¿Qué indicadores o estándares pueden establecerse para valorar las competencias afectivas de los maestros? Olson y Wyett (2000) proponen tres categorías de estándares en relación con las competencias afectivas en los profesores, a las cuales denominan autenticidad, respeto y empatía, que incluyen los siguientes comportamientos a) El profesor(a) demuestra que es una persona genuina, consciente de sí misma y capaz de comportarse de acuerdo con sus sentimientos más verdaderos b) El profesor(a) valora a todos sus estudiantes como personas dignas de ser consideradas de forma positiva y tratadas con dignidad y respeto y c) El profesor(a) es una persona empática que entiende los sentimientos de sus alumnos/as y responde apropiadamente a ellos. Los autores sintetizan una serie de resultados de investigación en los que se demuestra que las competencias afectivas de los maestros tienen un impacto directo sobre el aprendizaje de los estudiantes. Dichas investigaciones han analizado ciertas conductas específicas de los maestros, como las mencionadas anteriormente (autenticidad, respeto y empatía, entre otros), que pueden ser caracterizadas como: 1) Muy poco efectivas (abrumadoras) 2) Poco efectivas (que lastiman) 3) Mínimamente efectivas 4) Muy efectivas (que apoyan significativamente al alumno) y 5) Extremadamente efectivas (que apoyan, motivan y animan al alumno a explorar por sí mismo). ¿Crear un clima afectivo en la clase favorece el aprendizaje? Ginsberg (2007) señala que la inmediatez (cercanía), constituida por un grupo de rasgos de comunicación que incrementa la percepción física y psicológica de proximidad con los estudiantes, se correlaciona de forma positiva con buenos resultados por parte de los alumnos, tales como el aprendizaje cognitivo y afectivo, la motivación y las puntuaciones otorgadas a los profesores respecto de su desempeño en clase. La inmediatez o cercanía se incrementa con el uso del contacto visual, el lenguaje de la inclusión y la forma relajada y entusiasta de hablar de los maestros. El constructo de inmediatez o cercanía fue definido por Mehrabian (1971, 1981) y ha sido extensamente investigado en la literatura sobre comunicación instruccional en los últimos 30 años (McCroskey y Richmond, 1992, Richmond, Lane y McCroskey, 2006). El principio de cercanía definido por Mehrabian establece que la gente se acerca a las personas y cosas que le gustan, que valora y que prefiere, y que evita aquellas que le disgustan, que evalúa negativamente o no prefiere. La cercanía constituye un atributo positivo de los profesores que contribuye a generar un clima afectivo dentro del salón de clases. Las conductas no verbales de cercanía o inmediatez, incluyen: expresiones faciales y gesticulaciones de agrado, no usar el podium para exponer, moverse alrededor de la clase, sonreír a los alumnos, tocar de forma afectuosa y no amenazante u hostigante a los alumnos y utilizar vocalizaciones adecuadas (Thomas, Richmond, y McCroskey, 1994). Los profesores que puntúan alto en estos aspectos son calificados mejor por sus estudiantes. Asimismo, altos niveles de cercanía se relacionan con un gran número de áreas de afecto positivo. Una meta análisis reciente de la literatura sobre la cercanía del profesor, realizado por Witt, Wheeless y Allen, (2004), encontró que existen relaciones positivas entre la cercanía y el afecto positivo, así como entre la cercanía, el aprendizaje cognitivo y los niveles de atención y participación en clase (Rocca, 2004). Ginsberg (2007) señala que otro aspecto íntimamente relacionado con la cercanía o inmediatez es la claridad encontrada como relevante por Hativa (1998), y que constituye una técnica de comunicación que facilita que los estudiantes comprendan los contenidos de la asignatura. Hativa señala que algunas de las formas en que los profesores mejoran su claridad incluyen: proporcionar ejemplos de los conceptos que introducen en clase, identificar y resumir los puntos sobresalientes de una exposición, proporcionar organizadores anticipados y evitar digresiones. Los estudiantes cuyos maestros demuestran claridad en sus exposiciones, los valoran mejor, expresan mayor satisfacción con el aprendizaje y mejores puntuaciones en el aprendizaje cognitivo y afectivo. Ginsberg (2007) concluye que, mientras la investigación ha demostrado la validez de la cercanía no verbal y su relación con el clima del aula y el aprendizaje, el valor de la inmediatez verbal todavía está en debate. Otros autores (Zhang y Oetzel, 2006, cit. por Gisberg, 2007) han planteado que la distinción entre inmediatez verbal y no verbal es artificial, pues siempre están imbricadas una en la otra.
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