Representación de Kant con sus convidados

Este cuadro representa a Kant en su casa con varios invitados. En el punto focal, a la cabecera de una mesa se observa a Kant, como de unos sesenta y tres años, sujetando un documento frente a sí, al tiempo que lee o habla. Alrededor de la mesa, sentados todos, menos uno, se encuentran ocho amigos suyos de diferentes edades. Como él, todos portan las casacas de la época y, salvo los dos más jóvenes, llevan puestos los peluquines blancos que estaban en boga. Las miradas de todos los oyentes se centran en él, y sus expresiones varían entre la admiración y la diversión. Al fondo a la izquierda se observa al señor Lampe, valet de Kant durante casi toda su vida, vestido como el resto pero sirviendo las viandas sin prestar atención a la conversación que tan entretenidos tiene a los invitados.

Por arriba y detrás de él se encuentra una pequeña ventana que nos permite advertir que ya ha oscurecido, y probablemente se trata de una cena. La estancia es sobria pero no pobre. Sus techos son altos, la única puerta amplia, una alfombra, un biombo, un par de candelabros, un espejo y un reloj, todos de estilo barroco, adornan la sala. Un único cuadro hay en la pared. Muy probablemente quiso referirnos el artista al famoso retrato de Jean-Jacques Rousseau, único cuadro que Kant, tras recibirla de como un presente, quiso a colocar en su casa (si bien lo que cuenta la historia es que el retrato colgaba justo arriba de su escritorio, en el estudio, y no en el comedor [Manfred Kühn, Kant: A biography)1.

La mesa con que se ofrece a los comensales tampoco es sobreabundante. Probablemente presenciamos el preámbulo de la cena, o la sobremesa; más probablemente esto último, por lo que deja suponer la servilleta abandonada en la silla por uno de los comensales. No se percibe ningún manjar sobre la mesa, pero sí dos jarritas transparentes con vino tinto, y copas a medio beber; una de ellas frente a Kant.