¿Cómo nos protegen?

Es el sistema de defensa del organismo, encargado de poner en marcha una serie de mecanismos para hacer frente a la invasión masiva de sustancias extrañas (antígenos) al mismo. El tipo de respuesta inmune depende de la naturaleza del antígeno (virus, bacterias, parásitos, hongos, pólenes, determinadas proteínas alimentarias), así como de su vía de entrada al organismo (piel, sangre, mucosa del tracto respiratorio, epitelio del tracto gastrointestinal).


La primera línea de defensa previene de la mayor parte de enfermedades infecciosas y está constituida por barreras físico-químicas como son la piel y la capa mucosa (ej. a nivel nasal e intestinal) (Roitt, 1994).

La inmunidad secretora de la mucosa es el mecanismo más conocido en la defensa contra enteropatógenos. La IgA secretora en el lumen intestinal reacciona con los antígenos específicos previniendo su ataque a la superficie de la mucosa. Este efecto protector depende de la capacidad de unión al antígeno y se ha llamado inmunoexclusión (Blum, 1999).

La respuesta del sistema inmune implica una compleja interrelación entre sus componentes. Se dan principalmente tres fases en esta respuesta: identificación de la partícula extraña, destrucción de la misma y regulación de la respuesta inmune mediante diversos mecanismos de retroalimentación o "feedback" (Ortiz, 1997). El Sistema Inmune intestinal permanece "no reactivo" a la microbiota residente lo cual es interpretado como una manifestación de tolerancia inmunológica. Este proceso es de vital importancia en la integridad del intestino, un fallo en este mecanismo puede conllevar a procesos inflamatorios patológicos. Los mecanismos mediante los cuales los microorganismos autóctonos contribuyen a la modulación de la reactividad en la defensa intestinal contra los patógenos para preservar la integridad del intestino, se ha llamado efecto barrera.