El Racionalismo y la Ética (omisión de lo inconsciente)

La época de la ilustración y el florecimiento del racionalismo, serán momentos históricos que marcarán cambios en el pensar del hombre. ¿Cómo articular un pensamiento moral a premisas racionales que no conduzcan a una voluntad totalitaria de la razón?

La época ilustrada marcará en la historia, cambios radicales en el pensamiento moral, tan determinantes a nuestro criterio que podríamos hablar de un antes y después en relación a este momento histórico. En La Crítica de la Razón Práctica, Kant trata de producir leyes que demuestran un valor universal para que normen las acciones de los hombres, la razón práctica significa hacer de la moral una práctica razonable, una practica incondicional a la razón.

Sin embargo, es en este ámbito donde, en extremo, un apego ciego a la ley o en otro sentido incondicional, la ética y la política se encuentran para producir los excesos, que en la historia han marcado, por ejemplo las tiranías. En este sentido la idea del “todo” en el juicio universal aristotélico y kantiano, por definición, imposibilita considerar la existencia de lo singular. Desde esta tesis se podría inferir que en función del bien se podría matar a todo el mundo con el objeto de preservar el universal.

Citando a Max Horkheimer, según la teoría critica “partiendo del punto de vista del positivismo, no se puede llegar a una política moral. Visto bajo el aspecto meramente científico, el odio no es peor que el amor a pesar de todas las diferencias socio—funcionales”.12

Si analizamos cuidadosamente; Lacan hace convergencia en “Kant con Sade” sobre textos aparentemente disímiles. Según Lacan siguiendo a Kant, el mundo Sadiano es concebible, pues lo que pretende Kant es eliminar todo elemento sentimental a ley moral, deduciendo un hombre programable según su voluntad y razón, partiendo de este modo de un enfoque aristotélico que define al hombre como un ser puramente volitivo, una unidad total como un ser que puede actuar de acuerdo a una serie de pautas predeterminadas, una especie de ética robótica.
Es allí donde el psicoanálisis derrumba tal concepción al concebir al inconsciente como un producto estructural, aunque en política se siga obviando esto.

Así, el racionalismo presenta un tanto de violencia al intentar incluirlo todo, es decir en este ámbito a la ley moral. Según lo indica Rolando Karothy: “Esta pretensión de universalidad, también revela que el carácter de semblante de lenguaje es el callejón sin salida en que desembocan las éticas tradicionales”.14

Si se leen a Sade en su intento de totalización, se darán cuenta que para él, el cuerpo es una materia organizada, parte de un sistema interactivo de la materia, este enfoque materialista—mecanicista es producto de un racionalismo, que en el medio científico es mas evidente.

Tenemos el ejemplo de Frankenstein. El doctor Víctor Frankenstein es el hombre de la razón, el hijo legitimo de las luces (época de Kant) y su razonamiento explícito es el siguiente: “Puesto que puedo crear nueva vida a partir de la muerte es lícito efectivamente que lo haga”.