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El determinismo tecnológico
En la sociedad actual, existe una creencia muy difundida que considera que la tecnología es capaz, prácticamente por sí misma, de incidir de manera directa y positiva en el desarrollo social y económico de un contexto particular. Esto es lo que autores como Chandler (1995), Daly (2000), Lima (2001) y Warschauer (2003) definen como determinismo tecnológico.
Este determinismo incluso ha sido uno de los marcos conceptuales más importantes en las corrientes de estudios optimistas que relacionan la tecnología con la sociedad. Autores como McLuhan (1992), de Kerckhove (1995) y Negroponte (1995), defienden tal postura desde la más radiante de sus concepciones. Para ellos, la introducción de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en prácticamente cualquier proceso, es sinónimo de productividad y por ende, de progreso. Esta concepción ha adquirido un valor simbólico tan importante, que suele ser retomada de forma totalmente acrítica por muchos sectores de la sociedad.
Una de las expresiones actuales que refleja con mayor claridad el determinismo tecnológico, es la llamada Sociedad de la Información (SI). Asumida por una gran cantidad de actores sociales, y en especial, por aquellos que trazan muchas de las políticas públicas; se trata de una visión, que como ya se ha mencionado, asume que la tecnología es el motor del progreso, dentro de una concepción absolutamente lineal:
(Fuente: González, 1996 en Santos y Díaz, 2003)
La
SI tiene una serie de antecedentes históricos
que resulta pertinente repasar para entender
algunas de las razones que le confieren el
peso simbólico del que actualmente
goza. Mattelart (2001) nos habla de que durante
la era moderna, diversos avances tecnológicos
como la imprenta, la telegrafía, el
ferrocarril y la radio contribuyeron a difundir
la idea de una humanidad que conquistaba
el tiempo y el espacio, gracias al avance
de la ciencia y la tecnología. Cada
uno de estos inventos contribuyó a
crear en su momento, una serie de expectativas
utópicas en relación al progreso
de la humanidad.
La base argumental presente en todos estos momentos podría expresarse de la siguiente manera: un mejor medio de comunicación llevaría a un mejor entendimiento entre los seres humanos; facilitaría los procesos educativos y por ende, conduciría de forma casi inevitable a un desarrollo científico, económico y social.
El
actual conjunto de tecnologías, inscritas
en el optimismo de la SI y que abren nuevos
horizontes esperanzadores, se integran dentro
de lo que se ha llamado convergencia
tecnológica, que está dada
por la conjunción de diversos dispositivos
y desarrollos como la informática,
las telecomunicaciones y los productos culturales
digitalizados, en un solo paquete: las TIC.
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