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Mitogénesis La mitología dinosauriana procede de mediados del siglo XIX, cuando, por vez primera, se reunieron un naturalista y un artista para producir las primeras representaciones de dinosaurios en vida. El científico era Richard Owen, primer director del Museo de Historia Natural de Londres e “inventor” del término “Dinosaurio”. El artista fue Benjamin Waterhouse Hawkins, escultor y pintor implicado ya, en época tan temprana, con la divulgación popular de la geología y la paleontología. El genio de ambos produjo los famosos dinosaurios de aspecto mamiferoide que todavía se pueden admirar en el parque de Sydenham, en el suburbio londinense. Desde el punto de vista mitogénico esta etapa puede entenderse como una primera sorpresa por parte de la opinión pública. Nadie podía haber supuesto que, mucho antes de la aparición del hombre, la Tierra estuvo dominada por enormes bestias de “extraña” apariencia.
Hasta las primeras décadas de la segunda mitad del
siglo XX los dinosaurios fueron incorrectamente interpretados por el
paradigma evolutivo de la época. Sus, a veces, descomunales tamaños
y procesos y proyecciones cefálicas y corporales no tenían explicación
excepto que representaban “ensayos fallidos de la madre naturaleza”
que condenaba a los dinosaurios a la extinción (ver
fig.1). Estas ideas,
de lo que podría llamarse el paradigma de los “dinosaurios tontos”,
tuvieron amplio eco en la ciencia ficción de la época, tanto literaria
como el cómic. A partir de comienzos de los años 1970 se establece
un nuevo modelo paleobiológico de los dinosaurios denominado “El renacimiento
de los dinosaurios” (“Dinosaur Renaissance”) que implica nuevas ideas,
interpretaciones y hábitos sobre la forma de vida de los dinosaurios
y su significación en la historia de los organismos vivos. La “Dinosaur
Renaissance” acerca los dinosaurios a la normalidad.
En términos ecológicos, un depredador como Velociraptor podría ser comparable a un análogo carnívoro mamífero como un guepardo. O un gran herbívoro, como un saurópodo, a un elefante. Este nuevo paradigma es el que explica la aparición de relatos como “Parque Jurásico”, impensable en la década de 1960 (ver fig.2). La “Dinosaur Renaissance” ha cumplido ya 30 años. Durante este tiempo la presencia sociocultural de los dinosaurios se ha incrementado, especialmente alimentada por las nuevas hipótesis que interpretan a las aves como dinosaurios con plumas.
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