|
|||||||||||||||||||||||||||||||
|
Hacia una estética de JC Ricardo: ¿Cuál es el Cortázar más interesante entonces, el que va a buscar a la Maga?, todo el mundo se quedó buscando a la Maga en los setenta, después de él, algunos lectores de CU se verán reconocidos; y todo el mundo tuvo su parte socialista y le gustaba el Che, aunque ya no sabemos si era estrella de Rock o luchador social. De todas formas podemos ver que Gael y el Che conviven en el imaginario. Enrique: No solamente su literatura, sino que todo el mundo andaba buscando (como esa manera de estar Cortázar en el mundo) a la Maga o a su Maga. RDU: Finalmente, si hablas de una originalidad, de un lenguaje y de una contundencia, en cuál obra dirías que está más evidente el mejor Cortázar ¿Cuál sería el mejor Cortázar? Enrique: Hay una frescura en Cortázar, él renovó la escritura, hay una sintaxis bárbara en Cortázar: suprime articulaciones innecesarias, pronombres, adverbios, artículos, funciones, en fin. RDU: Pero yo puedo escribir un libro donde suprima partículas y no llegar a nada, hay un “lenguaje Cortázar”, ¿cómo es ese lenguaje?, porque si no cualquier escritor puede decir “me voy a brincar las reglas ortográficas, para hacer mi propio lenguaje y estética”. Cortázar tenía una estética muy clara y perseguía un fin muy claro también, es decir, había todo un sustento detrás de este brincarse las reglas y hacer una sintaxis distinta. Enrique: Cortázar escribió, antes de las novelas, hacia el año 50 quizá, un texto dramático llamado Los reyes, es una escritura absolutamente impecable e impresionante, una escritura digamos clásica, en el mejor sentido de la palabra; es un texto admirable, en verdad impecable, de una gran belleza poética y él, que era un pésimo poeta, ahí tiene sus destellos. Era un mal poeta, sin embargo su poesía estaba ahí. Ricardo: Bueno, él sigue una tradición clásica humanista absoluta. Un libro como Los reyes obedece a una revisión y una reformulación de la idea de la fatalidad, hay algo que reina siempre dentro de lo que es la obra de Cortázar que es ese sino fatal, ese sino trágico que le da sentido a las cosas. Enrique: Y después de eso el hombre se propuso entonces aprender a escribir mal, a desescribir; llegó a una literatura con otra forma, con la cual estaba muy contento, porque según él se asentaba más en el habla popular o se parecía al habla de la calle; escribía en argentino, como él decía, y no en castellano, no a la manera del resto del ámbito de la lengua española. Entonces va de una escritura verdaderamente admirable en su corrección, en su clasicismo, que no cualquiera consigue que no es fácil lograrla, empeña su escritura para acercarse a la escritura 'cortazariana'. RDU: Y con respecto al lenguaje, es decir, como escritor, conoce las reglas, las sigue y luego las rompe. Enrique: Siguen el mismo proceso, en este caso, Cortázar y Picasso y otros cubistas también, incuso diego Rivera, por ejemplo. RDU: Tú mencionabas que por ejemplo el sentido del humor es clave en la obra de Cortázar, su sentido del humor. Enrique: Sí, hay cierto sentido del humor cortazariano: no es un autor del tipo que hace chistes, no hay gags a la manera de Groucho Marx o de Woody Allen. Puedes recordar chistes de Groucho Marx, como tener un letrero en la tumba que diga: “señora disculpe que no me levante”. Cortázar no tiene chistes ni frases, por ejemplo, a la Oscar Wilde; digamos que hay un ambiente, un ámbito en Cortázar donde ves que está el humor, de una manera escandalosa, pero lo ves después de que entraste en su estética. RDU: Ahora, hay textos de Cortázar posteriores a la ruptura de la estructura de la lengua que siguen siendo muy correctos: por ejemplo, El perseguidor no está escrito en ‘argentino’, ni dice ‘che’ ni ‘vos’. El perseguidor es impecable, y es un texto, digamos diferente. Y, sin embargo, es un gran texto. Enrique: Ese texto es fundamental en Cortázar y él lo consideraba así porque es la toma de conciencia política, humana, de los otros; la conciencia de la otredad se da en Cortázar a partir del Perseguidor, para él es un texto importante, no porque sea o no una novela [estructuralmente hablando], a pesar de su brevedad. Ricardo: Es una novella [novela corta, simplificando el término]. Él estaba muy atenido a normas británicas. Es un texto que trata de rescatar el ámbito de ese ruido de buscar ese ruido, cuando hablas de Picasso y Diego Rivera, pero yo pensaría que Cortázar está más cerca de Jackson Pollock o de los maestros abstractos, que él está más allá del proyecto de literatura como vida, si no el hecho de que todo es parte de otro algo: la Rayuela no son verdaderamente capítulos sino trozos archivados en distintos anaqueles para que tú puedas leer nada más un cacho y te puedas ir saltando, en términos de caja china, para encontrar o no encontrar sentidos superiores. Funciona mucho en una dinámica totalmente de vanguardia, pensando en Mallarmé, en este giro de dados, en esta vocación de que él está como en una experiencia post proustiana del aparecer de la cosas. No te dice que está la piedra y le pega el sol y es por eso que puedo verla; no sé si está o no está (y eso es lo que tú me podrías decir mejor) en alguno de los capítulos De otros lados en Rayuela. Enrique: Sí, estoy de acuerdo contigo cuando hablas de los pintores como Pollock o pintores de vanguardia, yo me refería al desaprendizaje que tuvieron, similar al de Picasso, él y otros cubistas. RDU: Primero tuvieron la parte formal, la parte clásica y luego rompieron todo y dijeron ahora voy por lo mío. Es un dato importante en esta rebeldía falsa que presupone nada más saltarse las reglas para ser original, que es un error que puede cometer mucha gente. Enrique: Hay toda una trayectoria literaria, desde entonces. Ricardo: Pero hay un hecho: cómo están las cosas en el mundo y cómo se ven y este viaje de regreso que presupone la entrada de Traveler [en Rayuela], quien paradójicamente es una suerte de Ulises que no se ha movido de donde está. Oliveira es una figura que está inspirada seguramente en este poeta romano, por eso se llama Horacio. Y se llama Oliveira por Oliverio Girondo, poeta argentino. Está la vocación lúdica, por eso se llama “la rayuela”: el Cielo y la Tierra están en el mismo nivel, están en el mismo lugar es una suerte de mandala, un gran juego de tensión.
|
|
|||||||||||||||||||||||||||||
D.R. © Coordinación de Publicaciones Digitales Dirección General de Servicios de Cómputo Académico-UNAM Ciudad Universitaria, México D.F. Se autoriza la reproducción total o parcial de los artículos aquí presentados, siempre y cuando se cite la fuente completa y su dirección electrónica |
|||||||||||||||||||||||||||||||