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La influencia mutua entre lenguas: anglicismos, hispanismos y otros préstamos
Anna Maria D’Amore
 
 

¡Viva México en the United States!

¡Viva México!El inglés americano ha tomado más términos del español que de cualquier otra lengua (Mencken, 1963: 191). La frontera algo movediza entre el inglés y el español en el Nuevo Mundo explica en parte la cantidad de vocabulario español que ha tomado prestado la lengua inglesa. Antes de que la tierra que ahora constituye los estados de California, Arizona, Nuevo México, Texas, Colorado, Utah, Nevada y partes de Oregón pasara a los Estados Unidos en 1848, muchos hispanismos ya habían cruzado al inglés: corral, plaza, ranch; muchos otros llegaron con la fiebre de oro en California, y se han visto complementados y reforzados por la ‘invasión constante’ de California por visitantes transitorios (Mencken, 1963: 192). Cabe señalar que la gran mayoría de estas palabras españolas que pasaron de México a los Estados Unidos han pasado al inglés ‘general’; sin embargo, también hay una buena cantidad que permanecen en el terreno de vocabulario regional. Al otro lado de la frontera, el proceso opuesto sucede y los anglicismos se incorporan al español de Latinoamérica.

Se ha estudiado la influencia de los anglicismos como parte del Proyecto de Estudio coordinado de la norma lingüística culta de las principales ciudades de Iberoamérica y de la Península Ibérica, que se aprobó oficialmente en el tercer simposio del Programa Interamericano de Lingüística y Enseñanza de Idiomas (PILEI) en 1966. En los resultados de la encuesta del 1972 del México urbano, Lope Blanch describe la situación de México con respecto a los Estados Unidos, la cual no parece haber cambiado mucho en las últimas décadas:

México es un país sumamente expuesto al contagio con la lengua inglesa. Vecino de los Estados Unidos, tiene con ellos una frontera de más de 2,500 kilómetros. Guarda estrechas relaciones económicas con su poderoso vecino. Recibe cada año un buen número de turistas norteamericanos, y cientos de miles de mexicanos van a trabajar temporalmente a los Estados Unidos (1977: 272).

No obstante, sugiere que si bien el impacto del inglés americano sobre el español mexicano no es mayor que en otras áreas tan físicamente cercanas o políticamente ligadas a los Estados Unidos, como Puerto Rico o Panamá, es probable que el uso de préstamos del inglés sea más frecuente en México que en otras partes de América Latina (Moreno de Alba, 1972: 23, y 1999: 148). Lo que es innegable es que el inglés ha tenido un gran impacto en el español de todo Latinoamérica, sobre el español en general y, de hecho, sobre muchísimas otras lenguas, a través de la migración y como resultado de la globalización.

Rosenblat alude al carácter universal de los préstamos y demuestra que el inglés ha sido el vehículo de la adopción de palabras acuñadas de elementos griegos y latinos, y de préstamos del francés, italiano, alemán, holandés, danés/noruego, finés, turco, hindi, japonés, malayo/polinesio, las lenguas de Australia y de calcos del chino, además de americanismos provenientes de diversas lenguas indígenas de América, incluyendo palabras mexicanas que se han difundido a través del inglés a otras lenguas modernas (1990[1978]: 350–354). Cada lengua moderna, entonces, es una suerte de sopa lingüística, elaborada con ingredientes de variadísima procedencia, muchos de los cuales han pasado primero por el filtro inglés. Los ingredientes se consideran anglicismos por ser la lengua inglesa el medio de transmisión, pero se podrían considerar ‘globalicismos’.


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