La apercepción trascendental (AT): Dos versiones crítica y metafísica

Si bien Kant dijo muy poco en la Crítica sobre el concepto de persona como concepto empírico, dedicó no obstante muchas páginas, en ambas ediciones, a exhibir los errores y distorsiones filosóficas del yo en la psicología racional —una pretendida ciencia a priori de la psyke humana. Así, en lugar de desarrollar un concepto empírico de sujeto —como un individuo entre muchos, del cual puede decirse que tiene experiencia (y no meras sensaciones fragmentarias) de un mundo objetivo— Kant asocia a distorsión del uso del yo con el principio de la unidad trascendental de la apercepción.

En tal situación, parecen abrirse dos caminos: por un lado resulta plausible concebir un sujeto de pensamientos como la noción de ciertos rasgos estructurales que son constitutivos del pensamiento objetivo, independientemente de los contenidos específicos y actuales de pensamiento, independientemente de los pensamientos particulares de un sujeto empírico, y por extensión, independientemente de los sujetos empíricos mismos. Pero también es tentador, por otro lado, asumir que tal noción denota una especie de entidad superlativa, el mero sujeto del pensamiento, espléndidamente aislado de todo lo empírico. En este caso, el sujeto que dice o piensa que “el yo pienso tiene que poder acompañar...” no es Immanuel Kant, el célebre soltero de Königsberg, ni, si tal pudiera ser el caso, René Descartes, el veterano de las guerras religiosas, ni cualquier otro sujeto más o menos ordinario, sino un sujeto extraordinario al que el psicólogo racional atribuye erróneamente ciertas propiedades.

 

 

Crítica