Rama oriental La última de las cuatro ramas, por su ubicación geográfica al sureste del área maya, se le denomina oriental y aglutina a trece lenguas habladas por numerosos pueblos del altiplano guatemalteco. Están divididas en dos grandes grupos: cuatro en el mameano y nueve en el quicheano. Muchos de estos pueblos estaban en pleno apogeo al momento de contacto con los españoles; algunos de ellos, inclusive, vivían en populosas ciudades donde residía el poder político, religioso y económico de estos estados en expansión. Gracias a la arqueología y a que contamos con varios documentos coloniales, escritos con caracteres latinos pero en lenguas mayas, conocemos algunos datos sobre la historia prehispánica de estos grupos. También contamos con la riquísima información sobre religión y cosmogonía quiché que, junto con su historia, quedó registrada en el Popol Vuh. El grupo mamenano, formado por hablantes de mam, teco, ixil y aguacateco, actualmente ocupa la porción occidental del altiplano de Guatemala y una pequeña parte de Chiapas. Este grupo se separó del quicheano hace más de tres mil años, pero su división interna inició hacia 500 a.C. y dio origen, desde tiempos del periodo Clásico, a las cuatros lenguas que lo integran. Los hablantes de mam, con más de quinientos mil miembros en la actualidad, tuvieron su capital prehispánica en Zaculeu, importante sitio en el departamento de Huehuetenango. Cabe señalar que en maya y náhuatl respectivamente, mam y huehuetl significan abuelo, viejo o anciano. El grupo quicheano, uno de los más numerosos, ocupa gran parte de las tierras altas de Guatemala. Las lenguas que lo forman también están divididas en dos bloques. Uno, con mayor profundidad en cuanto a diversidad lingüística, está formado por hablantes de kekchí, uspanteco, pocoman y pocomchi. Los tres últimos han visto disminuir su territorio y el número de hablantes, pero el kekchí ha crecido y se ha expandido considerablemente hacia las tierras bajas localizadas en el sur del Petén, incluso hasta Belice. El otro bloque está integrado por las lenguas: quiché, cakchiquel, tzutuhil, sacapulteco y sipacapa. La diferenciación interna de este bloque es más tardía, pues ocurrió en los cinco siglos anteriores a la conquista. Los documentos coloniales contienen información sobre las diferencias y guerras que mantenían entre si estos grupos y el nombre de los linajes gobernantes. También nos informan de migraciones, segregaciones y divisiones que sin duda contribuyeron a su división interna. Los quiché tuvieron como capital a Utatlán (nombre náhuatl) o Cumarkaj (nombre quiché), ciudad incendiada y arrasada por los soldados de Pedro de Alvarado; los tzutuhiles establecieron su centro de poder en la ribera sur del lago Atitlán y los cakchiqueles gobernaron desde Iximché, lugar donde habría de establecerse la primera sede del poder español en Guatemala. Este breve panorama de la diversidad lingüística maya apenas nos deja ver la riqueza y la complejidad de estas lenguas. Sin duda esta pluralidad es un importante patrimonio cultural de la humanidad, digna de respetar, preservar, conocer y valorar. Su tenacidad les ha permitido transitar y mantener parte de su identidad en este mundo actualmente globalizado, por no decir homogenizado. |