Representaciones subjetivas Admitir que hay representaciones subjetivas nos permite, en cambio, explicar el permanente ajuste que requiere nuestra concepción del mundo objetivo sobre el cual trazamos la trayectoria de nuestra subjetividad. Claro está que la exigencia de sintetizar las representaciones subjetivas es el otro aspecto del proceso por el cual redistribuimos nuestras sensaciones bajo nuevos conceptos. Sin ella las representaciones subjetivas no jugarían ningún papel en este proceso. Esta exigencia no es más que la expresión del aspecto normativo que Kant le adjudica a las categorías y en este sentido se puede seguir considerando que todas las representaciones caen bajo la jurisdicción de las categorías, aun cuando no se encuentren sintetizadas por ellas.24 Pero, con todas estas modificaciones ¿qué es lo que ha quedado de la imagen original del plano y la trayectoria? Ha quedado un plano de objetos intencionales, algunos de los cuales pueden pasar a un plano de objetos reales si las conexiones categoriales que los determinan engloban a todos los juicios que emitimos sobre ellos, sin excluir la posibilidad de rebotar los presuntos objetos reales a meros objetos intencionales. Nos quedamos, pues, con un plano lo suficientemente flexible para permitir el tránsito de objetos meramente intencionales a objetos reales y viceversa. Por otro lado, nos quedamos con una trayectoria que incluye elementos que no representan nada, pero que son aprehendidos, es decir, son integrados a la unidad de la conciencia, en contraste con los elementos sintetizados objetivamente y que caen bajo la jurisdicción de las categorías, es decir, bajo la exigencia de ser sintetizados de acuerdo a ellas. Reconocer estos elementos subjetivos no equivale para una teoría del conocimiento a disponer con resignación un basurero para echar todo aquello que no represente ningún objeto, equivale, más bien, a dejar abierta la posibilidad de ajustar permanentemente nuestra concepción del mundo objetivo y permitir, de esta manera, el tránsito entre lo intencional y lo real.
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