Revista Digital Universitaria
10 de diciembre de 2005 Vol.6, No.12 ISSN: 1607 - 6079
Publicación mensual

 
     

RDU

 

 

 

Definición de fractal

Como anteriormente se ha insinuado, la aparición propiamente tal de los fractales coincide con la edición de Les objets fractals: Forme, hasard et dimension, en 1975 y reeditado en 1977. En esta obra, Mandelbrot realiza una serie de definiciones en torno a los fractales.

En 1982, el mismo Mandelbrot publica un nuevo libro, con gráficos sorprendentes creados con la tecnología informática que, por aquel tiempo, estaba a su disposición. Este libro se llama, The Fractal Geometry of Nature. En esta obra, Mandelbrot (1982/1997) propone otra definición.

El autor acuña el término fractal para acoger a los distintos “monstruos” matemáticos que progresivamente fueron aumentando en cantidad, acompañados por aquellos “monstruos” que se fueron descubriendo en la naturaleza. La palabra fractal deriva del adjetivo latino fractus, que significa fragmentado, quebrado o irregular, lo que corresponde exactamente con las características gráficas de los objetos fractales y con su respectiva dimensión.

La dimensión fractal se puede definir matemáticamente como:


en donde N (d) es el número de elementos de longitud característica d necesarios para recubrir el conjunto estudiado.

Sin embargo, se está ante un concepto geométrico para el que aún no existe una definición precisa, ni una teoría única y comúnmente aceptada, razón por la cual es difícil encontrar una definición satisfactoria del concepto fractal. No obstante, se pueden extraer algunas características fundamentales que, de cumplirse una o todas, se podría hablar de un conjunto fractal. Así, un conjunto fractal sería (Mas, Mach, Trigueros, Claret & Sagués, 1996):

Existen, además, algunas características adicionales propias de las estructuras fractales. De este modo, una estructura fractal satisface alguna(s) de las propiedades siguientes (Falconer, 1990).

Intentando integrar los aspectos que tienen más relevancia en una gran cantidad de definiciones, se propone la siguiente definición:

Los fractales son formas (o bien que se encuentran en la naturaleza, o bien creadas matemáticamente, o bien derivadas de la caracterización gráfica del comportamiento de un sistema), que poseen una irregularidad, expresada en una dimensionalidad no entera, que se mantiene y que es característica a distintas escalas de análisis, cumpliendo así con una de sus cualidades más notables, la autoafinidad, que significa que la parte es semejante al todo.

Teniendo ya una definición con la cual se pueda identificar a un objeto fractal, se puede analizar su característica fundamental, a saber, la autosimilitud (self- similarity). Se dice que una estructura es autosimilar si puede ser cortada arbitrariamente en trozos pequeños, cada uno de los cuales es una pequeña réplica de la estructura completa (Peitgen, Jürgens & Saupe, 1992). En estricto rigor, el concepto de autosemejanza o autosimilitud se aplica sólo en fractales matemáticos (que surgen de la iteración de fórmulas sencillas pero que llevan a estructuras muy complejas. e.g. Polvo de Cantor, Curva de Peano, Copo de Nieve de Koch, etc.), mientras que en los fractales naturales o físicos (aquellos que se encuentran en la naturaleza. e.g. una hoja de helecho, una arborización bronquial, os capilares sanguíneos, etc.) se aplica el concepto de autoafinidad, ya que su fractalidad es solamente estadística y poseen, en consecuencia, un escalamiento anisotrópico (que no tiene las mismas propiedades en todas dimensiones de análisis), lo que no permite que una parte amplificada de una figura mantenga exactamente las características de la figura como un todo (Hinojosa & Chávez, 2001).

Resulta interesante notar que la irregularidad de los objetos fractales pasa a ser una característica particular del objeto y da cuenta de la similitud que tienen sus partes respecto al todo, con independencia de la escala de análisis utilizada, condición que gráficamente se puede observar en la Figura 5.

 

 

 
   

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