Pero
¿Cuál sería la trascendencia
de ésta información para nosotros
como población general? Primero, el
escaso conocimiento popular sobre las cuestiones
de salud mental ha venido a representar uno
de los principales problemas para el manejo
de estas patologías. Los conceptos
que se manejan sobre la ansiedad, son diversos,
confusos y superficiales.
Se
define como ansiedad a aquel sentimiento desagradable
de temor, que se percibe como una señal
de alerta que advierte de un peligro amenazante,
frecuentemente la amenaza es desconocida,
lo que la distingue del miedo donde la amenaza
es concreta y definida.
Se
toman actualmente tanto la ansiedad y la angustia
como sinónimos para los manejos clínicos.
(Para mayores sutilezas nosológicas
consultar la obra de Patiño Rojas).
Cabe
aclarar que la ansiedad por si misma no se
considera una enfermedad, ya que partiendo
de su función, ésta se encuentra
contemplada en la amplia gama de respuestas
emocionales que presenta cualquier persona.
Cuando conserva cierta frecuencia, intensidad,
recurrencia y duración tiene una utilidad
y un fin.
Los
trastornos de ansiedad se contemplan como
un grupo de trastornos dentro de la clasificación
Internacional de Enfermedades mentales de
la Organización Mundial de la Salud:
1) TRASTORNO DE ANSIEDAD GENERALIZADA Y
AGORAFOBIA
2) CRISIS DE PÁNICO
3) FOBIA SOCIAL
4) FOBIA ESPECÍFICA
5) TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO
6) TRASTORNO DE ESTRÉS POSTRAUMATICO
De
estos la fobia social es el más común
en la población general y el abuso
de alcohol y otras drogas contribuyen en mucho
al inicio de las crisis de pánico y
de la agorafobia
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