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La primera etapa La primera etapa. En 1887 los astrónomos de Tacubaya fueron invitados para formar parte de un proyecto internacional que construiría un mapa fotográfico de toda la bóveda celeste. Este trabajo que duró varios años, lo promovió el Observatorio de París y se conoció como la Carte du Ciel. Los mexicanos participaron y concluyeron su parte, consistente en tomar más de 3200 placas fotográficas de gran tamaño, medir con exactitud las posiciones de miles de estrellas y elaborar los mapas fotográficos correspondientes. En 1900 nuestros astrónomos participaron en el estudio del asteroide Eros, que finalmente permitió a la comunidad astronómica internacional establecer la distancia real entre el Sol y la Tierra. En 1905 una comisión del Observatorio viajó a Soria, España, donde estudió con éxito un eclipse total de sol. Una función social de gran importancia para la vida de la nación que en ese periodo realizó el personal de Tacubaya, fue determinar astronómicamente la hora exacta. Por muchos años se encargaron de trasmitirla primero por telégrafo, luego por teléfono y finalmente por radio. Gracias a ese esfuerzo, habitantes y autoridades de la ciudad de México y del resto del país, podían en todo momento saber con precisión ese dato fundamental. En abril y mayo de 1910, el Cometa Halley brilló con gran intensidad. Nuestros astrónomos, además de estudiarlo, explicaron a la población, que no representaba peligro, pues los rumores hicieron correr presagios funestos, sobre todo en los primeros días de mayo, cuando fue posible verlo a simple vista durante el día. En septiembre de 1910 murió Felipe Valle, segundo director de Observatorio Astronómico Nacional. Su lugar lo ocupó el ingeniero Valentín Gama, quien se encargó de la institución hasta mediados de 1914, así que le tocó preservarla de algunos de los más violentos sucesos de la Revolución Mexicana. Ante la aguda escasez de personal, organizó el trabajo de forma muy eficiente. Un ejemplo fue su enfoque al problema de la determinación de órbitas de cometas periódicos, donde desarrolló métodos que permitieron deducirlas en forma más rápida que de manera convencional. Al dejar Gama la dirección del Observatorio, se nombró al ingeniero Joaquín Gallo Monterrubio como nuevo director, cargo que desempeñó entre 1915 y 1946. Este personaje comenzó su formación astronómica en 1902, cuando ingresó al Observatorio para realizar prácticas. En 1904 recibió el nombramiento de Astrónomo Interino y se le envió a entrenarse en el de Yerkes de la Universidad de Chicago, así que cuando recibió el nombramiento, tenía experiencia. Para comenzar sus labores presentó un plan que contemplaba las observaciones meridianas del sol, la luna, los planetas y las estrellas; observaciones de cometas y planetas; estudio de estrellas dobles, ocultaciones estelares, fotometría y espectroscopia estelar; estudio de la actividad solar, así como la mejora del servicio de la hora y la implantación oficial de los Husos Horarios. Un eclipse notable Como ejemplo de la actividad de los astrónomos de Tacubaya, está todo el trabajo que realizaron para estudiar el eclipse total de Sol del 10 de septiembre de 1923, visible a lo largo de una estrecha franja, de no más de 179 km de ancho, que cruzó México a una velocidad media de 2772 km/h, desde Ensenada, Baja California, pasando por Sonora, Sinaloa, Durango, San Luis Potosí, Tamaulipas, Veracruz y Campeche, hasta Payo Obispo, Quintana Roo, donde dejó el territorio nacional. Desde 1919 el personal del Observatorio hizo los cálculos correspondientes y comenzó a reunir información climatológica de los sitios donde el eclipse sería total, así que en 1922 pudo orientar adecuadamente a los astrónomos extranjeros que pretendían observar ese suceso. También comenzó la preparación de los telescopios y otros equipos que los mexicanos usarían en las dos estaciones que acordaron instalar; una en Yerbanis, Durango y otra en Laguna Seca, San Luis Potosí. En ese eclipse hubo contingentes de la Universidad de California que se situaron en Ensenada, y del Sproul Observatory, instalados en la Hacienda Catalina, cercana a Yerbanis. Cerca de ese poblado estuvieron astrónomos españoles del Observatorio del Ebro y alemanes del de Postdam. Las observaciones de esos grupos fueron exitosas y produjeron diversas publicaciones especializadas. Aunque duró solamente 2 minutos, 40 segundos, tiempo muy ajustado para realizar estudios del Efecto Einstein, mexicanos, estadounidenses y alemanes hicieron esfuerzos por obtener imágenes que permitieran determinar la desviación de la luz predicha por aquel famoso científico. Las observaciones y cálculos hechos en días previos al suceso, mostraron que cerca del sol eclipsado, aparecerían cincuenta estrellas brillantes, distribuidas en torno a éste de manera simétrica. Los resultados de ese eclipse no fueron concluyentes y la solución definitiva a este importante problema científico quedó pendiente. |
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