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Consideraciones preliminares En la compilación El español de la Argentina y sus variedades regionales, que constituye una contribución fundamental al conocimiento de las variedades de español habladas en la Argentina, María Beatriz Fontanella de Weinberg (2000:51ss.) se refiere al léxico del español bonaerense señalando que a la base hispánica se agregaron relativamente pocos indigenismos propios y africanismos, así como que a la variedad se han incorporado numerosas transferencias de otras lenguas europeas, especialmente del francés, el italiano y el inglés. Señala como factores, particularmente incidentes sobre esta última adopción léxica en la región, el notorio influjo de la lengua y la cultura francesa en la segunda mitad del siglo XIX, luego el impacto de la inmigración finisecular masiva (particularmente de la de origen italiano) y más tarde “el proceso de modernización y de universalización producido en el último siglo”, cuya consecuencia lingüística fue una gran difusión del inglés. Respecto de esta lengua, Fontanella destaca su carácter de donante de numerosos préstamos, en especial por haber sido adoptada como proveedora por antonomasia de innovaciones léxicas por grupos urbanos de alto status. En el marco así trazado, la autora concluye: (...) queda por ver cuánto de este vocabulario arraigará
realmente en el español bonaerense (...) y cuánto se perderá, como
ocurrió con gran parte de los galicismos decimonónicos. Sin embargo,
la situación no es la misma que cien años atrás, ya que en la resolución
de esta situación deben tenerse en cuenta los profundos cambios ocurridos
en el mundo y en nuestra sociedad, tales como el proceso de globalización
y el papel de los medios masivos de comunicación. La previsión de que el inglés mantendría su lugar de privilegio como donante de material léxico ya había sido adelantada en un trabajo bastante anterior (Fontanella de Weinberg 1987:162), y hasta hoy se ratifica. Lo evidencian los materiales que recientemente recogimos en la ciudad de Bahía Blanca, en la referida región dialectal,1 que muestran un número importante de incorporaciones léxicas de ese origen de uso frecuente en diversos campos léxicos, en muchos casos sin adaptación completa (sobre todo, sin adaptación grafémica) a las pautas españolas. Por ejemplo, en revistas, programas televisivos y locales comerciales se encuentran brushing como designación de una técnica de peinado, gloss para el brillo cosmético para labios y body para una prenda de ropa interior, en el campo de la moda y la estética femeninas, mientras que en el de la moda masculina se registran smoking para un cierto traje de gala y boxer para un diseño de ropa interior, y entre las designaciones de vestimenta para ambos sexos (es decir, unisex) los infaltables short(s) y jean(s). Es común también referir al “estilo” como look, así como calificar la sofisticación en moda como fashion y lo exitoso como top. Alguien atractivo es sexy, y lo provocativo puede ser hot. En el ámbito comercial en general regularmente las ofertas mantienen su vigencia “hasta agotar stock”, las entregas a domicilio se anuncian como delivery y es obligatorio entregar tickets por las ventas de bajo monto. A un niño se le puede regalar un set de herramientas de juguete o un kit escolar. En el televisivo, donde todo es show, ha sido particularmente exitoso en los últimos años el reality show; productores y sponsors se desvelan por el rating y todos hacemos zapping, vemos (video) clips e identificamos slogans. Somos también sensibles al marketing y hacemos compras en el shopping (center). En vacaciones, buscamos relax yendo de camping o hacemos trekking. En el ámbito de la música, pueden distinguirse los cultores del heavy metal de los del punk o del pop. Entre los nombres de las comidas y bebidas se cuentan lemon pie, cheese cake, sandwiches, scons, bay biscuits y brownies en el caso de la panificación y la pastelería, strawberry fizz o whisky entre las bebidas alcohólicas y milk shake entre las lácteas, roast beef entre los cortes de carne, etc. De la jerga de los economistas se han desbordado al uso no profesional términos como lobby y leasing, y de la informática (e-)mail, web, nick, chat, link, mouse y pen drive. Por último, algunos antropónimos difundidos se toman de la misma fuente, como Melanie o Nicole entre los nombres de mujer y Kevin, Brian o Jonathan entre los de varón.2 Una simple lista de préstamos de este tipo (que para reflejar el ingreso efectivo debería, por lo demás, ampliarse sustancialmente) genera una multiplicidad de preguntas, como hasta qué punto las incorporaciones son comparables de acuerdo con su difusión, o a qué obedece el frecuente mantenimiento (al menos parcial, y en la escritura) de las configuraciones formales de origen. Al análisis de algunos de estos aspectos dedicaremos las páginas que siguen.
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