En
cuanto a las dimensiones de la creatividad Taylor 1959, (citado
en Ulmann, 1972), profundiza en ellas, determinando estas dimensiones
en niveles de profundidad: nivel expresivo, productivo, de originalidad,
renovador y supremo; así sitúa a la creatividad
como la máxima capacidad inteligente.
Mac
Kinnon (1960), realiza estudios con: escritores, matemáticos
y arquitectos, los cuales destacan por su talento creador; de
estos estudios se obtienen características de tipo motivacional
y temperamental, así podemos decir que los examinados
son personas que se interesan por aspectos estéticos
y teóricos, además de ser intuitivos e introvertidos.
Posteriormente,
May (1961), Mac Kinnon (1962) y Torrance (1965), encontraron
que los estudiantes con coeficiente intelectual (C. I.) alto,
no lo son así en creatividad; y los estudiantes muy creativos
pueden no tener un C. I. alto.
Wallach
y Kogan, investigaron con niños de una escuela Norteamericana
donde, a partir de los resultados obtenidos, se clasificaron
a los participantes de la siguiente manera:
Mednick (1962), con su teoría asociacionista, postula
que el proceso creativo es visto como una asociación
de elementos con alguna utilidad, y cuanto más distantes
sean los elementos que conforman esta asociación, más
creativo será el producto.
Posteriormente, Mac Leod en 1963 demostró que algunas
las investigaciones americanas se encontraban sesgadas por los
trabajos de Wertheimer, (Productive Thinking, 1945), debido
a que este autor utiliza el término de ‘creatividad’
como sinónimo de ‘productividad’, siendo
entonces cuando surge el estudio de la creatividad visto como
“pensamiento creativo”.
En este sentido, Jackson analiza el desempeño de estudiantes
con un C. I. alto y los de alumnos con alta creatividad. En
su investigación encontró que ambos grupos pueden
alcanza altos logros académicos, coincidiendo que los
estudiantes creativos tienen métodos distintos para alcanzar
sus metas y además los estudiantes con un C. I. alto
no son necesariamente creativos.