Un
siglo de cine mexicano en formato electrónico
El
primer trabajo que analizaremos es el documento electrónico
Cien años de cine mexicano 1896-1996,
editado en CD-ROM por CONACULTA e IMCINE en 1999, cuya elaboración
fue coordinada por Fernando Martínez Ruiz y Ricardo Reynoso
Serralde. A pesar de apoyarse en la herramienta informática
para la construcción de una filmografía mexicana,no
aplica las normas del formato MARC II o del formato CCF.
Cien
años de cine mexicano 1896-1996, es un ambicioso proyecto.
Además de ser una base de datos filmográfica total
sobre el cine mexicano, presenta varios ensayos monográficos
sobre su desarrollo histórico y una base de datos biográfica
de personalidades selectas de la industria.
La
base de datos filmográfica incluye cortos, medios y largometrajes
del periodo mudo y los largometrajes producidos durante el periodo
sonoro hasta 1996. Aunque incluye una amplia bibliografía,
las fuentes de la información fílmica no son explícitas,
pero podemos suponer que son los trabajos filmográficos
de García Riera, de De los Reyes y de Viñas, complementados
con la información proporcionada por las instituciones
patrocinadoras. Cada título va acompañado de su
ficha técnica y de una sinopsis. A pesar de ser una base
de datos su sistema de consulta es totalmente disfuncional. Como
herramienta auxiliar es muy limitado. Esta obra es un claro ejemplo
de que por sí misma la computación no resuelve los
problemas de organización y recuperación de la información
y que genera nuevos problemas. Como en el trabajo de Viñas,
el esfuerzo de reunir en una sola obra manuable toda la producción
nacional se ve disminuido por la inhabilidad de elaborar una herramienta
de consulta adecuada. No es posible realizar búsquedas
con lógica booleana o de caracteres truncados o por palabras
sueltas o por texto libre. Es necesario conocer exactamente el
título de una obra para poder recuperar sus datos; es necesario
conocer el nombre de pila de una persona para recuperar información
sobre ella; o conocer exactamente el título de una obra
para poder localizarla.

Esto
contradice las normas más elementales de las obras de consulta
y deja en ridículo el enorme poder de las computadoras
que se desperdicia absurdamente en un producto bien intencionado
pero pésimamente realizado. En este caso no es posible
aplicar el criterio cronólogico ni revisar secuencialmente
la base de datos. Mucha información disponible se pierde
por ser irrecuperable. Esta base de datos no registra cortos,
mediometrajes, noticieros y revistas del periodo sonoro. No señala
de manera explícita las fuentes para el establecimiento
de las fichas filmográficas; los datos que contienen son
mínimos y carecen de notas y comentarios. En las breves
caracterizaciones de las cintas tampoco se apuntan las fuentes.
La
máquina de búsqueda tiene un gravísimo defecto
derivado de su diseño: cuando la ficha de una cinta con
pocos datos tiene campos vacíos, el sistema la presenta
rellenando esos campos con los datos de fichas o registros adyacentes.
Esta terrible falla permite que el sistema invente a placer fichas
y datos que producen una confusión indebida e indeseable.
Por
lo anterior, debemos cuestionar severamente las herramientas de
recuperación provistos en este CD-ROM. El sentido último
de una obra de referencia electrónica es la consulta y
si sus mecanismos de búsqueda son inadecuados e ineficientes
el esfuerzo se desperdicia.
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