cabeza

Revista Digital Universitaria
10 de marzo de 2007 Vol.8, No.3 ISSN: 1607 - 6079
Publicación mensual

 
     

RDU

 
 
 
Sin duda el rock era muy vendible y más su imagen subversiva. Inglaterra fue sacudida por ell movimiento punk y pronto la forma de vestir se popularizó a tal grado que hasta los jóvenes aristócratas se vestían como ellos, precisamente los detentores del sistema contra el que el punk protestaba.

Pronto el punk dejó de vestirse como acostumbraba, pero se había comprobado que la imagen subversiva era todo un éxito comercial. Esta lección la aprovecharían los promotores de Joan Jett por eso afirmo que fue la primera diva que sería presentada como rockera a fin de provocar el consumo de la gente que típicamente consumía lo propio del pop, aquello que no fuera más subversivo que una letra que hablara sobre los problemas amorosos de una adolescente deseosa de casarse de blanco.

Joan Jett se diferenciaría de cualquier precedente porque contó con la herramienta del videoclip, fue la primero diva rockpopera audiovisual, tiempo después no faltaron otras cantantes similares, pero en su tiempo nunca forjarían no una canción (que repito es un himno rocker aunque me pese decirlo) sino un videoclip como “I love rock and roll”.

La parte glam de Joan Jett también tenía su historia que corría paralela al punk y tenía su apoteosis en David Bowie y Alice Cooper que se maquillaron y vistieron como mujeres exuberantes, sin que por ello dejaran de ser hombres. Utilizaron pesadas sombras para los ojos, las uñas largas y el pelo más abajo de los hombros y esponjado. Sus vestimentas eran de colores llamativos además que se pintaban los labios. Un glam menos agresivo al gusto popular es el que se desarrolla en los ochenta y combinado con el punk da como resultado la moda rockera de los años ochenta.

Joan Jett aparece enfundada con su ropa de piel negra entallada, sus tenis convers y su peinado en pelo negro grafilado. El video en blanco y negro es sobrio en su manejo de imágenes.

Con Joan Jett se demostró que se podía ser rocker sin las molestias de serlo, Joan Jett era la rockera de pasarela, la demostración fehaciente de que se podía repetir el fenómeno de consumo mediático de la rebeldía juvenil propia de los punk (cuyo antecedente directo era la fiebre de los rebeldes sin causa, de los rocandroleros de los años cincuenta) teniendo el control sobre los mesajes que pudiera emitir la rockstar, es decir, que la rockera en cuestión se centrara en un look punk-glam y que cantara letras tan subversivas como los problemas de amor propios de una quinceañera o de un millonario que dedicara toda su vida a suspirar por alguien, lejos del problema de vivienda, la delincuencia, la guerra o el desempleo.

La maniquí rocker sólo cambiaba el look, el ritmo y los instrumentos musicales, pero en el fondo seguía reproduciendo la moral más victoriana posible. Era el instrumento ideal para convertir a los jóvenes al conservadurismo. La política de publicidad fue lanzar a una maniquí rocker que fuera tan subversiva como la sensación del 2005, las muñecas Bratz rokers, “apasionadas por la moda”.

Joan Jett and the Blackhearts protagonizan un videoclip donde lo obvio son los grafilados, los estoperoles en los cinturones y las muñequeras, los tenis convers todo en un blanco y negro con Joan Jett con guitarra en mano y actitud soberbia como si retara al público, como si fuera una rebelde. Nadie imaginaria que tal modelo arrancada a fuerzas de gente como Siouxie Sioux, sería el modelo a seguir y más que nada el modelo que arrojaría ventas cuantiosas y uniformaría a los adolescentes del mundo entero gracias a la popularidad de un primer frente de artistas retro clasificados como “indie” y otro frente conformado por aristócratas jugándole al rockero.


 
   
 

D.R. © Coordinación de Publicaciones Digitales
Dirección General de Servicios de Cómputo Académico-UNAM
Ciudad Universitaria, México D.F.
Se autoriza la reproducción total o parcial de los artículos aquí presentados,
siempre y cuando se cite la fuente completa y su dirección electrónica.