Nuevos
lenguajes artísticos
El surgimiento de nuevos lenguajes
artísticos necesariamente considerará
las propiedades específicas
de estas nuevas imágenes digitales.
Imagen de síntesis o digital,
“tejida por lenguajes formales,
resulta por ello mismo particularmente
capaz de demostrar sus ventajas propias
y sus características específicas”
(Quéau, 1996:37). Así,
la principal características
de estas imágenes es “su
resistencia e incluso su opacidad”
(996:37). Philippe Quéau11
señala que el artista
del mañana se verá llamado
a valerse de la autonomía de
estos “seres intermedios”
como nuevo medio de expresión
y podrán explotar su “vida
artificial” (1996:37) para crear
obras en continua génesis.
Un número significativo de
artistas visuales ha encontrado en
el hipermedia un medio de expresión
plástica y la posibilidad de
presentar sus obras de forma multisensorial.
La idea de que el espectador pueda
interactuar, es decir, explorar asociativamente
los elementos de las obras artísticas,
al tiempo que establece una comunicación
bidereccional con el artista. Estos
son “motivos suficientes para
experimentar bajo esta nueva modalidad”,
como señala Kruger (1993:150).
Las inquietudes e intereses artísticos
de este género se resumen en
las ideas expresadas por Roy Ascott.
“Hoy buscamos un arte que construya
nuevas realidades y no un arte que
represente un mundo preordenado, finito
y artificial. Queremos un arte más
instrumental que ilustrativo, explicativo
o expresivo. Más que limitarse
a embellecer el mundo y contribuir
a su ornamentación, el artista
de la cibercultura busca intervenir
en su renovación y reconstrucción”
(1993)
Linda Jacobson, periodista y editora
especializada, sostiene que las herramientas
tecnológicas permiten a los
artistas expresar y visualizar complejas
estructuras e ideas abstractas (1992:
V). Estas herramientas participan
con el artista en los procesos creativos
facilitando la experimentación
con colores, sonidos, trazos, creación
de modelos tridimensionales, fotoretoque
y animación. El uso del hipermedia
permite a los artistas asociar efectos
y bandas sonoras con imágenes
dentro de un formato digital. Les
ofrece la posibilidad de trabajar
con las cualidades físicas
fundamentales del sonido y de la imaginería;
controlarlas con cierta precisión
y, sobre todo, combinar todos estos
elementos en sus mentes creadoras.
Es de estas combinaciones que emerge
el arte digital.
El Minimalart o minimalismo, presentaba
ya la utopía de la totalidad,
en el que la idea de obra e instalación
eran sinónimas y proponían
al espectador introducirse en la obra
de arte. Ahora, el arte digital, desmaterialziado
en tanto virtual, retoma los conceptos
de aquel movimiento artístico.
Desde un punto de vista didáctico,
la unión entre lo abstracto
de los modelos numéricos y
su representación tridimensional,
ofrece nuevas y amplias perspectivas.
Inclusive, como asegura Quéau,
la conjugación de la tecnología
del hipermedia con la de la RV permite
“sentir físicamente sensaciones
o modulaciones que representan ideas
teóricas. El cuerpo siente
la inteligencia en forma tangible”
(1996:38). Situación inédita
en el desarrollo de la apreciación
estética e, indudablemente,
tema de interés para los teóricos
de la construcción del conocimiento.
La cultura telemática que se
desarrolla actualmente en el ciberespacio,
está generando nuevas realidades
alternativas y nuevos paradigmas estéticos.
En este ámbito, una de las
formas de expresión más
destacadas es el arte en hipermedia.
A diferencia de lo que sucede en las
formas de arte predecesoras -formas
que ahora podríamos llamar
tradicionales o clásicas- en
las que las obras permanecen estáticas,
las nuevas obras de arte digital no
están precisamente definidas
por su materialidad. En relación
a esta característica del arte
desmaterializado, Quéau afirma
que “siempre en movimiento,
las obras virtuales se suceden a sí
mismas, se recomienzan en todo momento.
La obra virtual no se termina a fin
de acabarse mejor” (1996:115).
Así, según el teórico
canadiense, el arte virtual propone
una nueva relación entre la
obra, el espectador y el artista,
una relación que no es únicamente
de consumo.