara pulpar, que funciona como una caja fuerte protegida por el tejido más duro del cuerpo humano: el esmalte dental (Ommerborn et al., 2023).

A pesar de la dureza del esmalte, el diente se debilita debido a la pérdida gradual de minerales como el calcio y el fosfato, un proceso conocido como desmineralización. Como resultado, los dientes se vuelven más frágiles y propensos a fracturarse, y la dentina se ablanda y pierde su resistencia, lo que facilita la formación de cavidades que destruyen la estructura dental. En casos avanzados, estas lesiones pueden alcanzar la cámara pulpar, exponiendo el tejido pulpar y poniendo en riesgo la vida de la pulpa (Iaculli et al., 2022). En las primeras etapas, la caries es tan pequeña que no causa dolor. Sin embargo, si no se trata a tiempo, las bacterias continuarán avanzando, destruyendo poco a poco el diente y provocando un dolor intenso (Tong et al., 2022).

¿Existen diferentes enfermedades pulpares?

La pulpa manifiesta su estado de salud a través del dolor en diferentes intensidades: leve, moderado o severo; sin embargo, éste no necesariamente representa la gravedad de la lesión (Santos et al., 2021). Así, la pulpitis reversible ocurre cuando la pulpa está inflamada, pero después de que se elimina la caries el dolor desaparece, lo que significa que las bacterias responsables de la caries ocasionaban la dilatación de los vasos sanguíneos y, por lo tanto, el dolor; no obstante, la pulpa continua con vitalidad (Lin et al., 2020).

Si el dolor pulpar continúa a pesar de que ya se haya eliminado la caries, se diagnóstica una pulpitis irreversible, en la que la pulpa está gravemente enferma y no será capaz de retornar a un estado sano. Aquí se elimina la pulpa con un tratamiento endodóntico, conocido popularmente como matar al nervio. En casos graves pueden formarse abscesos dentales que son acúmulos de pus causados por la infección bacteriana. La pus proviene del absceso dental y fluye por una fístula (ver figura 2), que es conducto de drenaje que conecta el sitio de la infección con la superficie de la encía. El tratamiento consiste en un antibiótico para eliminar la infección, y así evitar su propagación y mantener la salud bucal (Kahler et al., 2023).

Absceso dental

Figura 2. El absceso dental es una acumulación de pus causada por una infección bacteriana; está localizado cerca del diente afectado.
Créditos: iStock, uso reservado.

Otra enfermedad es la necrosis pulpar, que ocurre cuando las bacterias de una caries extensa e invasiva en el tejido dental y pulpar terminan con la vida de la pulpa. Entonces ésta ya no responde a los estímulos de frío y calor; es decir, el paciente no tiene la sensibilidad para sentir los cambios térmicos en el diente afectado. Al igual que en la pulpitis irreversible, el tratamiento consiste en realizar una endodoncia para eliminar el tejido pulpar muerto (Lin et al., 2020).

¿Cómo puedo saber si tengo pulpitis?

Este temible dolor pulpar resulta sumamente molesto y puede desencadenarse al masticar ciertos alimentos o al ingerir bebidas frías o calientes. Se presenta de forma repentina e intermitente (ver figura 3). El dolor pulpar es un síntoma, una experiencia sensorial y emocional desagradable que puede intensificarse hasta el punto de afectar la rutina y las actividades diarias, obligando a solicitar una consulta dental urgente para identificar y tratar la causa del dolor (Longridge y Youngson, 2019). En algunos casos, el dolor puede sentirse hasta la cabeza, el oído y la mandíbula, y suele aumentar al recostarse sobre el lado afectado debido a la presión ejercida en el área de la cara. Además, pueden cambios en la coloración del diente, mal aliento, fracturas e incluso la formación de orificios (Aminoshariae y Kulild, 2021).

Caries dental

Figura 3. La caries dental ocasiona dolor de muelas, que puede iniciar al masticar o simplemente al tocarnos el diente afectado, al dormir en determinada posición, al ingerir bebidas frías o calientes, y al comer alimentos dulces y ácidos.
Créditos: iStock, uso reservado.

Los síntomas asociados con el dolor pulpar pueden variar dependiendo de la gravedad o la presencia de infección. Algunos de los más comunes incluyen dolor intenso, palpitante y persistente, hinchazón en la zona afectada, sensibilidad dental con alimentos y bebidas calientes o frías, sangrado de la encía y presencia de pus. La intensidad de los síntomas clínicos puede variar dependiendo del grado de inflamación de la pulpa, la presión en la cámara pulpar y la viabilidad de las fibras nerviosas. En casos severos, el dolor puede ser tan intenso que interfiere con la masticación y el habla. El dolor pulpar puede comenzar durante la mañana, pero en la noche empeora, porque al acostarnos la sangre fluye hacia la cabeza y la presión dentro de la cámara pulpar aumenta, con lo que se intensifica el dolor (Pigg et al., 2021).

Pruebas de vida en el tejido pulpar

Para reconocer el estado de salud de la pulpa, es decir, si la pulpa está viva o muerta, es necesario realizar varias pruebas clínicas en el diente afectado. Éstas consisten en aplicar estímulos para saber si el tejido pulpar reacciona o no. Una de las más comunes es la prueba térmica, que consiste en realizar cambios de temperatura en el diente: si el paciente tiene la sensación del cambio de temperatura en el diente significa que la pulpa está viva, en caso de que no sienta la sensación del frío o calor la pulpa está muerta. Para confirmar este diagnóstico, es indispensable que el odontólogo tome una radiografía y así identifique la profundidad de la caries y su cercanía con la cámara pulpar, que alberga al tejido pulpar (Ommerborn et al., 2023).

Recubrir la pulpa para mantener su vitalidad

En caso que la caries no alcance la cámara pulpar, pero se encuentre muy próxima, es recomendable colocar un material dental conocido como base cavitaria. Este material recubrirá indirectamente a la pulpa de manera preventiva para evitar lesiones irreversibles y así preservar su vitalidad. Las bases cavitarias, además de proteger a la pulpa, estimulan la formación de dentina, y funcionan como materiales de aislamiento para evitar sentir los cambios bruscos de temperatura, que agreden a la pulpa (Pergolizzi et al., 2023).

Pero ¿qué pasa si la caries logra atravesar la cámara pulpar por un pequeño orificio? Entonces el dolor se intensificará debido a que la pulpa queda expuesta, y será necesario realizar un recubrimiento pulpar directo, el cual consiste en colocar un material dental en contacto directo con el tejido pulpar para lograr preservar su vitalidad. Es recomendable que este tipo de procedimientos se realice en pacientes jóvenes, cuya lesión fue producida por un traumatismo accidental o al momento de eliminar la caries, y siempre y cuando sean atendidos lo más pronto posible. Es importante señalar que el éxito de recubrir de manera directa la pulpa depende del tamaño de su exposición (Tedesco et al., 2020). En el caso de la exposición pulpar muy extensa es necesario realizar el tratamiento endodóntico: se anestesia de manera local el diente y se hace una cavidad en el diente llamada acceso pulpar, que permite la entrada para los instrumentos que eliminan el tejido pulpa (Tong et al., 2022).

¿Cómo cuidar el tejido pulpar?

Es necesario mantener los dientes sanos para evitar las enfermedades pulpares. La prevención y la higiene oral es la mejor manera para evitar daños en los dientes. Las recomendaciones son: cepillarse los dientes después de cada comida utilizando el cepillo adecuado, no ingerir excesos de alimentos ácidos y azucarados, acudir al dentista mínimo una vez al año. En caso de tener un dolor de muelas es importante ir lo antes posible al dentista, quien revisará e identificará la causa del dolor y así realizará el tratamiento adecuado.

Conclusión

La pulpitis es una dolorosa inflamación del tejido pulpar y su principal causa es la caries. Mantener una adecuada higiene oral es clave para evitar su presencia. Las características de este dolor dependen de las condiciones del estado de salud de la pulpa, por lo que la importancia de un diagnóstico temprano se traduce en poder realizar un tratamiento conservador en el diente afectado y evitar sufrir de mucho dolor.

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Recepción: 2023/09/30. Aprobación: 2024/10/07. Publicación: 2025/03/11.

Vol. 26, núm. 2 marzo-abril 2025

Estas ratas que ves (y también las que no ves)

Gloria Tapia-Ramírez y Consuelo Lorenzo Cita

Resumen

Las ratas y los humanos tienen una larga historia de convivencia, que comenzó hace unos 13,000 años, cuando los humanos se convirtieron en agricultores sedentarios. Esta estrecha relación está basada en todos los recursos que obtienen las ratas de nosotros y que encuentran con facilidad en las ciudades: abundante comida, lugares para refugiarse y reproducirse, múltiples superficies para afilar sus dientes. Las ratas, en cambio, ocasionan graves daños a la infraestructura, a las cosechas y pueden ser portadoras de enfermedades que afectan a los seres humanos y a otros animales. Por esta razón, siempre ha sido urgente su control e, idealmente, su erradicación. Para alcanzar este objetivo, los cazarratas, modernos y antiguos, han sido y serán fundamentales. En este momento de la humanidad, donde poco más del 50% de la población mundial vive en una ciudad, es necesario mejorar nuestro conocimiento sobre las ratas, su forma de vivir y la manera en la que evitan nuestros intentos por erradicarlas, para generar estrategias y medidas que nos permitan mantenerlas lo más alejadas posible de nosotros.
Palabras clave: enfermedades, ratas, coexistencia, erradicación, cazarratas, urbanización.

These rats that you see (and those you do not see)

Abstract

Rats and humans have a long history of coexistence that began around 13,000 years ago when humans became sedentary farmers. This close relationship is based on all the resources that rats obtain from us, which they easily find in cities: abundant food, places to shelter and reproduce, and multiple surfaces to sharpen their teeth. Rats, in turn, cause severe damage to infrastructure and crops and can carry diseases that affect humans and other animals. For this reason, controlling and ideally eradicating them has always been a priority. To achieve this goal, rat hunters, both modern and ancient, have been and will continue to be essential. At this point in human history, where just over 50% of the world’s population lives in cities, it is crucial to improve our understanding of rats, their way of life, and how they evade our eradication attempts; this knowledge will help us develop strategies and measures to keep them as far away from us as possible.
Keywords: diseases, rats, coexistence, eradication, rat-catcher, urbanization.


Introducción

Jack Black, el cazarratas de la reina Victoria
Figura 1. Jack Black, el cazarratas de la reina Victoria, con su perro y una trampa en la mano.
Crédito: Mayhew,1851.

Durante la época victoriana (siglos xix y xx), en Londres y Francia, era común el oficio de cazarratas (The French-Canadian Genealogist, 2018). En esos tiempos las ratas comenzaban a constituir un verdadero problema, pues eran muy abundantes en las calles, las casas, e incluso en los palacios. Por esta razón era necesario contratar a alguien que garantizara su exterminio, y eso era justo lo que prometían los cazarratas. Las crónicas señalan que incluso la reina Victoria tuvo el suyo propio, de nombre Jack Black (Braun, 2013; ver figura 1).

En aquellos momentos, el mejor cazarratas era, desde luego, el que más ratas lograba atrapar, motivo por el cual debía poner todo su empeño en inventar las mejores técnicas de caza. Éstas iban desde la simplicidad de intentar tomarlas con las manos (con el correspondiente riesgo de ser mordidos y sufrir infecciones en consecuencia), hasta la fabricación de ingeniosas trampas. Otra técnica consistía en lanzar sobre ellas una serie de elaborados hechizos para “maldecirlas” y entonces ahuyentarlas (The French-Canadian Genealogist, 2018). Los cazadores más acaudalados usaban hurones o perros, que las perseguían hasta acabar con ellas.

Pero no todas las ratas atrapadas corrían el aciago destino de la muerte, algunas eran cuidadosamente seleccionadas por su color o su carácter apacible para después reproducirlas y venderlas como mascotas a las señoras de clase acomodada, una práctica realizada por Jack Black (Braun, 2013). Las compradoras mantenían a las ratas en jaulas, hasta que se aburrían de ellas y terminaban liberándolas, para luego, irónicamente, tener que llamar nuevamente al cazarratas.

Si bien hoy en día las técnicas de caza de estos animales son más sofisticadas, el problema de su presencia y los daños que acarrean, como contaminación de alimentos, daños a la infraestructura pública y transmisión de enfermedades, persiste, particularmente en las grandes ciudades, donde abundan.

Además, esos problemas pueden incrementarse en un planeta donde más del 50% de la población mundial vive en ciudades donde las ratas encuentran recursos infinitos para su exitosa presencia. El objetivo de este texto es describir algunos aspectos de la biología de las ratas que las han llevado a ser exitosas en nuestras ciudades, así como explorar las características de nuestras ciudades que favorecen su presencia para comprender nuestro papel en esta dinámica.

Las ratas y los humanos, una larga relación

Las ratas son unos de los animales más ampliamente distribuidos en el planeta tierra, básicamente han seguido nuestros pasos, por lo que están donde está el humano, excepto en la Antártida. Se ha documentado la presencia ubicua de al menos dos especies: la rata negra (Rattus rattus) y la rata café (Rattus norvegicus) en las ciudades del mundo (Feng y Himsworth, 2014). Estas ratas se originaron en el sur de la India y el norte de China, respectivamente, hace unos 2.44 millones de años.

Desde esos rincones del planeta se expandieron exitosamente hace apenas unos 13,000 años (Puckett et al., 2020), primero a través de los grandes movimientos de conquista de los ejércitos imperiales, y luego cuando el comercio entre regiones y países se masificó. Su boleto de entrada a otras regiones del mundo fueron los barcos, en donde viajaban ocultas en la mercancía que les proporcionaba comida para el largo viaje, y entre los resquicios del barco, que eran un refugio seguro por meses, lo que les permitió reproducirse por múltiples generaciones. Se adaptaron tan bien a nuestra presencia, que ahora se les llama roedores comensales, esto es, que viven a costa del alimento y refugio que les proporcionamos. Su arribo al continente americano está fechado en 1492, en la isla la Española, en lo que ahora es Haití y República Dominicana (Armitage, 1993).

Exitosas ratas citadinas

Para adaptarse a la vida con nosotros los humanos, las ratas presentan varias estrategias luego de un proceso evolutivo que les llevó muchos años y muchas generaciones, de ratas y de humanos. Una de ellas, que le ha dado mucha lata a los cazarratas, antiguos y modernos, es la neofobia (Mills, 2010; Feng y Himsworth, 2014), o el miedo a lo nuevo o desconocido, que suele incluir alimentos u objetos.

La neofobia se activa de la siguiente manera: las ratas perciben el ambiente que las rodea a través de su nariz y de sus largos bigotes, que tienen terminaciones nerviosas, por lo que funcionan como si fueran sus dedos. Cuando reciben un estímulo, por ejemplo, cuando se topan con una trampa en su camino habitual o con un nuevo olor que provenga de un alimento envenenado, el olor atraviesa su nariz y viaja a unos receptores de olor que envían mensajes a la parte del cerebro que los reconoce (el bulbo olfatorio), que luego pasará el mensaje a la corteza olfatoria donde hay un “archivo de olores”. En este archivo, la rata será capaz de localizar sí se trata de un olor con el que esté familiarizada o no.

Muchos de estos olores fueron enseñados en edades tempranas por las madres a sus crías, para poder distinguir entre los que las ponen en peligro y los que no. La primera reacción de una ratita ante un objeto o alimento extraño es evitarlo, hasta que se acostumbra a su presencia o descubre que, al consumirlo, éste no le ocasionará ningún daño (Osorio-Gómez et al., 2018). Algunos investigadores plantean la idea de que esta estrategia se ha exacerbado en las ratas a través de su coexistencia con los humanos (Inglis et al., 1996), lo que dificulta el control de sus poblaciones, pues aprenden que hay alimentos que les ocasionarán un daño. La neofobia combinada con la sensibilidad olfativa de estos animales, que son capaces de detectar sabores en bajísimas concentraciones, hacen que la desconfianza en nuevos sabores sea elevada y el tiempo para acostumbrarse a éstos, también.

Otra característica de la biología de las ratas que favorece su presencia y abundancia en las ciudades es su éxito reproductivo. Las ratas hembra son reproductivas a las nueve semanas de nacidas, y desde ese momento se pueden reproducir cada ocho semanas; además, cada rata hembra puede tener entre 8 y 12 crías por camada. Cada año, una pareja de ratas puede tener unas 144 crías, que a su vez se reproducirán y, en un año, puede existir una descendencia de 15,000 ratas provenientes de la pareja original, que, en general, tienen una expectativa de vida de dos años (Feng y Himsworth, 2014).

Ciudades atractivas para las ratas

Las ratas encuentran en las ciudades toda una serie de escondites y recursos para subsistir. La infraestructura de éstas les ofrece varias opciones para desplazarse. Incluso se les ha reportado caminando en los cables del tendido eléctrico para cruzar entre edificios, aunque la mayoría de ellas hacen una vida subterránea: ya sea debajo de los jardines, en cuyos suelos cavan largos túneles que usan como madrigueras, o en las instalaciones del metro. Algunos investigadores consideran que por cada rata que vemos en la superficie hay otras tantas en los subsuelos que no vemos. Además, son buenas nadadoras, por lo que también se les reporta cerca de cuerpos de agua.

Las altas densidades humanas en las ciudades y los desperdicios de comida que se generan favorecen la presencia y abundancia de ratas. En México hay información al respecto, pero sí se cuenta con datos de otros lados del mundo, como la ciudad de Nueva York, donde habitan 8.5 millones de personas, y cada día se tiran 3 millones de kilogramos de comida (aproximadamente 0.5 kilos por persona), que terminarán alimentando a las ratas (Conrad et al., 2018; ver figura 2), que, al tener abundancia de alimento, se reproducirán profusamente. Esta situación ha contribuido a que Nueva York esté listada cada año como una de las ciudades con más ratas reportadas por los ciudadanos en las calles o en las casas (como en la época Victoriana) (Orkin, 2022). Aunque el primer lugar frecuentemente lo disputa con Chicago, Toronto y Vancouver.

Bolsas de basura

FFigura 2. Bolsas de basura que atraen la presencia de ratas en la ciudad de Nueva York.
Crédito: Lukas Rodriguez, s.f.

Pero no sólo hay problemas con ratas en Estados Unidos, aunque muchos datos al respecto provienen de ese país. Otras ciudades también tienen complicaciones similares, como es el caso de París, que en los últimos años ha declarado la guerra a las ratas pues su presencia amenaza la calidad de vida de los parisinos, según declaraciones de la encargada de salud de la ciudad (Berlinger, 2023).

La existencia de las ratas está tan ligada a nuestra presencia, que durante los primeros meses de la pandemia de covid-19 en el año 2020, algunas ciudades registraron una disminución en su presencia (Parsons et al., 2021), pues sus fuentes de comida (restaurantes, tiendas de conveniencia, cafeterías o supermercados) permanecieron cerradas. Pero esto sólo duró un corto tiempo, pues rápidamente las ratas retornaron a sus habituales tamaños poblacionales.

¿Y qué sabemos de las ratas en la Ciudad de México, donde habita una población humana similar a la de la ciudad de Nueva York? Lamentablemente, en México se tienen pocos datos sobre su biología, hábitos alimentarios y ecología, más allá de los anecdóticos, pues todos alguna vez hemos visto ratas circulando libremente por las vías del metro, en los parques o entrando a alguna alcantarilla. Existen esfuerzos por estudiar poblaciones de estas ratas en el Canal Nacional en Xochimilco, pero, sobre todo, estudiar a los patógenos que portan (La uam participa en proyecto y ejecución de obra de saneamiento del Canal Nacional, 2022).

Ratas y enfermedades

Las ratas también llevan consigo una importante cantidad de patógenos, esto es, virus, bacterias, hongos, gusanos planos y redondos,1 que potencialmente podrían enfermar a un ser humano. Esos patógenos pueden ser excretados por las ratas a través de sus heces, de su orina o de su saliva sobre los alimentos humanos (agua, granos, latas de conservas, alimentos frescos), contaminándolos y con la posibilidad de ocasionarle al ser humano una infección que puede ir de leve a grave, la cual, además también la pueden causar a través de mordeduras.

Algunas de las enfermedades que pueden ocasionar los patógenos que portan las ratas son: leptospirosis,2 salmonelosis, fiebre hemorrágica por hantavirus,3 y plaga (Himsworth et al., 2013; ver figura 3). Aunque popularmente se considera que transmiten la rabia, esto es falso (Macadam, 1972), ya que, primero, las ratas no portan naturalmente el virus de la rabia, y, segundo, sucede que el virus se transmite cuando un animal infectado muerde a otro, sin embargo, es poco probable que una rata sobreviva al ataque de un animal infectado y, por eso, en condiciones normales, las ratas mordidas por un animal infectado no sobrevivirían al ataque para llegar a enfermarse y, por tanto, no podrían llegar a morder y transmitirlo a otros animales o seres humanos.

Enfermedades donde las ratas podrían ser parte del ciclo de infección

Figura 3. Cuatro de las principales enfermedades en donde las ratas podrían ser parte del ciclo de infección, pues son reservorios naturales de patógenos como bacterias (Leptospira sp., Salmonella sp. y Yersinia pestis) y virus (Orthohantavirus sp,) que ocasionan enfermedades en humanos.
Crédito: Gloria Tapia Ramírez con BioRender.

¿Grandes soluciones a grandes problemas?

Desde que las ratas conviven con los humanos, varias han sido las maneras en las que hemos intentado controlarlas o desaparecerlas. Los actuales cazarratas también apuestan a medidas extravagantes para su exterminio. Por ejemplo, en la ciudad de Chicago, donde se han implementado millonarias estrategias para exterminar a las ratas de la ciudad, hace unos años liberaron a algunos coyotes en parques públicos (Gehrt, 2006), que naturalmente se alimentan de roedores silvestres, con la esperanza de que éstos acabaran con las ratas. La estrategia no funcionó, de hecho, representó un problema mayor porque los coyotes persiguieron a todo lo que encontraron, incluso a los humanos.

Desde luego, no todas las estrategias para cazar a las ratas son tan rimbombantes, lo más común es emplear venenos, también llamados rodenticidas. Lamentablemente, si bien son muy efectivos la mayoría de las veces, representan un grave problema para la fauna silvestre y animales de compañía que accidentalmente consuman el veneno o al animal moribundo.

Hasta el momento, el debate de qué hacer con las ratas de nuestras ciudades, pequeñas o grandes, incrementa porque se ven más. Y este debate se acompaña con el desarrollo de venenos progresivamente más poderosos, de trampas más sofisticadas, y de modernos cazarratas cada vez mejor preparados. Pero también debería estar acompañado de mejores y más calibrados estudios sobre las poblaciones de ratas en más lugares del planeta. Los humanos nos movemos a una dinámica en la que las ciudades serán más y más grandes, y al final serán lo único que la gente conocerá. En este sentido, la escasa gestión de los residuos que generamos juega un papel importante como detonador de la presencia de las ratas. Ellas seguirán acompañándonos en este viaje y es mejor entenderlas mejor para mantenerlas a raya. Hasta ahora la mejor solución es la prevención, entre más limpias estén nuestras ciudades y nuestros espacios personales, más lejos mantendremos a las ratas.

Referencias



Recepción: 2023/10/03. Aprobación: 2024/05/08. Publicación: 2025/03/11.

Vol. 26, núm. 2 marzo-abril 2025

De lo tradicional a lo digital: el marketing mix en la era tecnológica

Catalina Gutiérrez-Leefmans Cita

Resumen

El ritmo de vida actual ha hecho que los consumidores se vuelvan más exigentes, buscando productos y servicios adaptados a sus necesidades individuales. A medida que nuestras expectativas evolucionan, las marcas deben innovar para mantenerse al día. Este artículo explora cómo las tecnologías recientes están transformando la mezcla de marketing: precios flexibles, promociones personalizadas, nuevos formatos de venta y servicios multicanal. A medida que los avances tecnológicos continúan, los elementos del marketing mix siguen renovándose, lo que está redefiniendo la manera en que interactuamos con las marcas. ¿¿Cómo nos está afectando esta evolución?
Palabras clave: marketing digital, marketing mix, tecnología, consumo, transformación digital, innovación en marketing.

From traditional to digital: the marketing mix in the technological era

Abstract

The fast pace of modern life has made consumers more demanding, seeking products and services tailored to their individual needs. As our expectations evolve, brands must innovate to keep up. This article explores how recent technologies are transforming the marketing mix: flexible pricing, personalized promotions, new sales formats, and multichannel customer service. As technological advancements continue, the elements of the marketing mix keep evolving, reshaping the way we interact with brands. How will this evolution affect us soon?
Keywords: digital marketing, marketing mix, technology, consumption, digital transformation, marketing innovation.


El cambio es inevitable. Mientras esperamos en la fila del supermercado o navegamos por nuestras redes sociales, es casi imperceptible cómo nos estamos convirtiendo en consumidores más exigentes. Ya no basta con comprar productos que simplemente cumplen. Ahora, queremos que esos productos evolucionen junto a nosotros, que se adapten a nuestras preferencias, y que mejoren con el tiempo gracias a la recopilación de datos. La tecnología se ha integrado a tal punto en nuestro consumo que cada precio, cada promoción y cada formato de venta parece responder a nuestro comportamiento de una manera casi personalizada.

La mercadotecnia, por su parte, ha tenido que adaptarse con rapidez a este nuevo entorno. Como bien señala Porter (2001), no debemos confundir estrategia con táctica. La estrategia sigue siendo la misma: crear valor para los consumidores y las empresas. Lo que ha cambiado es la táctica, las herramientas y los métodos para alcanzar ese objetivo, ahora moldeados por el dinamismo de las Tecnologías de la Información y Comunicación (tic).

Uno de los pilares fundamentales de la mercadotecnia sigue siendo el marketing mix. McCarthy, en 1964, delineó cuatro componentes esenciales: precio, producto, plaza y promoción. Sin embargo, con el paso de los años y el avance de las tecnologías, nuevos elementos se han incorporado. En 1980, Booms y Bitner sugirieron sumar tres elementos relacionados con los servicios: personas, procesos y evidencia física, dando lugar a las 7 Ps del marketing. Hoy en día, conceptos como la personalización, el diseño de sitios web y el servicio al cliente han ampliado aún más este modelo (Jamaludin et al., 2018).

Figura 1. Elementos del marketing mix.
Crédito: Catalina Gutiérrez-Leefmans.

A lo largo de este recorrido, nos sumergiremos en cómo la tecnología ha redefinido estos elementos clave. ¿Qué significa para las empresas innovar en este entorno tan acelerado? ¿Cómo pueden los consumidores aprovechar estas innovaciones a su favor? La respuesta, como veremos, está en la interacción constante entre los físico y lo digital.

Producto: de lo físico a lo digital

Hace apenas unos años, los productos estaban limitados a lo que podías tocar, ver o usar directamente. Hoy, productos como música, libros, fotos y videos existen en el vasto mundo digital. Pero más allá de esto, lo que realmente ha transformado la experiencia del consumidor es la integración de servicios digitales con productos físicos. Ahora, no sólo adquirimos una cámara, sino que también adquirimos acceso a tutoriales, recomendaciones y soporte en línea. La incorporación del internet de las cosas ha hecho que lo cotidiano se vuelva aún más interactivo: desde lentes hasta refrigeradores, todo puede estar conectado y recopilando datos sobre nuestras preferencias, que luego alimentan a gigantes como Amazon y Google (Subramaniam, 2022).

La personalización de productos y servicios también ha alcanzado nuevas alturas. Ahora, podemos modificar casi todo, desde nuestros productos hasta nuestras experiencias. Y si alguna vez te sentiste limitado por las estanterías físicas de las tiendas, la variedad infinita en línea ahora te permite explorar más opciones de las que jamás imaginaste.

El precio: una danza dinámica

Imagina que sales de casa y pides un Uber. Apenas abres la app, notas que la tarifa ha subido. Unas horas después, la revisas de nuevo y el precio ha bajado. ¿Magia? No, es la economía del dato en acción. Hoy, los precios no son estáticos; se mueven al ritmo de la oferta, la demanda y la tecnología que los respalda.

Este fenómeno, conocido como precios dinámicos, permite que empresas como Uber ajusten sus tarifas en tiempo real. Pero los consumidores tampoco están indefensos: herramientas como las alertas de Amazon rastrean precios y avisan cuando un producto baja de costo, convirtiendo la compra en una estrategia en sí misma.

Las subastas también han evolucionado. Ahora, cualquiera puede participar desde su celular, ya sea pujando por una obra de arte o aprovechando una subasta inversa, donde los proveedores compiten para ofrecer el mejor precio. Y si de comprar en grupo se trata, las plataformas digitales han hecho posible que desconocidos unan fuerzas para obtener descuentos por volumen, replicando el viejo truco del mayoreo, pero a nivel digital (Lasi, 2021).

Los cupones tampoco han desaparecido, sólo se han vuelto más inteligentes. Gracias al análisis de datos, los comercios pueden enviar descuentos personalizados a quienes han abandonado su carrito de compra, tentándolos a volver. Y si el dinero es un obstáculo, los pagos a plazos ahora están al alcance de un clic, facilitando el acceso a productos sin necesidad de desembolsar el total de inmediato. El precio, antes una cifra fija en una etiqueta, ahora es como un ente vivo que cambia, se ajusta y se negocia.

Crédito: Shutterstock, uso reservado.

El lugar de compra: más allá de las tiendas físicas

Hace no mucho, comprar implicaba ir a una tienda, recorrer pasillos y hablar con un vendedor. Ahora, basta con un celular y conexión a internet. El comercio en línea no se incrementó con la pandemia: se consolidó.

Sin embargo, la relación entre lo digital y lo físico ha dejado de ser una batalla. Muchas empresas han entendido las ventajas de ambos mundos. Hoy, los consumidores investigan en internet antes de comprar en una tienda o, al revés, prueban un producto en físico para luego adquirirlo en línea.

Algunas marcas han integrado tecnología para mejorar la experiencia en tienda. Zara, por ejemplo, usa etiquetas con identificación por radiofrecuencia (rfid) que permiten gestionar el inventario en segundos y agilizar el pago sin necesidad de escanear cada artículo.

Las estrategias también han cambiado. Empresas como Amazon y Mercado Libre funcionan como agregadores, es decir, reúnen productos de distintos vendedores para que el consumidor compare opciones. Por otro lado, algunas marcas optan por eliminar intermediarios y vender directamente desde su propia plataforma (Chaffey y Smith, 2022).

Las redes sociales han llevado el comercio aún más lejos. Hoy, comprar desde Instagram o Facebook es tan fácil como dar “me gusta”. Y con el auge del livestream shopping, los consumidores pueden adquirir productos en plena transmisión en vivo, casi como si estuvieran en una tienda, pero sin moverse del sofá.

Publicidad en la era digital: el arte de cautivar

Si la publicidad tradicional era como lanzar una red al océano, la digital es un arpón dirigido. Ahora, cualquier persona puede crear anuncios en redes sociales con sólo definir su público, ubicación y presupuesto. Y con un mensaje lo suficientemente atractivo, la publicidad se convierte en un imán.

Pero lo verdaderamente revolucionario es la publicidad programática, que ajusta los anuncios en tiempo real según el comportamiento del usuario. Google, por ejemplo no sólo muestra resultados de búsqueda sino que su algoritmo aprende qué es lo que realmente te interesa.

La optimización en motores de búsqueda (seo) también juega un papel clave: permite a las empresas posicionarse entre los primeros resultados, asegurando que, cuando busques algo, su página siempre esté ahí.

Las redes sociales han llevado la viralidad a niveles nunca antes vistos. Las marcas ya no sólo venden productos, sino que crean contenido que engancha: desde blogs hasta memes que generan interacción.

Y si hay una estrategia que aprovecha la ubicación del consumidor, esa es el geomarketing. Gracias a la geolocalización de los celulares, los negocios pueden enviar promociones a los clientes cuando están cerca, convirtiendo las calles en oportunidades de venta.

Crédito: Shutterstock, uso reservado.

Más allá de la compra: el nuevo servicio al cliente

El momento en que un cliente necesita ayuda puede definir si regresa o no. Y en un mundo digitalizado, la atención ya no se limita a un mostrador. Ahora, las empresas deben estar disponibles en redes sociales, correo, teléfono y chatbots.

La automatización ha llevado el servicio a otro nivel. Hoy, los correos de confirmación, los seguimientos de pedido y las respuestas instantáneas ya no dependen de un humano. E incluso cuando sí hay una persona detrás, la inteligencia artificial puede filtrar y priorizar consultas para hacer más eficiente la atención.

Para las nuevas generaciones, el autoservicio es clave. Prefieren tutoriales y preguntas frecuentes antes que hacer una llamada. Por eso, las empresas han invertido en crear contenido explicativo que resuelva dudas sin intervención humana.

El truco detrás de cada clic

Comprar en línea parece sencillo, pero detrás de cada transacción hay una maquinaria compleja que garantiza que todo funcione. Desde verificar que un producto esté disponible hasta asegurar que llegue en tiempo y forma, los sistemas en la nube han permitido a las empresas gestionar cada paso sin errores.

Los pagos han evolucionado a un punto en el que ya ni siquiera necesitamos efectivo o tarjetas físicas. Transferencias electrónicas, pagos contactless, códigos qr y enlaces de pago son parte del día a día. Eso sí, la seguridad sigue siendo la prioridad.

Crédito: Shutterstock, uso reservado.

La experiencia física en el mundo digital

Aunque la compra sea en línea, la experiencia física sigue siendo determinante. El diseño de un sitio web, la calidad del embalaje o la rapidez del envío pueden marcar la diferencia en la percepción de una marca.

Tiendas físicas han integrado pantallas interactivas y pagos sin contacto para mejorar la experiencia del cliente, mientras que la realidad aumentada permite “probar” productos antes de comprarlos. Desde visualizar cómo quedará un mueble en casa hasta ver cómo luce un maquillaje en el rostro, estas herramientas están redefiniendo el comercio digital.

Aún más tecnología…

A lo largo de la historia del marketing, la tecnología ha sido una aliada clave, pero el cambio actual marca un nuevo paradigma. Existen herramientas que no sólo permiten comparar imágenes, colores o textos, sino que abren una ventana a la percepción de los usuarios, ayudando a entender sus intereses. Cada interacción en un sitio web, una app o un correo electrónico genera información valiosa que la tecnología nos ayuda a interpretar.

Detrás de cada clic y cada compra hay una mina de datos esperando ser analizada. Herramientas como Google Analytics no sólo indican cuántas personas se conectan, sino también quiénes son, desde dónde acceden y cómo interactúan con el contenido. Estos datos revelan patrones, preferencias y necesidades de los consumidores. En este contexto, la inteligencia artificial desempeña un papel crucial al anticiparse a sus intereses y generar contenido relevante.

La inteligencia artificial generativa representa un punto de inflexión. Su capacidad para crear contenido nuevo está transformando el marketing permitiendo crear experiencias únicas.

Al final, todas estas herramientas tienen algo en común: los datos. La capacidad de medirlos y analizarlos define la manera en que las marcas se conectan con sus audiencias. Los modelos estadísticos avanzados guían las estrategias, ayudando a descubrir qué combinación de factores genera el mayor impacto en un entorno cada vez más competitivo (Deloitte, 2023).

¿Qué esperar del futuro?

Las palabras de Porter (2001) resuenan: la estrategia permanece, pero la manera de implementarla se redefine constantemente. Así como internet cambió las reglas del juego, innovaciones como la inteligencia artificial, la realidad aumentada y la realidad virtual están configurando nuevas tácticas y experiencias.

La pregunta no es si estas tecnologías transformarán el marketing, sino cómo lo harán. ¿Qué papel jugarán los hologramas en nuestra interacción con las marcas? ¿Cómo evolucionarán las redes sociales para satisfacer nuevas necesidades? ¿Hasta qué punto la personalización alcanzará niveles inimaginables gracias al análisis de datos?

Estamos ante un nuevo capítulo de la historia de la mercadotecnia donde la tecnología y las personas van de la mano. Como en toda historia, habrá giros inesperados. A medida que surgen nuevas herramientas y el panorama social sigue cambiando, el marketing continuará su evolución, siempre con el mismo propósito: crear valor. Sólo que esta vez, lo hará de formas que apenas comenzamos a imaginar.

Referencias



Recepción: 2023/10/09. Aceptación: 2025/01/22. Publicación: 2025/03/11.

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Revista Digital Universitaria Publicación bimestral Vol. 18, Núm. 6julio-agosto 2017 ISSN: 1607 - 6079